Modric, tapado por una ola de balones de oro

Pasó como una noticia más. Ocurrió el lunes. El siempre esperado y pomposo anuncio del Balón de Oro cruzó rápido el firmamento noticioso. Pocos se detuvieron en él. Le faltó gancho. No tuvo la rimbombancia de lo que se aguarda con expectación porque el nombre del vencedor ya se había filtrado (algo que los organizadores deben guardar bajo siete llaves). Y porque el futbolista es irreprochable, pero el personaje no conmueve. El croata Luka Modric hilvanó otra perla más en su collar 2018: es el nuevo Balón de Oro que entrega la revista France Football. Ya había ganado el Balón de Oro del Mundial, el premio a mejor Jugador de la UEFA, el The Best de la FIFA, las distinciones como Mejor Jugador de la Champions, Mejor Centrocampista (ambos de la UEFA), Mejor Constructor de juego del mundo, que otorga la IFFHS, y algunos más, menores.

Excelente jugador, Modric, indiscutible, pero sin duda todo esto es una exageración. Ni Di Stéfano ni Pelé ni Maradona ni Messi ni los cuatro juntos en su mejor año recibieron tanto. Es como un gigantesco helado de tres gustos, bañado en chocolate y caramelo, con una cereza arriba, dos obleas de vainilla como adorno, unas nueces a los lados hundidas en unas borlas de dulce de leche y el remate con una bola de crema encima. Demasiado empalagoso. Y, como toda desmesura, recibió críticas.

Naturalmente, los diarios madridistas As y Marca lo bañaron en ditirambos del tipo “brillantísimo año”, “mago del balón”, “genio de los Balcanes” y otras. Que si jugara en el Atlético de Madrid no se haría acreedor ni al brillantísimo, ni al mago y menos al genio. Es una copia chica del fabuloso Xavi Hernández: óptimo dominador de pelota, conductor cerebral, magnífico pasador, confiable para entregarle cualquier balón comprometido y que le dé provecho, sabio para limpiar la jugada y encaminarla hacia una situación prometedora. Jugador positivo, valioso, humilde. Su éxito no se discute, agrada, porque esencialmente, lo gana un jugador que sabe todo con la pelota. Y ese es un punto muy valorable. Su único déficit es que no marca goles. Y un mediocampista de élite siempre marca algunos. El sensacional Paulo Roberto Falcao, que jugaba de lo mismo que Modric, era un volante central de 13 a 14 goles por temporada. Y en el ultradefensivo Calcio italiano. Modric apenas llega a dos.

Pensamos que con el Balón de Oro de Rusia 2018 estaba muy bien recompensado. Y que lo gana porque milita en el Real Madrid. Siendo de cualquier otro club no estaría ni ternado. Pero pareciera que existe una ley no escrita que el Balón de Oro debe ser siempre para un jugador blanco. Con esa camiseta lo ganó Figo, “un tiracentros normalito”, como lo define con brillantez un amigo. Siempre se acomoda el discurso a las necesidades. Si era Cristiano Ronaldo, “participa poco del juego, pero hace goles”. No estando el portugués, “Modric no hace goles, pero es quien arma el juego”. O bien “no hubo títulos, pero están los goles”. O, de última, “no brilló, pero fue campeón”.

A eso mismo se refirió el Cholo Simeone ante los periodistas tras la premiación: «Me hacen reír, quieren que diga lo que ustedes ya saben. Courtois se fue al Madrid y ganó el premio del mejor arquero del mundo, cuando estuvo aquí lo ganó Keylor Navas. Hay cosas que si uno habla no tiene sentido, en el mundo del fútbol hay que saber dónde estás”.

Modric es el constructor de juego de un equipo con muy poco juego, como ha sido el cuadro merengue en todos estos últimos años. Decía un cronista de Juegos Olímpicos: “En las carreras del atletismo no hay mucho para comentar, con decir <> ya está todo dicho”. Con el Madrid no es muy diferente; dado su pragmatismo, con titular “Real Madrid 2 – Valencia 1”, alcanza. Lo resaltante es el resultado.

Nuestro voto era para Antoine Griezmann, quien tuvo un año excepcional, ganando la Europa League, la Supercopa de Europa, marcando muchos goles (varios decisivos) y sobre todo siendo figura en el título mundial de Francia. Con un agregado: mostró un nuevo matiz en su juego, bajando diez o quince metros para convertirse en un lúcido orquestador de juego. Fue quien manejó los piolines en el equipo de La Marsellesa. No es simplemente un punta estacionado arriba a la espera de una jugada de sus compañeros. Fue elegido el jugador en tres de los siete partidos de Francia en el Mundial, incluida la final. Y, como Modric, tiene un guante en el pie. O sea, desde la técnica a la eficacia pasando por los logros, era imposible superarlo. Pero entró tercero en la votación y a kilómetros de distancia de Modric. Evidentemente, es un jugador con poco carisma y sin una maquinaria mediática detrás.

Julio Maldonado Maldini y Rubén Uría son tal vez los dos mejores analistas de juego del periodismo español. Maldini opinó: “A ver: si el Balón de Oro consiste en elegir al mejor del mundo, que suspendan el trofeo hasta que se retire Messi. Nadie se le acerca. Pero no, es al mejor en 2018. Su Champions y su Mundial lo penalizan. Modric, dignísimo ganador, aunque yo apostaba por Griezmann (como bien sabéis)”.

Uría fue muy contundente: “Los señores de France Football idearon un premio prestigioso, con un criterio serio y riguroso. Eso fue hace años. Hoy de aquel premio no queda nada. Sólo una estela de intereses y politiqueos que lo han embarrado hasta las trancas… Nadie tiene claro qué se vota… Este año esta pamema alcanza sus cotas más altas de surrealismo… Naturalmente que el croata es un jugador excepcional, alguien que por su trayectoria, merece un reconocimiento. Ahora bien, que sea Modric el elegido para romper la hegemonía de Messi y Cristiano en un ejercicio en el que su equipo no ha ganado el Mundial, en el que perdió la Supercopa ante el Atleti, en el que su club ha quedado a 17 puntos del primero en su Liga y en el que nadie sería capaz de recordar una actuación decisiva de Luka con el Madrid en la Champions conquistada, es, con todos los respetos, una tomadura de pelo. Si lo más importante era ganar el Mundial, es un escándalo que no gane el premio Antoine Griezmann”.

A su vez, Lluis Mascaró, subdirector del diario Sport, protestó porque Messi no estuvo en el podio, y encima figuró quinto: “Es una vergüenza que Messi no esté entre los tres finalistas del Balón de Oro. Más allá de los títulos, lo importante es jugar al fútbol, ¿y quién es el mejor futbolista del mundo, incluso de la historia…? Messi. Messi juega al fútbol cada semana durante los últimos 13 años como un auténtico virtuoso, como un verdadero genio. ¿Quién se acordará dentro de treinta años de Kaká, de Cannavaro o de Modric…?”

Vicente Del Bosque, el célebre Bigotón de la España campeona del mundo 2010 tuvo un concepto similar: “Me extraña mucho que no esté Messi entre los tres finalistas al Balón de Oro. Me extraña tanto que no lo puedo llegar a entender”.

¿Y para el premio en 2019…? Ya empezarán a sonar los nombres de Bale, Benzemá, Asensio, Isco, Kroos, Varane, Casemiro, Courtois, Nacho, Carvajal… (O)