El Astillero, cerrado como una ‘fábrica’ de arqueros
Once años se tardó Barcelona en volver a tener en sus filas un arquero extranjero, porque tras la marcha en 2008 del argentino Pablo Santillo contrató, para este 2019, al uruguayo Damián Frascarelli. Y aunque el ecuatoriano Máximo Banguera ha sido dueño de la portería canaria desde 2009, su formación y debut en primera división se produjeron con Espoli.
Lejos están las épocas (1983-2007) en que la portería de Barcelona fue propiedad única de nacionales hechos en el club o formados ahí antes de su estreno. No hubo paciencia o no tuvieron oportunidades Ayrton Morales, Víctor Mendoza Jr. y Gabriel Cevallos.
En Emelec, la historia es similar. En 2005 fue fichado Marcelo Elizaga para acabar con más de una década de control ecuatoriano de la valla azul. Comenzó el desfile de guardametas argentinos, luego nacionalizados, que han ayudado a ganar cuatro coronas en cinco campañas. Pero no hubo opciones para Ayrton Morales o Javier Cevallos. Tres exgoleros nacionales explican por qué el Astillero ya no hace goleros locales.
‘Los dirigentes y los técnicos apuestan por los extranjeros’
Walter Rolando Guerrero fue titular indiscutible del arco de Barcelona en 1984 para empezar al año siguiente la disputa por la titularidad con Carlos Luis Morales. Ganó como torero los títulos de 1985, 1987 y 1989. También atajó para Técnico Universitario, Liga de Quito y el equipo surcoreano Ulsan Hyundai Football Club. Rolo jugó en una época en que la dirigencia amarilla confió en sus divisiones menores.
¿Por qué dejó el Astillero de producir goleros propios?, se le pregunta a quien también fue preparador de arqueros de Barcelona y DT de su escuadra. Responde: “Una de las razones es que la dirigencia de los equipos de Guayaquil apuesta más por el talento extranjero, inclusive lo hacen los técnicos. No se ofrecen posibilidades para que el talento se muestre en primera A. Es cuestión de que el dirigente decida darle confianza al elemento nacional”.
Guerrero, preparador de guardametas de las categorías sub-17 y sub-18 de Barcelona, cuenta que en 1983 en el arco amarillo no rindió Ramón Chupete Quiroga y se lesionó de gravedad el notable Antonio Mercuri –ambos argentinos– y que “Isidro Romero optó por darnos la oportunidad a Morales y a mí. Así fue como el arco de Barcelona se nacionalizó por muchos años”.
Rolo revela que fue él quien recomendó el fichaje de Máximo Banguera (“en un partido entre la sub-18 de Barcelona y Espoli le vi un buen desempeño”), pero insiste en ver hacia abajo, a las categorías menores, para intentar descubrir algún talento. “En los campeonatos de reserva existen buenos jugadores, con buenas condiciones técnicas y buen biotipo, pero debe haber más interés por parte de quienes están a cargo de los equipos. Se debe trabajar más en las canteras”.
Pero la preocupación del exportero barcelonista abarca otros ámbitos distintos a la dirigencia y los técnicos. Incluye a los preparadores de arqueros.
“Existen entrenadores nacionales de porteros que son muy buenos, por ejemplo, los que están en las formativas de la Selección. El problema está en la falta de mayores oportunidades para los preparadores de arqueros del país por parte de las directivas”.
Hay que “volcarse otra vez a las canteras y apoyar el talento de los jóvenes”.
‘Nos dieron más confianza que la que tienen ahora en jóvenes’
Aunque no salió de las categorías menores del Astillero sí lo hizo de una de las de un club de Guayaquil: Nueve de Octubre, con el que llegó a la serie A. Y para reforzar sus conocimientos del puesto de arquero y obtener experiencia Álex Cevallos se marchó a otro conjunto de la ciudad, el ahora desaparecido Filanbanco, donde con 21 años jugó la Copa Libertadores de 1998 como titular.
Sus mejores momentos los vivió en Emelec, club en el que confiaron en el golero nacional, y fue bicampeón en 1993 y 1994. Ahí, con los azules, como preparador de arqueros, Cevallos compartió lo aprendido.
Sobre la ausencia en Barcelona y Emelec de guardametas nacidos en esos clubes, Cevallos tiene varias razones. “Desde las canteras no están surgiendo (arqueros) como en épocas anteriores. Esta falta de prospectos en las bases de los clubes obliga a la dirigencia y cuerpo técnico a contratar a extranjeros”, comenta.
El también exfutbolista de El Nacional, Deportivo Cuenca y Audaz Octubrino confiesa que es “preocupante un alto porcentaje de porteros foráneos en el fútbol ecuatoriano. Eso reduce opciones cuando el combinado nacional requiera uno”. Y aunque Cevallos no desmerece el “gran desempeño” de Esteban Dreer y Adrián Gabbarini –“el mejor arquero de 2018”, dice–, cree que el eléctrico “ha opacado a Adrián Bone, un arquero de selección y mundialista (en 2014) en la era de Reinaldo Rueda”.
Cevallos además considera que la falta de confianza dirigencial es clave para que el Astillero no tenga bajo los tres palos a porteros formados en sus divisiones inferiores, como era una costumbre.
“Esperemos que desde la dirigencia se les dé más oportunidades a los jóvenes. Existe poca confianza desde las directivos hacia ellos. A nosotros, en la época en que llegamos a primera división nos dieron más confianza que la que ahora les brindan a los (goleros) juveniles”, afirma el semifinalista de la Copa Libertadores 1995 con Emelec.
Cevallos, quien es director provincial de Deportes y Recreación de la Prefectura del Guayas, señala que el buen trabajo de él, de su hermano José Francisco, de Carlos Morales, Israel Rodríguez y otros “sirvió para que se apostara por el arquero local.
‘Hay una crisis y llegan otra vez más extranjeros’
Israel Rodríguez nacionalizó el arco de Emelec, del que se apoderó completamente en 1982, luego de doce temporadas en las que los uruguayos Ramón Souza Duarte, Eduardo Ñato García (luego naturalizado) y el argentino Miguel Ángel Onzari fueron los titulares indiscutidos.
Formado en las divisiones menores azules, demostró su capacidad en la Selección, en la que se recuerdan sus atajadas en Buenos Aires en el 2-2 con Argentina, por la Copa América 1983. Rodríguez, campeón nacional con Guayas en 1979, explica el porqué no surgen arqueros del Astillero.
“Hay una crisis en el país porque casi todos los equipos empiezan otra vez a contratar extranjeros para el arco. Es distinto a lo que ocurrió en la década maravillosa de los 80 porque fue, para mí, de las mejores en cuanto a producción de goleros ecuatorianos nacionales. Salieron Carlos Morales, Víctor Mendoza, Walter Guerrero, todos de buenas ejecutorias y de largas temporadas en sus clubes”.
Agrega: “Me preocupa que nos llenemos otra vez de foráneos y que Barcelona incluso traiga del exterior un preparador de arqueros (el chileno Nelson Tapia). Aquí hay muy buenos exporteros. Es una pena que Barcelona y Emelec no tengan opciones en sus divisiones menores para buscar el arquero ideal”.
Del fichaje del charrúa Damián Frascarelli para el club canario, Rodríguez comentó: “No dudo de su capacidad. Estuvo dos años en un equipo que no es competitivo y fue lo mejor del Guayaquil City. Pero ¿Barcelona tenía necesidad de él? Yo creo que Máximo Banguera está muy bien y es un arquero vigente. Si buscamos que los jóvenes tengan más posibilidades y se les abra la opción de pelear el puesto con Banguera, traer a Frascarelli les merma oportunidades”.
Al exfutbolista se le consulta quién será el titular torero. “La competencia debe ser sana. Ya no se podrá decir que Banguera tiene poca exigencia. El que sea titular estará en capacidad de quitarle el puesto al otro en cualquier momento”.
Y de los métodos de enseñanza para tapar, que ya casi no incluyen atenazar el balón sino rechazarlo, explicó: “La pelota ha ido cambiando. Parece jabón, y es liviana y resbaladiza, y por eso se modifican las prácticas. Pero también se debe enseñar a ser atajador y agarrar el balón. (D)