Museo de Jama aplica un plan de restauración

Quito –

“Nunca tuve en mis manos una obra de hace 2.000 años. Estoy nervioso. Algo así solo he visto en un museo”, dijo emocionado el embajador de Estados Unidos, Todd C. Chapman.

Tomando delicadamente la botella silbato, una magnífica obra de Jama, miró todos los costados y luego la figura fue puesta en manos de la restauradora Sylvia Ortiz.

Chapman recorrió con entusiasmo el taller de Sylvia, en Guápulo. El taller ocupa los ambientes principales de una casa del Quito antiguo, frente al cementerio. “Ese cementerio me llama la atención. ¿Es hermoso, verdad? Cuando yo muera quiero que me entierren allí”, manifestó Sylvia entre risas, mientras invitaba a los visitantes a mirar su trabajo.

Sylvia se muestra inquieta. La tarea de esa mañana no fue únicamente dirigir la restauración de las piezas del museo de Jama (Manabí) destruido en el terremoto del 16 de abril de 2016. Tiene, además, que ofrecer explicaciones sobre el trabajo al patrocinador de este proyecto, el embajador de Estados Unidos en el Ecuador.

Estos son los bienes culturales y son objetos materiales o manifestaciones intelectuales que tienen un valor representativo dentro de su género y que reúnen características que identifican a una cultura, dice Sylvia. Y en este caso, los objetos arqueológicos contienen información sobre todos los aspectos de la cultura Jama-Coaque, a la que pertenecen, agrega. “Al estar compuestos de materiales como arcilla, hueso, piedra o metal, los bienes culturales arqueológicos son susceptibles a alteraciones causadas por la luz solar o artificial, la humedad, el tipo de suelo, los terremotos, la actividad humana y otros”, indica.

Estamos muy orgullosos de patrocinar este esfuerzo. Estar aquí junto con los restauradores

y las piezas arqueológicas de más de dos mil años es una emoción grande”.

Todd C. Chapman, embajador de Estados Unidos.

Explica que las obras del museo que se salvaron quedaron muy trizadas. Y han realizado un trabajo de rompecabezas para unir sus piezas y darle la forma original, procurando, en todo lo posible, no alterar ningún detalle. “Si debe quedar un hueco porque ese pedazo no se encontró, pues queda así. Eso es preferible a tener que ‘soldar’ para ver una pieza entera”. Pero admite que se añade algo extra solamente si ese objeto requiere ese apoyo para mantenerse en pie.

Esta restauración está en su última etapa. Se anuncia que estaría ya exhibiéndose en junio, contando con las instalaciones del nuevo museo, obras que están a cargo de otra institución, estén terminadas. (I)