Hay perversidad del Gobierno de Lenín Moreno en el proceso de vacunación, criticó Ramiro Aguilar

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“No tiene perdón de Dios” el maltrato a los adultos mayores, reaccionó el exasambleísta.

Punto Noticias. “Hay que contenerse, porque tengo en la garganta un montón de adjetivos, todos peyorativos, para describir a Lenín Moreno, a su gabinete, a su gobierno, a sus aliados, a sus amigos, a sus cómplices, a sus encubridores. Esto no tiene nombre y, para quienes cree en Dios, no tiene perdón de Dios”, manifestó Ramiro Aguilar.

El exlegislador y analista político comentó que su padre, que tiene 79 años, fue llamado a vacunarse a las 12 del día en el Central Técnico, estuvo desde las 11h00 y fue vacunado cerca de las nueve de la noche. No comió, no tomó agua, estuvo rodeado de un montón de gente y la preocupación mayor es que no se haya contagiado, porque la vacuna no funciona inmediatamente, indicó.

Deploró que lo mismo pasó, de nuevo, en los lugares donde debía ser vacunada una alta cantidad de adultos mayores.

Aguilar cuestionó que no solamente es el proceso de vejación, de burla, de maltrato a los adultos mayores, sino que son tan sinvergüenzas, dice, que creen que con la renuncia de un ministro portátil de Salud el tema queda saldado.

“Es un culebrón de mal gusto, propio de malvivientes”, soltó, al referirse a las denuncias del exministro Falconí de que todo este maltrato es culpa de las autoridades del Gobierno y este dice que no, que se cambiaron las vacunas, etc.

Condenó que atrás de todo esto hay perversidad, hay un concepto perversamente darwiniano; es decir, que sobrevivan los más fuerte. “¡Qué carajo me importa a mí que se mueran estos viejecitos!, a los que tan torpemente se refiere el presidente Moreno. Qué les importa los adultos mayores si sus amiguetes ya se vacunaron”, señaló.

En su opinión, claramente hay una posición de un grupo de extrema derecha neoliberal que lo que quiere es que se vaya depurando la población ecuatoriana y se queden los más fuertes y, si pueden, deshacerse de los adultos mayores, que para ellos es un peso para la seguridad social.

“Esta gente do tiene escrúpulos, esta gente no tiene principios”, sentenció Ramiro Aguilar.

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