2 mujeres relatan los abusos de la fuerza pública durante las protestas

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“No somos criminales, no somos extranjeros pagados, somos patriotas ecuatorianos”, dijo una de las afectadas

Punto Noticias. Jhajaira Urresta, quien perdió su ojo izquierdo, relata que a metro y medio de distancia le dispararon una bomba lacrimógena, mientras participaba del cacerolazo barrial en La Tola. Nicole Villafuerte, del medio digital Voces, comenta cómo fue detenida mientras realizaba una cobertura periodística durante el paro nacional en octubre. Ambos testimonios fueron presentados en el Grupo Parlamentario de Derechos Humanos.

“Tomando el slogan del Presidente: Toda una vida, toda una vida nos limitó, toda una vida nos violentó. Tengo 27 años y quiero que me diga qué voy a hacer toda una vida. Dejo sobre él (Presidente) la carga de mi familia, el sufrimiento que provocó, bajo medidas desquebrantadas en violencia”, comentó Urrestra, quien tiene un hijo de 4 años de edad.

En contra parte, el Presidente de Ecuador, Lenín Moreno, realizó un homenaje a los efectivos de la Policía Nacional y agradeció “la actitud y valentía de la Policía Nacional. Es muy destacable el agradecimiento de un pueblo que hoy más que nunca los quiere”.

Según la defensoría del Pueblo, son 8 personas que perdieron un ojo por impactos durante los 11 días de manifestaciones en contra de las medidas económicas anunciadas por el Presidente Moreno.

La joven espera ser recibida por las misiones de la CIDH y la misión de la ONU que visitarán Ecuador para analizar las vulneraciones de Derechos Humanos durante las protestas.

Otro de los testimonios que recibió el Grupo Parlamentario fue de Nicole Villafuerte, quien dijo que fue detenida “de forma ilegal y arbitraria” mientras realizaba una cobertura para el medio Voces.

En San Blas, dijo, les rodearon más de 6 policías, en caballos y a pie, y empezaron a golpear a su amigo. “Empecé a pedir que paren y un policía me amenazó con golpearme. Se llevaron a mi compañero y un policía gritó “ella estaba lanzando piedras”. Me tomaron de los brazos. Comencé a llorar y me lanzaron gas pimienta en los ojos y cara, a menos de 10 centímetros, riéndose y diciéndome que es para que llore de verdad. En eso no podía ver nada y sentía que me quemaba la cara y me subieron a la moto”.

Fuente: Grupo Parlamentario de Derechos Humanos

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