¿El miedo te paraliza?, podría ser una fobia
Miedodesproporcionado es lo que existe detrás de una fobia. Su nombre proviene del griegofobos, que significa pánico.
Tal vez no para todos esté claro el sentimiento que experimentan las personas que padecen una fobia. En algunas ocasiones la razón de los miedos puede ser un objeto o situación bastante común.
Pánico, miedo y terror, definen perfectamente lo que sienten las personas al desarrollan una fobia. Esa sensación es involuntaria y, aunque generalmente ocurre luego de una situacióntraumática, no se pueden generalizar los motivos.
Si hablamos de miedos extraños, la lista es larga. El temor se esconde tras nombres complicados pero en situaciones bastante cotidianas; ni los pensamientos se salvan de estar en esta enciclopedia de cosas atemorizantes.
Un ejemplo son las fobias de impulsión, en las que pensamientos negativos –como hacer daño a sus seres queridos- invaden al individuo. El miedo en este caso es a perder el control. En otras personas, el miedo incluso los persigue hasta la cama. La somnifobia, o temor a dormir sin duda será un impedimento para un buen descanso.
El listado es largo, desde cosas tan cotidianas como plantas (Botanofobia) hasta situaciones comunes como socializar y hacer nuevos amigos (trastorno de ansiedad social -TAS-) no parece haber un punto claro de origen.
En el caso de Gabriela Jaramillo, quien lleva 29 años sobrellevando una fobia poco común, las señales iniciaron cuando tenía ocho años. Ella cuenta que su preocupación por el vómito llegó desde que era una niña, sin embargo fue diagnosticado cuatro años después cuando cumplió 12 años.
La joven piloto sufre Emetofobia, o temor a vomitar. Jaramillo cuenta que luchó mucho en los primeros cuatro años, ya que como su fobia es tan rara, los doctores no lograban precisar qué era lo que tenía. Lo que empezó con nauseas normales terminaban en ataques de pánico.
Cuando una fobia llama a puerta, todo cambia y en el caso de Jaramillo fue así. Una nueva rutina siempre cuidando qué comer y qué tocar; porque el pensamiento de que algo le pueda producir ganas de vomitar la obligaba a estar atenta a toda hora.
Ella reconoce que en los primeros años no llegó a afectarle tanto el hecho de tener una fobia, pero con el pasar del tiempo, se dio cuenta que -en su caso- era muy difícil deshacerse del miedo. “No hace mucho, cuando cumplí 27, me di cuenta que iba a pasar con esto toda mi vida”, señaló. Para la joven esto la llevó a experimentar ansiedad y depresión.