Durante la pandemia, las mascarillas han ocupado un lugar importante, ya que con ellas se evita la propagación del virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad covid-19. Esta ha dejado 21,9 millones de infectados; solo en Ecuador son 102 941 casos, hasta este martes 18 de agosto del 2020.

Mascarillas de tela capacidad de protección

En el mercado hay dos tipos de tapabocas: las médicas en donde están las N95 y las quirúrgicas; y las de tela. Todas actúan como una barrera de protección para evitar el paso de gotículas emitidas cuando una persona estornuda, tose o habla.

En algunos casos, estas micropartículas caen al suelo o se quedan en manijas de puertas, asientos, pasamanos del transporte público, botones de ascensores.

Pero las gotitas más pequeñas permanecen como aerosol suspendidas en el aire, por lo que hay un mayor riesgo de contagio al otro, según un estudio elaborado por el Equipo de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

En este documento, por ejemplo, se determina la eficacia de los tapabocas. En los N95 es del 99,5% en partículas pequeñas. Las quirúrgicas están diseñadas para proporcionar una barrera contra salpicaduras y gotas. Su eficacia va del 10 al 90%; depende del buen ajuste y del sellado facial, es decir, de los espacios que quedan descubiertos en la nariz y boca.

Mientras que las de tela son más usadas por la ciudadanía. Están elaboradas con varios tipos de fibras, como algodón y gasa.

Estos cubrebocas tienen una menor capacidad de filtración en comparación con las médicas, por lo que deben cumplir con algunas recomendaciones para mayor seguridad. Los poros u orificios de la tela -según el estudio- deben ser pequeños para evitar el ingreso y la salida de partículas.

¿En cuántas lavadas los cubrebocas de tela pierden su capacidad de proteger contra el coronavirus?

Otro de los hallazgos es el deterioro de la mascarilla. “Cada ciclo de lavado disminuye la eficiencia de filtración, debido a la eliminación de las microfibras del poro. Este efecto se observa sobre todo luego del cuarto ciclo de lavado, bajando en un 20% su eficacia inicial”, según el estudio universitario.

La médica y docente de la PUCE, Andrea Manzano, señaló que luego de una revisión bibliográfica (metodología) se obtuvo que con el lavado se pierde la eficacia de las mascarillas, ya que la permeabilidad disminuye. “La mascarilla de tela debe lavarse máximo cuatro veces; además debe tener tres capas para una mejor protección”.

Adicionalmente, las personas deben leer las recomendaciones que vienen en la caja o si las compran en la calle deben preguntar el material.

En los locales además se venden mascarillas que pueden usarse más de 25 veces. “Las personas cometen errores. Si en la caja dice que resisten 25 lavadas, este insumo durará ese número, por lo que luego deben desecharlas. El tapabocas debe lavarse a diario. Si no se lo hace, la tela se va desgastando”.