Lucha a muerte entre un ratón y un avispón asesino, insecto que preocupa a EEUU

La llegada de la vespa mandarina a Norteamérica despertó la alarma de la comunidad científica: cada año mata a alrededor de 50 personas, y en pocas horas, es capaz de aniquilar colmenas de miles de abejas. La llegada de vespas mandarinas a la costa oeste de EEUU ha despertado la preocupación de apicultores, entomólogos, agricultores y comunidad científica.

El insecto, conocido como “avispón asesino” y procedente del este de Asia, no es solamente letal para los humanos, sino que, además, es capaz de aniquilar colmenas enteras de abejas en cuestión de horas, y puede luchar contra presas del doble de su tamaño.

Así se observa en un video que captó los desesperados intentos de un ratón por liberarse del avispón gigante. Durante un minuto, el roedor lucha por su vida, y trata de escapar de la vespa, que después de clavarle el aguijón, intenta inmovilizar al mamífero con sus largas patas.

A pesar de sus esfuerzos, el ratón finalmente cae exhausto en el asfalto. En los segundos finales, el insecto vuela y se aleja del lugar.

Las imágenes, de gran sensibilidad, demuestran la letalidad de la avispa gigante, que cada año mata con su poderoso veneno a alrededor de 50 personas en el este de Asia. Además, ayudan a comprender la alarma de la comunidad científica en EEUU, que ha insistido en que la especie supone una gran amenaza para las colmenas de abejas del país.

Aunque la vespa mandarina es originaria del continente asiático, y nunca antes se había detectado su presencia en América del Norte, desde diciembre de 2019 se han reportado distintos avistamientos en la costa oeste, concretamente en el estado de Washington y en White Rock, Canadá. Y ahora, parece que la especie amenaza con extenderse por el territorio.

Según explicó el apicultor y entomólogo canadiense Conrad Berube al diario The New York Times, un enjambre de avispones asesinos lo atacó recientemente en Vancouver Island.

“Fue como si me clavaran chinchetas al rojo vivo en la piel”, explicó.

Cuando lo persiguieron era de noche. Berube estaba preocupado por el riesgo que las vespas suponían para sus abejas, así que decidió destruirlas. Se acercó a la colmena para eliminarla, pero el ruido del cepillo que cargaba y la luz de la linterna despertaron a los avispones.

A pesar de que se había protegido con su traje de apicultor y se había puesto además unos pantalones de chándal, unos pantalones cortos y férulas en los tobillos y en las muñecas, las vespas lo picaron siete veces, logrando penetrar las capas de ropa y llegar hasta la piel. Hoy, el apicultor canadiense tiene suerte de seguir con vida, ya que el veneno de este insecto contiene neurotoxina, y varias picaduras de su aguijón son letales para el ser humano. De acuerdo con los expertos, puede llegar a provocar un paro cardíaco y un shock anafiláctico.

Aún así, aquella noche Berube decidió correr el riesgo para defender los nidos de sus abejas. Y es que el avispón gigante asiático utiliza su mandíbula para decapitar de forma brutal a las productoras de miel. Aunque desechan la cabeza de su presa, conservan el cuerpo y se lo entregan como alimento a sus crías. Normalmente emprenden el ataque en grupo, y pueden destruir la colmena de sus víctimas en unas horas.

Estas embestidas no solo se han registrado en Canadá. En noviembre, un apicultor del estado de Washington acudió a trabajar y encontró “miles y miles” de sus abejas decapitadas.

“No podía entender qué podría haber hecho eso”, explicó el hombre, según recogió el diario británico Daily Mail.

En noviembre de 2019, las abejas fueron declaradas el ser vivo más importante del planeta, según Earthwatch Institute. Y es que el 70% de la agricultura mundial depende exclusivamente de ellas, concretamente, de su labor de polinización.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, aproximadamente dos terceras partes de las plantas cultivadas que se utilizan en la alimentación de los seres humanos dependen de la labor de estos insectos. Sin embargo, la población de abejas disminuyó casi un 90% en los últimos años por el abuso de pesticidas, por la deforestación y la falta de flores, motivo por el que la especie fue declarada en peligro de extinción.

Solo en Argentina murieron en 2018 un total de 72 millones de abejas. En septiembre de 2019, 500 millones fallecieron en Brasil.

Ante este panorama, científicos estadounidenses y canadienses se han propuesto exterminar al “avispón asesino”, y han iniciado una búsqueda de estos insectos a gran escala para evitar que se establezcan en el país y aniquilen las colmenas de abejas.

“Esta es nuestra última ventana para evitar que se establezca”, aseguró Chris Looney, entomólogo del Departamento de Agricultura del Estado de Washington. “Si no podemos hacerlo en los próximos años, probablemente no se pueda hacer”, sentenció.