Los reyes de la narcomúsica quieren conquistar Estados Unidos

Los Tucanes de Tijuana tienen prohibido tocar en la ciudad fronteriza que les dio el nombre, pero este viernes 12 de abril la agrupación mexicana de narcocorridos llega a la cuna hípster de la música anglo: el Festival Coachella.

El grupo, uno de los máximos representantes de la música norteña mexicana, fue expulsado de Tijuana hace una década por órdenes del entonces jefe de la policía local, Julián Leyzaola, tras un supuesto saludo a dos reputados narcotraficantes durante un concierto en 2008.

Pero eso no ha impedido que los Tucanes sean invitados al festival californiano, uno de los más famosos del mundo, donde tocarán este viernes en el día inaugural.

“El narcocorrido, que solía hacer este registro de la clandestinidad violenta de los traficantes, ahora se consume en Coachella. No duden que algunos hipsters vayan disfrazados de narcos”, dijo a AFP Oswaldo Zavala, autor del libro “Los cárteles no existen: Narcotráfico y cultura en México”.

Con 30 años de carrera y más de 15 millones de discos vendidos, Los Tucanes de Tijuana será el primer grupo norteño que actuará en Coachella, tras el éxito que obtuvo la agrupación mexicana de cumbia Los Ángeles Azules el año pasado.

Pero tienen una trayectoria polémica en México por sus homenajes a figuras como el traficante Joaquín “Chapo” Guzmán.

Leyzaola estableció durante su gestión en Tijuana (2008-2010) reglas contra la cultura del narcotráfico. Los músicos que daban conciertos en la ciudad debían firmar una cláusula donde aceptaban, entre otras cosas, la revocación de su pago si hacían mención a los capos.

Los Tucanes, cuyos integrantes curiosamente no son originarios de Tijuana, sino de Sinaloa -cuna de famosos capos de la droga- son uno de los exponentes más populares de los narcocorridos.

Este género relata vivencias de los narcotraficantes, muchas veces con “más ficción que realidad, mezcladas con elementos atractivos para el consumidor”, según Zavala.

La agrupación, ganadora de un Latin Grammy, ha reclamado por años que sus canciones, señaladas por presunta apología del delito, son censuradas frecuentemente en emisoras mexicanas. Pero su popularidad, lejos de apagarse, ha crecido.

De Sinaloa para el mundo

Llegar a Coachella -con las estrellas Ariana Grande y Childish Gambino como cabeza de cartel- es un hito para Los Tucanes, dice Zavala.

“Coachella es el espacio de mayor consumo hípster de la música (…) además está cruzada por marcadores de poder de raza y clase de la alta cultura consumista estadounidense”, opinó.

Mario Quintero, líder de Los Tucanes, dijo que la invitación vino de la empresa organizadora Goldenvoice, que se acercó al grupo por el furor que despertó un reto viralizado en redes sociales donde suena “La Chona”, una canción escrita por la banda hace 24 años.

En el reto “La Chona Challenge” -la versión mexicana del “In My Feelings Challenge”, creado en Estados Unidos por el comediante Shiggy- la persona debe bajarse de un auto en movimiento mientras baila la canción.

“La tecnología ha hecho que nuestra música trascienda, aunque en algunos lugares nos censuren”, dijo Quintero.