Fauna rescatada: las huellas del regreso a la libertad

Los chillidos altos y peculiares advierten que algo se encuentra en la veterinaria. Se trata de dos nutrias bebés, de poco más de dos semanas de nacidas, que llegaron al zoológico ElPantanal cuando todavía no podían abrir los ojos. El médico veterinario, Ricardo Chiriboga, cuenta que estos animales fueron encontrados mientras se realizaba una excavación que daría paso a nuevas construcciones.

Hace cinco años recibir nutrias era una novedad para los cuidadores de este zoológico; sin embargo, esta es una realidad que cada día se hace más común. Y no son solo nutrias, todo tipo de especies llegan a los centros, fundaciones, parques y zoológicos en todo el país por diferentes motivos. Algunos en buen estado de salud, otros en cambio necesitan ser tratados o podrían correr el riesgo de morir.

Aunque a este zoológico los rescates no llegan todos los días, sí pasan con mucha frecuencia, tanto así que antes de comenzar la entrevista el comunicador de Chiriboga anunció la llegada de unos hombres con un ave herida. “Recibimos más o menos dos animales por semana, y cada vez es más frecuente”, recuerda el veterinario.

Esta realidad también la experimentan los agentes de la Unidad de Protección del Medio Ambiente (UPMA). El mayor Wilson Coloma, jefe de la UPMA de la zona 8 —que incluye Guayaquil, Durán y Samborondón— manifiesta que recibir llamadas de rescate, por ejemplo, para retirar boas que han llegado hasta el patio de las casas, no es sorpresa.

Según sus cifras, en 2017 rescataron a 486 especies y de enero a septiembre de 2018 lograron efectuar 437 intervenciones. Pericos, tortugas y boas son las especies con las que comúnmente se encuentran al atender las llamadas de auxilio.

Este tipo de hallazgos se debe principalmente a la expansión humana. Chiriboga piensa que esta es una de las principales razones por las que animalessilvestres terminan heridos o como mascotas. “Mientras más crecimiento poblacional hay, menos hábitat para los animales habrá”, según su punto de vista.

Otro problema, que tampoco es ajeno en Ecuador, es el tráficode especies. Coloma dice recibir de dos a tres alertas por semana, aunque si se trata de la zona 8, descarta la existencia de una organizacióndelictiva dedicada a esta actividad, más bien se trataría de “personas comunes” que comercializananimales.

Rafaela Orrantia, directora de la Fundación Jambelí, se especializa en trabajar con loros y guacamayos, especies que por su plumaje y características suelen resultar atractivas.

Para ella la razón de que este tipo de especies puedan ser traficadas se debe a que “a las personas les gusta tenerlas de mascotas”. En esta fundación se mantienen a 43 guacamayos, de los cuales 16 llegaron —a lo largo de estos años — por motivos de rescate.