Los 15 tipos de trabajo para los que deberías usar la IA según un profesor universitario
Cada vez nos acostumbramos más a estar rodeados de productos de inteligencia artificial, como los modelos de lenguaje de ChatGPT, Google (Gemini) y otras empresas como Facebook (Llama) o Anthropic (Claude). Lo normal es que ya hayamos trasteado algo con ellas para ver qué pueden ofrecernos realmente. Lo normal, también, es que nos hayan decepcionado al comprobar que, en realidad, no son demasiado inteligentes. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.
No obstante, sí que podemos ver que son útiles a la hora de acelerar ciertas tareas, facilitándonos la búsqueda de información o asistiéndonos de diversas formas. Es posible que seas un entusiasta de la tecnología y recibas la innovación en este ámbito con los brazos abiertos, pero dudes mucho sobre en qué tipo de tareas sería mejor empezar a usar la IA en el día a día, dado que aún es una tecnología inmadura y utilizarlas de forma equivocada puede acabar añadiéndonos trabajo en lugar de ahorrándonoslo.
Por ello, merece la pena mencionar las pautas que ha publicado en su blog de Substack el profesor universitario Ethan Mollick, expero en emprendimiento, innovación e IA de la Universidad de Pensilvania.
Mollick ha compartido un decálogo de «15 ocasiones en las que usar la IA y 5 en las que no», con la intención de guiar a los curiosos e interesados en estos chatbots para que puedan aplicar la tecnología existente de manera responsable y eficaz, evitando un uso improductivo en materias en las que, sencillamente, aún la IA es demasiado inútil.
Las mejores formas de usar la IA
Aunque Mollick las comenta más en profundidad, nosotros podemos resumir de manera rápida estas 15 situaciones en las que merece la pena trabajar con la IA de la siguiente forma:
- Cuando se busca la cantidad: porque aunque no todas las ideas de la IA serán buenas, sí que puede generar muchas propuestas, pudiendo usarla para una lluvia de ideas, por ejemplo.
- En tareas en las que el humano es más experto: la IA puede ofrecer información valiosa, pero también puede alucinar, por lo que es vital que la persona sea experta en la materia para poder distinguir lo que tiene sentido de lo que no.
- Para resumir información: la IA es útil para resumir libros enteros o artículos largos, aunque puede no ser capaz de verificar qué información de la contenida es real.
- Para la traducción entre distintos tonos: la IA puede adaptar documentos o textos a diferentes audiencias u objetivos.
- Para superar el bloqueo creativo: podemos usarla para superar bloqueos, ya que la IA puede proponernos alternativas y posibles soluciones.
- En tareas donde la IA supera a los humanos disponibles: este punto se refiere a que, si en nuestro equipo de trabajo no contamos con gente experta, la IA podría suplir ese papel si es necesario (aunque conlleve un porcentaje de error).
- Para obtener contexto y detalles: podemos usar la IA como compañera de lectura, ofreciéndonos contexto o información sobre un término o concepto concreto.
- Para generar variaciones: la IA produce múltiples versiones de un texto o idea, ayudando al usuario a elegir la mejor opción.
- En trabajos que a la IA se le dan mejor: en actividades como la programación, o aquellos en los que las investigaciones apuntan a un mayor porcentaje de acierto por parte de la IA.
- En la simulación de perspectivas: la IA ayuda a prever cómo un mensaje será recibido por diferentes audiencias (hostil, amigable, neutral).
- Para emprendedores: cuando no tenemos muchos recursos disponibles, la IA puede ayudarnos como si fuera un consultor, ofreciéndonos una orientación valiosa para sacar adelante nuestro proyecto.
- Perspectivas específicas: puede simular reacciones o puntos de vista de personajes o roles ficticios para enriquecer una idea. Esto podría servirnos al escribir una novela, o a la hora de prepararnos ante una reunión de negocio, por ejemplo.
- En la automatización de tareas repetitivas: los trabajos repetitivos siempre son los más fáciles de sustituir.
- Para obtener segundas opiniones: podemos pedirle una perspectiva que no hayamos tenido en cuenta para valorarla por nuestra cuenta.
- En las tareas donde la IA supera a los humanos: este punto es un tanto redundante pero, de nuevo, hablamos de aquellos ámbitos en los que se vaya demostrando la eficacia de la IA. Con el tiempo, se espera que estos campos vayan aumentando.
En cuanto a las situaciones en las que es preferible no usarla, las conclusiones de Mollick no son demasiado sorprendentes. Tal y como nos puede decir el propio sentido común, no deberíamos usar la IA cuando el margen de error es intolerable, o cuando se requiere una alta precisión. Y por supuesto, no deberíamos nunca usar la IA de forma inocente, tomando por válido todo lo que nos dice. Es esencial que el humano realice, en la medida de lo posible, una labor de fact-checking o comprobación. Al menos, si la persona en cuestión valora algo la calidad del trabajo realizado.