Desconfianza, legado de casi cinco décadas de explotación petrolera en Ecuador

Las reservas probadas de crudo del país ascienden a ocho mil trescientos (8,3) millones de barriles, según la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y BP (la petrolera británica British Petroleum).

Con una producción promedio anual de 200 millones de barriles (548.000 por día), lo disponible alcanza para 40 años, según expertos.

Otros países del continente tienen menos reservas, como México (7,2), Argentina (2,2) y Colombia (1,7), pero una mayor capacidad de producción con 2,2 millones de barriles al día, casi 600.000 y un millón en su orden. “Esos países sí saben que hay que sacar el petróleo actualmente antes que se quede sin uso”, refiere el experto Fernando Santos sobre la investigación para encontrar fuentes de energía alternativa que contaminen menos el ambiente, que el petróleo.

Las autoridades han sido austeras al momento de calcular las reservas. Es un legado de los periodos de dictadura militar de los años setenta del siglo XX cuando se decía que el país tenía 1.700 millones de barriles, según René Ortiz, expresidente de la OPEP.

Pero la producción desde que se inició la extracción de crudo del Oriente ya acumula más de cinco mil millones de barriles, aparte de la reserva.

La relación conflictiva de los pueblos autóctonos amazónicos y los colonos con los madereros y los técnicos petroleros ha complejizado y demorado la explotación.

En Sucumbíos y Orellana hay mecheros. Foto: Cortesía Sabine Desprats Bologna.

Ortiz afirma que desde la confirmación de que existe petróleo en una zona hasta que se extrae el primer barril y se lo coloca en un puerto de exportación pasan siete años. “Pero en Ecuador ese tiempo promedio es de diez años”.

El historial de explotación ya deja muertos, desde los lanceados por los huaoranis, pueblo ancestral del nororiente del país, quienes también han fallecido a bala. Esto en medio de la desconfianza por las promesas incumplidas realizadas por el Estado y las petroleras.

La concepción negativa que tiene la población amazónica sobre la actividad está basada en hechos tangibles como derrames, piscinas contaminadas y que la mayor parte de las regalías del recurso que es sacado del subsuelo de sus comunidades, históricamente ha ido a otras ciudades. “El dinero se fue a Quito, Guayaquil, Ambato y los cantones de la Amazonía están menos desarrollados, pero sí se ha dado un desarrollo igual”, dice Santos.

Los demandantes plantearon una acción de protección contra el Estado aduciendo que fueron engañados en 2012 por técnicos que les dieron regalos, comida y les ofrecieron más servicios, sin aclarar que a cambio tenían que dar la autorización para explotar el petróleo. Esto en el marco del derecho constitucional a la consulta previa, libre e informada.

Parte de las reservas probadas del país están justamente bajo los territorios indígenas de la provincia de Pastaza en la que se han superpuesto bloques petroleros con fines de exploración y explotación. “Todavía puede haber más porque se sospecha que en esa provincia hay petróleo bien profundo, pero es muy caro perforar a esas profundidades… Pueden ser unos cuatro mil millones (de barriles) más”, añade Santos.

El recurso petrolero en explotación, en el nororiente del Ecuador, está a unos tres mil metros de profundidad. El que está en el subsuelo más al sur, dice el especialista, estaría entre cinco mil y seis mil metros de la superficie.

“En Pastaza se espera encontrar un petróleo extra liviano, cómo se van a oponer a que saquemos un petróleo de gran calidad”, indica Santos.

Que quede claro: defendemos nuestra selva, nuestra cultura y nuestro derecho con nuestra vida”, señala Nemonte Nenquimo, presidenta del Consejo Huaorani de Pastaza, en un español entrecortado, sobre la demanda para detener la exploración y explotación.

La situación es compleja. En la zona también están los pueblos en aislamiento voluntario, los taromenane y tagaeri, dos clanes nómadas de los huaoranis. “Yo aquí no estoy por mí sino para el futuro, todos los niños que van a venir, gracias a mi padre, a mi abuelo, ellos eran guardianes de la selva y me están acompañando, yo no me voy a sentir sola. Nuestro territorio es nuestra decisión y nuestro territorio no está en venta”, refiere.

El humano está cambiando el planeta…, hay que unirnos, parar para vivir bien, si no hacemos acción, eso quiere decir que estamos destruyendo”.

Nemonte Nenquimo, huaorani

Pero los propetroleros indican que el país ha aprendido la lección y que hay experiencias positivas. “Ecuador lleva casi 30 años de una explotación sin derrames en bloques como el 10 de (la empresa italiana) Ene, o 16 que opera Repsol de España o el 15, que operaba Oxy de EE.UU., en los que la operación se realizó con movimientos helitransportables (es decir) por helicóptero, en donde la plataforma de extracción no alcanzaba sino el tamaño de un estadio de fútbol”, dice Ortiz.

La tecnología con cuidado ambiental puede conllevar a una explotación responsable, asegura. “El método costa afuera que se utiliza en el mar (para extraer petróleo de las profundidades marinas), ese se usa en el Oriente en el que la selva verde es como si fuera el mar… El bloque 7, 10 y 16 están en (el norte de) Pastaza”.

El país está en el puesto 18 de las naciones con las mayores reservas probadas, en el que consta EE.UU. y China, cuya producción no abastece su consumo local por lo que deben importar. (I)