La vitamina D tiene un efecto protector contra la bronquiolitis en bebés, según un estudio argentino
Niveles bajos de vitamina D están asociados a la infección grave por el virus sincicial respiratorio en niños previamente sanos. La importancia del hallazgo de los expertos del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y el Conicet. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
La deficiencia de vitamina D es un factor de riesgo para el desarrollo de bronquiolitis grave en bebés de hasta 12 meses, según un estudio argentino realizado por médicos del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez e investigadores del Conicet. El análisis fue publicado en la prestigiosa revista de infectología The Journal of Infectious Diseases.
El estudio encontró que niveles muy bajos de vitamina D están asociados al desarrollo de enfermedad potencialmente mortal derivada de la infección por el virus sincicial respiratorio (VSR) en bebés previamente sanos. El estudio evaluó a 125 lactantes menores de 12 meses sin enfermedades previas, con una edad promedio de 4 meses. Todos fueron internados en el Hospital Gutiérrez por una primera infección por virus respiratorio sincicial entre 2017-2019.
El es el agente causante de las bronquiolitis en recién nacidos y causante también de neumonías bilaterales en adultos mayores. “El 90% de los casos de bronquiolitis son causados por el virus sincicial respiratorio y también afecta a los adultos mayores, en general como causante de neumonía o infección respiratoria baja”, dijo a Infobae el infectólogo Eduardo López, director del departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y uno de los autores del estudio.
EL VSR es la principal causa de infección aguda de las vías respiratorias inferiores en niños pequeños y ocupa el segundo lugar después de la malaria como causa de mortalidad infantil en todo el mundo y representa una carga sustancial de internación hospitalaria, con un estimado de 2,8 a 4,3 millones de niños hospitalizados cada año en el mundo.
López explicó que el VSR circula habitualmente desde fin de junio, durante julio y suele mermar su circulación a partir de las vacaciones de invierno escolares. El frío y la humedad son dos agentes que propician la circulación del patógeno. El experto aclaró que el virus sincicial respiratorio no se contagia por aerosoles pequeños como el COVID-19 o la gripe, sino que se transmite en partículas grandes, por contacto cercano cuando un infectado tose o estornuda, esas partículas grandes no van más allá de un metro en general, y lo más común es que queden en la ropa o en los juguetes que comparten los nenes en las guarderías.
Los autores del estudio destacaron que “hay una extrema variabilidad en gravedad de la enfermedad. Durante el primer año de vida, entre el 60% y el 70% de los lactantes se infectan con VSR y casi la mayoría lo hace a los 2 años de edad. Entre el 1% y el 10% de los infectados requieren hospitalización. De los niños hospitalizados, aproximadamente entre el 10 % y el 15 % necesitan cuidados intensivos y soporte ventilatorio y, de estos, 5% a 7% mueren”.
La enfermedad extremadamente grave y potencialmente mortal (LTD)
Parece ser significativamente más común en los países en desarrollo, donde ocurren aproximadamente el 99% de las muertes. La mayoría de ellos son bebés previamente sanos.
“A pesar del esfuerzo sustancial, incluida una amplia variedad de vacunas candidatas, actualmente en investigación preclínica y clínica, aún no se ha desarrollado una vacuna segura y eficaz para el virus sincicial respiratorio”, señalaron los autores.
El doctor López explicó que el estudio se realizó durante tres temporadas de VSR (2017, 2018, 2019) previas a la pandemia. Desde 2020 los casos se redujeron por múltiples factores (restricciones de circulación y medidas sanitarias que frenaron la circulación de patógenos que afectan el aparato respiratorio).
“Aquellos que desarrollaron una enfermedad más grave, esto quiere decir que estuvieron más tiempo internados o necesitaron ser hospitalizados en terapia intensiva, fueron los bebés que tenían los niveles de vitamina D más bajos”, destacó Lopez, quien es además director de la carrera de Especialista de Infectología Pediátrica en la Universidad de Buenos Aires.
La vitamina D es un nutriente esencial, con funciones que se extienden más allá de su papel clásico en el metabolismo óseo. Se sintetiza en la piel con la exposición a la luz solar, mientras que las fuentes dietéticas suelen ser secundario. El documento describió que “la vitamina D regula más de 1000 genes humanos, incluidas las células epiteliales respiratorias y casi todos las células inmunes. La creciente evidencia sugiere un vínculo entre los niveles inadecuados de vitamina D en los niños y la frecuencia, gravedad, y los resultados a largo plazo de las infecciones respiratorias”.
Para el análisis, la deficiencia de vitamina D se definió en niveles inferiores a 20ng/mL, la insuficiencia de vitamina D entre 20 a 29 ng/mL y el desarrollo de enfermedad potencialmente mortal como la necesidad de cuidados intensivos y ventilación mecánica o no invasiva. Entre los 125 participantes del estudio, 22 bebés (18%) desarrollaron LTD y 103 (82%) pacientes que no desarrollaron LTD constituyeron el grupo control.
Los médicos detectaron que los pacientes que desarrollaron infección por VSR potencialmente mortal tenían niveles significativamente más bajos de vitamina D (media de 18,4 ng/mL) frente a los pacientes que no cursaron una enfermedad severa (31,7 ng/mL). Además, 13 pacientes, 59% de todos los bebés con infección severa, registraron niveles de menores 20 ng/ml.
El estudio concluyó que, mientras que la deficiencia de vitamina D fue un factor de riesgo significativo para la enfermedad potencialmente mortal y, por el contrario, la vitamina D en un nivel superior a 30 ng/mL confirió protección contra la infección respiratoria.
“Los resultados sugieren que la suplementación con vitamina D puede ser una forma fácil y una medida preventiva efectiva para la enfermedad causada por el virus sincicial respiratorio, particularmente en bebés sanos nacidos a término”, concluyeron los investigadores.
“Todavía no hay vacunas ni para chicos ni para adultos, por eso la importancia de estos resultados y de dar suplementación de vitamina D a partir del mes de vida, en dosis de profilaxis, según las normas recomendadas por la Sociedad Argentina de Pediatría”, detalló López.