Mario Canessa: El fútbol de El Oro tiene una historia que contar

La historia cuenta que en 1896 funcionaba en el distrito minero de Portovelo-Zaruma la compañía inglesa Zaruma Gold Mining Company Limited. Ellos crearon un enorme complejo minero industrial que tenía como base el campamento aurífero de Portovelo. Los principales funcionarios de la compañía incluyeron la práctica del fútbol como una novedosa forma de distracción para la población de la zona alta de El Oro y el deporte se adaptó a la predilección de los nativos locales hasta diseminarse en zonas aledañas de influencia y abastecimiento, como Limón Playa, a orillas del río Santa Rosa.

Hay crónicas que identifican expediciones de alemanes dedicados a la exploración minera entre 1910 y 1914, pertenecientes a la organización cuya marca era Bly. Se conoce que su tránsito permanente por una de las comarcas terminó por convertirla en lugar base, el cual se comenzó a denominar Marcably y con el tiempo se convirtió en Marcabelí. Ellos acostumbraban también a realizar eventos deportivos con habitantes de la zona y su deporte favorito era el fútbol, que ya había llegado para quedarse con la influencia de los ingleses en Portovelo.

En 1915, la empresa norteamericana Minera South American Development Company compró las acciones y bienes de la compañía inglesa. Para el cometido llegaron al país, en calidad de gerentes, el tejano Andrew Mellik Tweedy y Lee Olds Kellogs, los dos expertos ingenieros en minas que se encargarían de la explotación en la zona. Se conoce que con ellos vinieron otros gustos, como el fomento del béisbol y el baloncesto, por lo que adaptaron las canchas para su práctica. El negocio era fructífero, pero la relación con los obreros no tanto, hasta que en 1919 explotó una huelga y entre las exigencias principales estuvieron la construcción de un hospital, además de que la escuela que existía entregara uniformes y útiles; que se construya el cine Portovelo, gratis para los trabajadores, y por supuesto una mejora salarial.

Un peculiar pedido fue la rehabilitación de la cancha de fútbol. Para ese propósito se encargó a una persona extraña, de rubia y larga barba y de apellido Seen, que aunque se comentaba que era ruso, el cónsul americano en Guayaquil había dado una alerta de que era un posible espía alemán. Con el tiempo se conoció que no y se quedó a vivir. Le encargaron la tienda de abastos y el restablecimiento de la práctica del fútbol, lo cual hizo en forma extraordinaria. Esa partida de nacimiento de la práctica del balompié fue ampliamente reconocida en todos los sectores: Pasaje de las Nieves, Arenillas, Piñas, Machala, El Guabo… comenzaron a intercambiar experiencias.

El fútbol se fue organizando. A nivel amateur se jugaban torneos. Muchos equipos del norte de Perú intercambiaban enfrentamientos. También equipos guayaquileños llegaban, sobre todo para las fiestas patronales y cívicas. Se conoce que en 1908 se fundó el primer club: 18 de septiembre.

En 1909 se disputó un certamen amistoso en homenaje al centenario del 10 de agosto. Se cuenta que los uniformes los entregó a donación un cacaotero que los trajo de Francia.

El reconocido periodista George Ramírez Jaramillo afirma que en la década de los 40 ya se hablaba de clásicos de fútbol en la provincia, como el de Estudiantes Octubrinos vs. Caupolicán, y que luego, con la fundación en 1948 de Audaz Octubrino, se fomentó el clásico enfrentamiento entre Estudiantes y Audaz.

También se conocía que muchos jugadores de equipos guayaquileños reforzaron a planteles orenses en partidos amistosos. Alberto Spencer llegó en alguna ocasión a reforzar a Juvenil de la Peaña.

Es incuestionable que el máximo referente del fútbol orense es Sigifredo Agapito Chuchuca. Nacido en 1925, en Buenavista (Pasaje), se enroló a Barcelona en 1946, cuando cumplía el servicio militar. Chuchuca es uno de los ídolos por siempre de la divisa torera. Conocido como ‘el Cholo’, conformó con Enrique Cantos y José Vargas una delantera para la leyenda.

Es incuestionable que el máximo referente del fútbol orense es Sigifredo Agapito Chuchuca.

Otro gran jugador fue Carlos Campoverde, defensor central de grandes cualidades que brilló en el fútbol nacional. Más orenses de renombre: Galo Tenemaza, Gabriel Achilier, Holger Matamoros, Edison Preciado, Oswaldo Minda…

Los aficionados del fútbol romántico recuerdan, por los años 60, un medio campo de la selección de El Oro conformada por Lucio Armijos, Washington Villalta y Manuel Fernández; de igual manera muy reconocido Washington Kam, la leyenda de Estudiantes.

Entre los jugadores extranjeros de mayor renombre están Benicio Aranda, Waldemar Victorino, Raúl Tessa, Mariano Ubiracy da Silva, José María Piriz y el gran Pedro Latino.

El profesionalismo tiene su inicio en 1971 con la fundación de la Asociación de Fútbol Profesional de El Oro. El primer campeonato provincial de ascenso fue en 1973, en el que quedó campeón Carmen Mora, que debutó en la serie A del nacional el 12 de mayo de 1974, en un partido jugado en el estadio 9 de Mayo, frente al equipo guayaquileño Everest.

El estadio símbolo de El Oro es sin lugar a dudas el 9 de Mayo. Se lo comenzó a construir en 1938 y abrió sus puertas en 1939. Su nombre es en homenaje a la batalla de Pilo del 9 de mayo de 1895. La implementación funcional del estadio tiene también importantes actores, como el Ab. Luis Alberto León y sobre todo el Prof. Carlos Falquez Batallas.

Tuve el honor de ser dirigente en el fútbol orense, en la década de los 70, en el Bonita Banana, y también ser directivo de la Federación Ecuatoriana de Fútbol en representación de tan querida provincia. Compartí la dirigencia con Raúl Rivas Pazmiño, Eduard Crow Verdaguer, Jorge González Auad, Errol Cartwright, José Ugarte Aguilar, Luis Encalada Mora, Freddy González, Alberto Minuche, Ciro Ceratto, Francisco Alvarado y tantos más que los recuerdo con aprecio y admiración. Hoy sobresalen Darwin y Danilo Palacios, quienes han abierto la esperanza de días mejores.

Pero es indiscutible que los más brillantes dirigentes de la provincia han sido el Ab. León, Euclides Palacios Palacios, Manuel Isaac Encalada Mora –quien también fue presidente del Club Sport Patria en 1964; lamentablemente un accidente el 24 de febrero de 1968 truncó su vida y así Machala perdió a su alcalde y a un dirigente visionario que bien pudo llevar a lugares estelares al fútbol orense– y por supuesto Falquez Batallas, quien armó un gran equipo con el Bonita Banana, pero su éxito llegó cuando en 1987, con el Audaz, pudo haber jugado la final del nacional si no se hubiese producido un despojo por parte del árbitro, que expulsó a varios jugadores y dejó mermado al equipo, ante el reclamo del aficionado orense, que había asistido al estadio Los Chirijos de Milagro.

En periodismo deportivo han existido exponentes de altísimo nivel, como son Voltaire Paladines Polo, nacido en Santa Rosa; Manuel Kun Ramírez, Fabián Gallardo, Rodrigo Pineda, Severo García, Carlos Bravo, Rafael Valdivieso, Eulogio Serrano, Carlos Arturo León, Winston Córdova, Walter Amaya, Lucio Armijos Macas y Vito Muñoz Ugarte, quien cultivado en sus propias experiencias, en radio, TV y prensa escrita, puso el sello con su estilo vibrante, frontal, hoy exitoso empresario bananero y un líder de la comunicación digital.

Todo aquello que nació a inicios del siglo XX con los ingleses en Portovelo dejó raíces sólidas. Por eso he considerado que esta es una historia que tenía que contarse.

Fuente: eluniverso.com

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