El silenciamiento de lo público, es el silenciamiento de las mayorías, señala Isabel Ramos

Foto: El Telégrafo
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La denostación a lo público y la decisión de destruir a los medios públicos ha sido un proceso sistemático para asegurar la impunidad de este Gobierno y sus aliados, agregó.

Isabel Ramos, comunicadora y docente universitaria, destacó lo peligroso que es para la democracia la denostación de lo público, porque a través de ese discurso se busca preponderar que los espacios de expresión son de único privilegio de las élites.

Señaló que el Estado debe promover la pluralidad de voces, algo que no se cumple en los medios comerciales puesto que obedecen a la financiación de privados que tienen la potestad de censurar contenidos que no les conviene: “Los medios públicos están librados de eso”.

Manifestó que evidentemente al presidente de la República, Lenín Moreno, no le interesó mantener los medios públicos porque su Gobierno se legitimó con sus aliados que son las élites y medios comerciales, loS cuales no recogen la voz de quienes piden garantía de derechos porque se encuentran con un boqueo sistemático.

“Se ha blindado y protegido el discurso gubernamental, solo hay que ver las entrevistas complacientes, cuando no se le pregunta lo obvio, lo que la ciudadanía requiere saber”.

Ramos lamentó que Andrés Michelena sea quien encabece la destrucción de los medios públicos, cuando él ocupó la Secretaría de comunicación y actualmente está en la cabeza del Ministerio de Telecomunicaciones: “Es triste que tenga una concepción tan pobre y mercenaria de lo que es la comunicación pública. Este silenciamiento de las mayorías ha sido un proceso sistemático para asegurar su impunidad”.

“El silenciamiento de lo público, es el silenciamiento de las mayorías”.

Reiteró que el Gobierno desde sus inicios se dedicó a atentar contra el bien común, con la garantía del blindaje y silenciamiento de sus aliados para hacer cosas de espaldas al pueblo: “Hacer cosas lesivas contra las mayorías”.

Dijo sentirse preocupada porque en medio de esa destrucción, está la empresa Editogram que sirvió para ahorrar dinero al Estado con la impresión de textos escolares, por ejemplo, trabajo que dejó de estar a cargo de una o dos privadas: “Y los equipos de impresión sofisticados de El Telégrafo que diversificó los contenidos mediáticos”.

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