Kingsman, o nuestro sueño de ser un agente secreto

1. El sueño de ser un espía

Supongo que no soy el único al que le pasaba. Cuando era niño, cada que veía una película o programa de televisión cuya trama girara alrededor del espionaje terminaba sintiéndome un agente secreto. Lo mismo me sucedía con las novelas o cómics del género. Me bastaba leer unas cuantas páginas para que el resto del día mis movimientos, gestos y mirada se transformaran de forma subconsciente para actuar con cautela.

Así volví a sentirme cuando salí de ver Kingsman: El Servicio Secreto, basada en el comic The Secret Service, creado por Dave Gibbons y Mark Millar.

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Insisto, algo tienen esos personajes que a todos nos seducen. Quizá porque siempre viven acompañados por el peligro, el halo de misterio que los rodea, o los métodos elegantes y refinados que tienen para salir siempre avantes de las situaciones más complejas.

No importa cuánto pase el tiempo. Los agentes secretos siguen estando de moda. Es más, los adelantos tecnológicos y la relevancia que ha cobrado la información que fluye por medios electrónicos, han contribuido a que el tema esté más presente que nunca. Sin embargo, también hay a quienes todo este mundo les da igual y viven su existencia completamente ajenos a este mundo. Uno de estos individuos felices es Gary “Eggsy” Price (Taron Egerton), el protagonista de esta historia.

Eggsy es un adolescente con tintes de delincuente que vaga sin oficio ni beneficio por los barrios bajos de Londres, y que vive en un pequeño departamento con su madre y su padrastro autoritario. En una de sus desenfrenadas salidas nocturnas, es arrestado por robar un auto y para salir del problema, marca el teléfono que venía grabado en una vieja medalla que su familia recibió cuando murió el padre de Eggsy, y al que les habían dicho, podrían llamar cuando necesitaran ayuda.

Así Eggsy, conoce a Harry Hart (Colin Firth), un hombre impecablemente sofisticado quién después de ayudarlo, le hace una extraña propuesta…

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2. La entrevista de trabajo más difícil de tu vida

En cuestión de días Eggsy pasa de ser un nini a competir por un puesto en Kingsman, una organización clandestina de espías inspirada en los Caballeros de la Mesa Redonda.

Todos hemos estado en una entrevista de trabajo y sabemos lo estresante que es querer destacar entre varios miembros, a veces más calificados que nosotros, para obtener una chamba. Pues bien, ahora imagina cómo es una entrevista para quedarte con la vacante de agente secreto. Eggsy, junto con los demás aspirantes (a todas luces mucho más calificados, cultos y refinados para el puesto), se someten a un programa de entrenamiento peligroso y extenuante en donde sólo uno resultará triunfador.

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3. ¿Internet gratis?

Mientras todo eso pasa, el resto del mundo se encuentra eufórico por un anuncio.

¿Cuántos de nosotros seríamos felices si nos ofrecieran tener internet gratis todo el tiempo, en todo momento? Olvidarnos de pagar planes de datos, andar mendigando señales abiertas de WiFi o tener que pagar algún servicio de red telefónica.

Con esta propuesta llega Richmond Valentine (Samuel L. Jackson), un magnate, genio de la tecnología y activista ecológico que odia la violencia y tiene un peculiar ceceo al hablar, para ofrecerle a la población algo así por medio del injerto de un chip.

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Otro aspecto que mantiene la atención mundial, son las misteriosas desapariciones de distintos líderes mundiales, que son investigadas por Harry Hart. ¿Qué conexión tienen todos estos acontecimientos entre sí?

4. Una más de espías

De entrada, la trama de Kingsman: El Servicio Secreto podría parecer estar llena de clichés, y así es: La historia de un individuo confundido al que la vida lleva a encontrar su verdadero talento, la historia de los espías que desarticulan un plan maestro para conquistar el mundo, muchos aparatos tecnológicos al servicio del espionaje, etc.

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No obstante, esta cinta también guarda un encanto muy personal que sí bien, para muchos puede resultar chocante o desconcertante, es muy disfrutable para la mayoría de la audiencia: Hay muchas escenas de acción, pero estas se alejan de la ingenuidad e inocencia de otras películas de este tipo, para ofrecer tomas de acción cargadas de violencia, pero cuyo impacto se aminora gracias al uso del humor y el absurdo.

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El cinismo de los personajes, la trama ágil, los buenos efectos especiales y la comedia relajada, hacen que esta película no sea pretenciosa y consiga su objetivo: Mantener divertido al espectador durante toda la historia. La dirección de Matthew Vaughn, quien estuvo al frente de Kick Ass y X-Men: First Class parece ser garantía. Si vas al cine con la idea de pasarla bien sin clavarte mucho en la verosimilitud de la trama, entonces te recomendamos ir a verla.

5. Me creo espía

Sí. Acepto que al salir del cine volví a sentirme espía. Al parecer en 20th Century Fox México pensaron en eso, y quienes terminamos medio traumados tras ver la película, podamos sentirnos agentes secretos aunque sea por un momento y cambiar el avatar de nuestras redes sociales por uno en el que luzcamos como todo un Kingsman. Da clic aquí para checarlo.

@elyex