Joshua Wong, el estudiante de 17 años que enfrenta al régimen chino desde Hong Kong

Todavía no alcanzó la mayoría de edad, pero ya estuvo en prisión, es referente de miles de personas e incluso está en la mira de los medios estatales chinos, que lo llaman «extremista». No puede votar, pero Joshua Wong, estudiante de 17 años, es uno de los líderes la voz líder de las masivas protestas pro-democracia de Hong Kong.

Con su cuerpo menudo, ropa suelta y anteojos negros debajo de su pelo cortado en forma de casco, este estudiante universitario de primer año arenga a los 300 estudiantes que forman parte del movimiento Scholarism, que él creó hace dos años, y a miles de manifestantes que se sumaron a la huelga estudiantil y las protestas en reclamo de un democracia plena, que el viernes pasado terminaron con el arresto de este joven y de otras 70 personas.

La detención de Wong en el área de Tarman, donde se ubica la sede del Ejecutivo hongkonés, desató las protestas más importantes durante el fin de semana, que fueron reprimidas violentamente por la policía.

Mientras él pasaba 40 horas detenido sin cargos, la policía entró en su dormitorio en el campus universitario y confiscó varios de sus objetos personales, entre ellos, su teléfono y su computadora, según denunciaron otros líderes de la protesta.

El domingo finalmente fue liberado, bajo la orden de un juez que consideró que el estudiante fue detenido sin razón por un período de tiempo muy largo, y volvió a la protesta, aunque negándose a poner su figura por sobre la causa.

«Muchos ciudadanos me dijeron «Hong Kong confía en vos» y algunos incluso me llamaron héroe. Me siento incómodo e incluso enojado cuando escucho estas cosas», señaló en un mensaje en Facebook.

«Cuando estaban sufriendo por el gas pimienta y gas lacrimógeno, pero decidieron quedarse en la protesta a pesar de la represión del gobierno, yo no pude hacer nada más que mirar una caja de comida y las paredes en blanco de la sala de detención y sentirme impotente», escribió este joven, pero antiguo, activista que ya tiene publicado un libro: No soy un héroe.

Los padres del adolescente, Grace and Roger, calificaron a la detención de su hijo como una «persecución política» y expresaron: «Le hemos enseñado a Joshua a ser compasivo, cariñoso, leal y con principios y estamos muy orgullosos de todo lo que está haciendo para que Hong Kong sea un lugar mejor para su generación y nuestra generación».

UN LÍDER PACIFISTA

Joshua Wong nació en 1996, un año antes de que Gran Bretaña le cediera Hong Kong a China y desde su crianza vio cómo nunca se cumplieron las condiciones de esa transferencia, especialmente, el grado de autonomía prometido.

Actualmente, su mayor reclamo es que en las próximas elecciones se pueda elegir libremente al nuevo jefe de gobierno, y no sólo entre aquellos candidatos que propone el Partido Comunista Chino, como sucede hasta ahora. Para eso, la semana pasada llamó a una huelga de los estudiantes, que logró un alto acatamiento entre los jóvenes y muestras solidaridad de administradores escolares y profesores universitarios. «No dejen que los estudiantes huelguistas se queden solos», fue el mensaje del principal sindicato de maestros de Hong Kong.

«No creo que nuestra batalla se prolongue mucho -dijo Wong a CNN-. Si tenés la mentalidad de que la búsqueda de la democracia es una guerra prolongada y te lo tomás con calma, nunca lo lograrás»

«Tenés que pensar en que cada batalla puede ser la batalla final, solo entonces tendrás la determinación para luchar», expresó el joven activista.

«No es común para un estudiante de 15 años liderar un movimiento de obediencia civil», señaló Wong al diario Financial Times, y contó que un chico de 12 años le dijo que quería unirse a su organización. «Sólo en Hong Kong puede pasar esto -reflexionó-. En Estados Unidos o Inglaterra, nadie espera que un chico de 12 años se sume a una huelga».

Para muchos en Hong Kong, China o incluso el resto del mundo, Joshua Wong y su movimiento es una nueva versión de los jóvenes activistas que en 1989 llenaron la plaza Tiananmen de Beijing en 1989 en protesta contra el régimen comunista, que fueron reprimidos brutalmente con tanques de guerra y murieron cientos de manifestantes.

Sin embargo, Wong, que promueve las protestas pacifistas, no quiere repetir esa tragedia. «Si vienen los soldados, no volveríamos a nuestras casas. No queremos ver sangre», dijo.

Pese al estilo pacifista de Scholarism, los medios estatales chinos consideran a ese grupo «extremista» y para un diario Hong Kong pro-Pekín, las «fuerzas estadounidenses» trabajaron para hacer de Wong «una superestrella política», algo que el joven se apuró en desmentir.

El estudiante agregó que su nombre incluso está mencionado en el Manual Técnico de Seguridad Nacional de China, en el que se identifican las amenazas internas a la estabilidad del gobierno del Partido Comunista.

DOS AÑOS DE ACTIVISMO

A los 15 años, Wong creó Scholarism para protestar contra el «Sistema Educativo Nacional y Moral», que quería imponer cursos con propaganda del régimen chino en las escuelas públicas de Hong Kong.

Meses después, en septiembre de 2012, el movimiento logró una convocatoria sorprendente: 120.000 manifestantes ocuparon las oficinas centrales del gobierno de Hong Kong y 13 de ellos iniciaron una huelga de hambre contra ese plan de estudios. Los líderes de ese país finalmente dieron marcha atrás con la decisión.

«Hace cinco años, era inconcebible que los estudiantes de Hong Kong se interesaran en la política -rememoró Wong-. Pero hubo un despertar cuando ocurrió el asunto de la educación nacional. Todos empezamos a interesarnos en la política».

Desde entonces, el joven comenzó a combinar sus estudios con una incipiente carrera de activista. Además de escribir su primer libro, tiene un programa de radio, una columna de opinión y es un referente también en las redes sociales.

En junio último, Scholarism trazó un plan para reformar el sistema electoral de Hong Kong y obtuvo el apoyo de casi un tercio de los electores de un referéndum no oficial que se llevó a cabo en toda la ciudad. Así continuó con su plan de protesta, que hoy preocupa a Pekín y comenzó a contagiar a otras ex colonias que buscan mayor autonomía.