Jhonathan Quirola es docente de la Unidad Educativa General Básica Mi Patria, de la parroquia Santander de Mataje, ubicada cerca de la frontera binacional del cantón San Lorenzo con Colombia.

Casi todos los días llega con su celular y una libreta hasta la parte exterior del edificio del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) parroquial de Mataje para conectarse a la red de internet que tiene esta dependencia.

Allí toma apuntes o revisa alguna disposición del Distrito del Ministerio de Educación de San Lorenzo. «La señal es deficiente, pero es el único sistema de comunicación que tenemos los profesores, al que no tienen acceso los 59 alumnos de la unidad educativa», manifestó él.

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Para ello utilizan las cartillas pedagógicas del Ministerio de Educación que entregan mensualmente a los padres de familia, quienes junto con los maestros realizan las evaluaciones, explicó Beatriz Pérez, quien tiene a su cargo 17 estudiantes.

La profesora tiene un hijo de 3 años y los días de clases le toca dejarlo en el Centro de Cuidado Infantil Ángel del Camino, que está ubicado junto al GAD parroquial de Mataje y a pocos metros de la escuela Mi Patria, donde ella labora.

Pérez se encarga de ayudarle en las tareas a los estudiantes. El plantel Mi Patria permanece cerrado desde la pandemia del COVID-19.

Según las autoridades de Mataje y sus pobladores no se han registrado casos del virus en esta localidad.

La carencia del internet y de servicio de telefonía móvil o de cable fijo data de años y cuando ocurre una emergencia o llamada de auxilio los pobladores tienen que recurrir en la actualidad hasta el edificio parroquial, manifestó su presidente, Eddy Cortez.

Los que tienen vehículos o motos se movilizan hasta el control militar ubicado a unos 300 metros de Nuevo Mataje, en caso de emergencias.

También a veces les toca recorrer alrededor de unos 7 kilómetros donde está la antena de una de las operadoras telefónicas. (I)