Ivonne Téllez cree que las manifestaciones y saqueos son una expresión de poder, desde el oprimido.

Punto Noticias.En distintas ciudades de EE. UU. se suceden multitudinarias protestas a raíz de la muerte de George Floyd, un afroamericano de 46 años, poco después de ser detenido por presunto «fraude en curso», destacan los medios, a nivel del mundo.

Más de 25 ciudades de la Unión Americana fueron declaradas en toque de queda, durante el pasado fin de semana, con el fin de controlar los disturbios en el marco de las manifestaciones. No obstante, las protestas pacíficas contra la violencia policial y el racismo se tornaron violentas y generaron caos en el país.

Ivonne Téllez, especialista en Derecho Internacional, considera que en torno a esta situación hay una realidad histórica, que es toda la segregación racial que ha vivido Estados Unidos y que no ha podido superarse.

A su criterio, esta condicionante social está dada no solo por las desigualdades sociales que viven los grupos minoritarios y étnicos, sino también agravada por la pandemia del COVID.

Otra arista para el análisis, según la experta, es la legitimidad del uso de la fuerza por parte de la policía, que nuevamente está en la palestra pública y el derecho a la protesta no violenta.

Cree que para entender el tema de las protestas, estas no deben ser satanizadas. Destacó que, incluso, han sido apoyadas, tomando en cuenta que son manifestaciones en contra de la muerte de una persona a manos de otra, por razones raciales y en condiciones de fuerza.

Telles señaló que las protestas se extendieron debido a que hay una identidad compartida; es decir, cuando un número mucho mayor de personas se siente, de alguna manera, conectado a esta relación ofensiva y abusiva de la policía frente a la comunidad negra.

Estas confrontaciones se van a exacerbar cuando hay desigualdades estructurales, agravadas por la forma en la que responden la policía y el poder, que la gente considera que no es aceptable, sentenció.

Para Téllez, con estas condicionantes, el saqueo y la protesta se vuelven una expresión de poder, desde el oprimido, direccionado por la comunidad negra, a la que se suman la raza blanca y demás ciudadanos.