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Intel Core i9-11900K y Core i5-11600K, análisis

Intel Core i9-11900K y Core i5-11600K, análisis. Batir a los anteriores procesadores Intel Core no es suficiente para imponerse a una AMD en estado de gracia. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram  ingresa al siguiente enlace.

Los nuevos microprocesadores de Intel para ordenadores de sobremesa han llegado a las tiendas en un momento de encrucijada. Por un lado se han visto obligados a medirse de tú a tú con unos competidores, los procesadores Ryzen 5000 de AMD, que en nuestras pruebas han demostrado proponernos una relación rendimiento/vatio sobresaliente.

Y, además, han aterrizado en una época crítica en la que el mercado de los semiconductores nos lo está poniendo a los usuarios más difícil que nunca para renovar los componentes de nuestro PC al precio marcado oficialmente por los fabricantes.

Afortunadamente los procesadores no escasean tanto como las tarjetas gráficas, ni se ven sometidos a la misma especulación, pero no pueden mantenerse al margen de un clima enrarecido que puede provocar que muchos usuarios opten por retrasar la puesta al día de su PC o la compra de uno nuevo.

Intel está afrontando una etapa de transición que persigue incrementar la competitividad de la compañía

Tampoco podemos pasar por alto que Intel está afrontando una etapa de transición impulsada por Pat Gelsinger, su nuevo director general, que persigue incrementar la competitividad de la compañía. Para lograrlo apostará por una nueva estrategia de fabricación y una política de inversiones más ambiciosa que alcanzará su clímax con la construcción de dos nuevas fábricas en su campus de la localidad de Ocotillo, en Arizona (Estados Unidos).

Los procesadores Intel Core de 11ª generación para ordenadores de sobremesa que estamos a punto de analizar en este artículo, identificados por el nombre en código ‘Rocket Lake-S’, renuevan tímidamente una apuesta que se verá reforzada por los mucho más rupturistas Intel Core de 12ª generación ‘Alder Lake’ que llegarán durante la segunda mitad de este año. Pero esta es otra historia. Una que esperamos poder contaros muy pronto.

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especificaciones

La microarquitectura de estos chips nos promete un aumento del IPC de hasta el 19%

Las mejoras que los ingenieros de Intel han introducido en la microarquitectura de los núcleos ‘Cypress Cove’ nos prometen un incremento del IPC (Instructions Per Cycle) de hasta el 19%. Este parámetro refleja el número de instrucciones que una CPU es capaz de ejecutar en un único ciclo de la señal de reloj, por lo que cuanto más alto sea, mayor será su rendimiento.

Eso sí, es importante que tengamos en cuenta que el IPC no es el único parámetro que condiciona la productividad de un procesador. Otros parámetros, especialmente la frecuencia de reloj, también tienen un impacto directo en su productividad.

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La siguiente optimización en la que merece la pena que nos detengamos incide en la lógica gráfica integrada UHD Graphics 750, que, según Intel, es hasta un 50% más rápida que la incorporada en la generación anterior. No es un dato relevante para los jugones que prefieren apostar por una tarjeta gráfica dedicada, pero es importante en un abanico de escenarios de uso amplio en los que tiene sentido utilizar los gráficos integrados para abaratar el PC.

La otra mejora introducida por Intel en los procesadores Core de 11ª generación incide en la lógica que interviene en la ejecución de los algoritmos de inteligencia artificial. Y, por fin, estos chips incorporan la norma PCI Express 4.0 por la que AMD apostó en el ya lejano 2019 al introducirla en su plataforma AM4 a través del chipset X570 y los procesadores Ryzen 3000.

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Hace poco tuvimos la oportunidad de hablar con Norberto Mateos, el director general de Intel España, y nos aseguró que esta compañía apostará por PCI Express 5.0 tan pronto como los usuarios la demandemos. Por esta razón es probable que el paso de PCIe 4.0 por las plataformas de Intel sea relativamente fugaz y no tardemos mucho en ser testigos de la llegada de PCIe 5.0.

Intel apostará por PCIe 5.0 cuando los usuarios la demandemos. Es probable que el paso de PCIe 4.0 por esta plataforma sea fugaz

Otro dato interesante: los nuevos procesadores pueden convivir con módulos de memoria DDR4-3200 (otra característica que muchos usuarios echábamos de menos en los micros de Intel para poder ir más allá de los módulos DDR4-2933). También implementan optimizaciones en los algoritmos de codificación de vídeo, soporte de la compresión HEVC de 12 bits, entre otros formatos, y la tecnología ‘Resizable BAR’, que permite a la CPU acceder directamente a la VRAM de la tarjeta gráfica.

Como cabía esperar, junto a los nuevos microprocesadores también ha llegado una nueva familia de chipsets conocida como Serie 500. Incorpora conectividad USB 3.2 Gen 2×2 a 20 Gbps; un enlace DMI Gen 3.0 que, según Intel, multiplica por dos el ancho de banda del bus que permite la comunicación entre la CPU y el chipset; soporta enlaces PCI Express 4.0 y también conectividad Wi-Fi 6E y Thunderbolt 4 discreta, entre otras mejoras. Por el momento los chipsets que conforman esta familia son los modelos H570, B560 y Z590 (este último es el tope de gama de la serie 5 00).

introduccion

Por otro lado, Intel se está esforzando para recuperar la atención de los jugones en particular y los entusiastas en general. Las mejoras que ha introducido en las herramientas de overclocking que nos propone persiguen claramente

este objetivo. Los usuarios que se decanten por una placa base con chipset H570 o B560 podrán practicar overclocking con la memoria principal, por lo que no será necesario apostar por una placa base con chipset Z590 para hacerlo.

Además, el controlador de memoria integrado contempla un abanico de timings más amplio, y las tecnologías XMP, Overclocking Thermal Velocity Boost y la activación y desactivación del Hyper-Threading por núcleo, entre otras innovaciones, siguen vigentes en los nuevos chips.

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Intel Core de 11ª generación: así rinden en nuestro banco de pruebas

La configuración de la plataforma de tests que hemos utilizado para evaluar el rendimiento de estos microprocesadores es la siguiente: dos módulos de memoria Corsair Dominator Platinum DDR4-3600 con una capacidad conjunta de 16 GB y una latencia de 18-19-19-39; una placa base ASUS ROG Maximus XIII Hero con chipset Intel Z590; una tarjeta gráfica AMD Radeon RX 6800 XT con 16 GB GDDR6; una unidad SSD Samsung 970 EVO Plus con interfaz NVMe M.2 y una capacidad de 500 GB; un sistema de refrigeración por aire para la CPU Corsair A500 con ventilador de rodamientos por levitación magnética y una fuente de alimentación modular Corsair RM 750x.

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También hemos utilizado como referencia los siguientes microprocesadores: Intel Core i9-10900K, AMD Ryzen 9 5950X, AMD Ryzen 9 5900X, AMD Ryzen 7 5800X y AMD Ryzen 5 5600X. Hemos puesto a prueba estas CPU exactamente con los mismos componentes que hemos utilizado para evaluar el rendimiento de los nuevos chips Intel Core de 11ª generación, con la única excepción de las placas base. Hemos usado una Gigabyte Z490 AORUS Master con chipset Intel Z490 para evaluar el procesador Intel Core i9-10900K, y una ASUS ROG Crosshair VIII Hero con chipset AMD X570 para analizar los chips de la familia Ryzen 5000 de AMD.

Para evaluar el rendimiento de las nuevas CPU de Intel las hemos enfrentado a los procesadores Ryzen 5000 de AMD

El monitor que hemos utilizado en las pruebas es un ROG Strix XG27UQ de ASUS equipado con un panel LCD IPS de 27 pulgadas con resolución 4K UHD y capaz de trabajar a una frecuencia de refresco máxima de 144 Hz. Las pruebas gráficas las hemos ejecutado con la máxima calidad implementada en cada juego o test y habilitando la API DirectX 12 en aquellos títulos en los que está disponible. Y, por último, las herramientas que hemos utilizado para recoger los datos son OCAT, de AMD, y FRAPS. Ambas están disponibles gratuitamente.

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PCMark 10 es una herramienta muy útil para evaluar el rendimiento de un procesador cuando se enfrenta a aplicaciones de productividad y creación de contenidos. Como podéis ver en la gráfica, en los escenarios ‘Essentials’ y ‘Productivity’ las diferencias de rendimiento entre los procesadores que hemos analizado son moderadas, pero en el escenario de creación de contenidos la superioridad de los Ryzen 9 5950X, Ryzen 9 5900X y Ryzen 7 5800X es muy evidente. En este ámbito la gran cantidad de hilos de ejecución (threads) que son capaces de manejar y su IPC marcan la diferencia.

En Cinebench R23 sucede lo mismo que acabamos de ver en la prueba anterior. También en el test con un único núcleo no hay una gran diferencia de rendimiento entre estos procesadores, pero cuando todos los núcleos entran en acción los Ryzen 9 5950X y Ryzen 9 5900X se imponen con una claridad insultante. El procesador Intel Core i9-11900K arroja un rendimiento similar al Core i9-10900K y el Ryzen 7 5800X, y el Core i5-11600K se mide de tú a tú con el Ryzen 5 5600X.

En la siguiente prueba, Corona 1.3 Ray Tracing Benchmark, la mayor cantidad de núcleos del procesador Core i9-10900K le ha permitido aventajar sensiblemente a su sucesor, el Core i9-11900K, que tiene dos núcleos menos. En cualquier caso, el vencedor en esta prueba, y de nuevo con una superioridad insultante, es el monstruoso Ryzen 9 5950X de AMD.

Al igual que Cinebench, Geekbench 5 define dos escenarios de prueba (monohilo y multihilo), y, una vez más, los Ryzen 5000 salen muy bien parados de otro test. Con un solo hilo el Core i9-10900K queda ligeramente rezagado, y al introducir en la ecuación todos los núcleos los dos Ryzen 9, una vez más, campan a sus anchas. En este escenario los dos Core i9 quedan virtualmente empatados, y el Ryzen 7 5800X queda ligeramente por detrás de ellos.

Octane 2.0 es un test desarrollado en JavaScript que resulta muy útil para evaluar la capacidad de cálculo de un microprocesador. Esta prueba define un número elevado de escenarios de análisis, y en varios de ellos, como ‘Raytrace’ o ‘Mandreel’, el vencedor es el Core i9-11900K de Intel.

En otros, como ‘Crypto’, la igualdad entre el Core i9 de 11ª generación y los Ryzen 9 y 7 es tangible, y en algunos, como ‘NavierStokes’, son los chips de AMD los que se imponen a las soluciones de Intel. En cualquier caso, desde una perspectiva global la CPU que se lleva esta prueba es el Core i9-11900K de Intel.

Con los juegos la batalla está más reñida que nunca: las victorias se alternan
Como hemos visto unos párrafos más arriba, la tarjeta gráfica que trabaja codo con codo con los microprocesadores que hemos puesto a prueba en este análisis es una Radeon RX 6800 XT de AMD. En la categoría CPU Score del test Time Spy de 3DMark el vencedor con cierta claridad ha sido el Core i9-10900K de Intel. El nuevo Core i9-11900K queda ligeramente por detrás de él, aunque ha conseguido superar a todos los procesadores de AMD.

En el estupendo ‘Wolfenstein: Youngblood’ los procesadores de AMD se han impuesto a todas las resoluciones. Los dos Core i9 les mantienen el pulso, pero el nuevo Core i5-11600K queda muy rezagado en todas las resoluciones, comprometiendo el rendimiento de la tarjeta gráfica. Aquí el Ryzen 5 5600X de AMD, que es su alternativa natural, es una opción más apetecible.

En ‘Doom Eternal’ la victoria se la lleva el Core i9-11900K de Intel, aunque a 2160p esencialmente empata con los Ryzen 5000 de AMD. De nuevo el procesador que sale peor parado es el Core i5-11600K.

En ‘Control’ y con el trazado de rayos activado el panorama no es muy diferente al que hemos revisado en los otros juegos. El Core i9-11900K queda alineado con su predecesor y los procesadores de AMD, y, de nuevo, el Core i5-11600K es el que sale peor parado. El Ryzen 5 5600X lo ha doblegado con mucha autoridad.

En ‘Final Fantasy XV’ tenemos un vencedor claro: el Core i9-11900K de Intel. A 1080p y 1440p vence con cierta autoridad, pero a 2160p hay varios procesadores de AMD pisándole los talones. Curiosamente en este juego el chip peor parado no ha sido el Core i5-11600K; el que nos ha entregado las cadencias más bajas ha sido el Core i9-10900K.

Para evaluar qué temperatura máxima alcanzan bajo estrés estos microprocesadores hemos recurrido al test Multi Core de Cinebench R23, una prueba muy rigurosa que somete a una carga muy intensa todos los núcleos de la CPU de forma iterativa durante 10 minutos.

Las temperaturas que hemos recogido en la siguiente gráfica reflejan el pico máximo alcanzado por cada microprocesador durante la ejecución de este test. Resulta bastante sorprendente lo moderada que es la temperatura máxima alcanzada por el Core i5-11600K de Intel.

Para evaluar el consumo máximo de cada microprocesador hemos utilizado la misma metodología a la que hemos recurrido para medir la temperatura máxima: el test Multi Core de Cinebench R23. Como podemos ver en la siguiente gráfica, el consumo máximo de los Ryzen 5000 es notablemente inferior al de los chips de Intel.

Los procesadores de AMD se benefician de una fotolitografía más avanzada que la que está utilizando Intel, y también de una microarquitectura diseñada para maximizar la relación rendimiento/vatio. En este terreno no cabe duda de que objetivamente AMD ha hecho un trabajo muy bueno.

La siguiente tabla recoge los resultados que han arrojado en nuestro banco de pruebas los siete microprocesadores cuyo rendimiento ha quedado descrito en las gráficas que acabamos de examinar:

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Intel Core i9-11900K y Core i5-11600K: la opinión de Xataka

Aunque los nuevos microprocesadores de Intel han conseguido superar a sus predecesores en la mayor parte de las pruebas (aunque no en todas), el panorama apenas ha cambiado desde que hace unos meses tuvimos la oportunidad de probar a fondo los procesadores Ryzen 5000 de AMD.

Desde una perspectiva global estos últimos se mantienen como unas propuestas más equilibradas, y por tanto también más atractivas, en la mayor parte de los escenarios de uso.

En herramientas de productividad y ofimática las diferencias de rendimiento entre los Intel Core de 11ª generación y los AMD Ryzen 5000 son moderadas. Unas aplicaciones favorecen a unos, y otras, a otros. Sin embargo, cuando se enfrentan a herramientas de creación de contenidos los Ryzen 9 y 7 son intratables.

Lo ideal para los usuarios es que tanto Intel como AMD estén en el mejor estado de forma posible. Crucemos los dedos para que sea así

Su superioridad es indiscutible, por lo que, en mi opinión, estos son los procesadores a considerar para editar vídeo, procesar imágenes o renderizar entornos tridimensionales, entre otros posibles escenarios de uso.

Con los juegos el panorama está más equilibrado, y tanto el Core i9-11900K de Intel como todos los Ryzen 5000 de AMD rinden estupendamente. La opción que no resulta tan atractiva en este escenario de uso es el Core i5-11600K. Quien tenga un presupuesto moderado acertará si elige el Ryzen 5 5600X.

Ahora solo nos queda confiar en que los próximos procesadores de ambas compañías nos propongan un valor añadido real frente a los chips que acaban de colocar en las tiendas. Es evidente que lo ideal para los usuarios es que tanto Intel como AMD estén en el mejor estado de forma posible. Crucemos los dedos para que sea así.