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Gran reto del coche eléctrico es una carga rápida y práctica

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El gran reto del coche eléctrico es una carga rápida y práctica. Volvo cree que la respuesta es inalámbrica

Llegar, aparcar y que el coche se recargue solo. Esto es lo que quiere Volvo y lo que va a probar durante los próximos tres años en Gotemburgo (Suecia) con una experiencia piloto. El objetivo es comprobar la efectividad de las cargas inalámbricas en condiciones reales.

Para ello, Volvo se ha aliado con Cabonline, la mayor compañía de taxis en la región. Con el uso del Volvo XC40 Recharge, un modelo exclusivamente eléctrico que sólo puede comprarse online, los conductores podrán comprobar si la tecnología de carga inalámbrica es igual de efectiva que los cables.

Según Volvo, con esta tecnología se pueden conseguir recargas de superiores a 40 kW. Actualmente se considera que una recarga rápida debe llevarse a cabo, al menos, a 50 kW. Eso sí, es mucho más rápida que los 11 kW que entrega un enchufe de pared de uso doméstico. Con esta última potencia, Volvo cifra en siete horas y media una recarga completa.

Por tanto, la recarga de los Volvo XC40 Recharge debería completarse en unas dos horas. Para conseguirlo, aprovecharán las cámaras 360º para situar al SUV en el lugar adecuado de la plataforma. Este espacio, suministrado por Momentum Dynamics, enviará la energía a un vehículo compatible cuando detecte que éste se encuentra encima, por lo que no es necesario que el conductor apague el coche o se baje del mismo.

Una tecnología que plantea algunas preguntas

Es innegable que cargar un coche eléctrico sin cables es un gran salto adelante. Especialmente en comodidad pues, aunque enchufar un vehículo es sencillo, la experiencia de uso mejora notablemente si un conductor sólo tiene que dejar su coche aparcado para cargarlo.

En 2020 ya te contamos que los estándares para las recargas inalámbricas seguían evolucionando y ya han alcanzado los 11 kW que ofrecen las tomas domésticas. Este mismo año nos hicimos eco de una noticia que nos llegaba desde Detroit, donde se está instalando la primera carretera con carga por inducción.

Para conseguir estas cargas, es necesario contar con una base de carga en el suelo que esté conectada a una bobina transmisora y esta, a su vez, a la red eléctrica. El coche, con otra bobina en su interior, recibe la señal de la primera y entre ellas se crea un campo electromagnético por el que circulan los electrones en una sola dirección, hacia las baterías del coche.

Las posibilidades son muchas pero también las dudas. Un aumento de las cargas inalámbricas eliminaría los posibles problemas de compatibilidades entre cargadores que, aunque cada día son menores, todavía existen. También el tener que llevar un cable en el maletero del coche para garantizar una posible carga si el poste al que acudamos no cuenta con él.

Más dudas nos generan las recargas inalámbricas en movimiento, como ya expresamos en su día. Además de la carretera de Detroit, el Grupo Stellantis ya cuenta con un circuito de pruebas que utiliza la misma tecnología pero, en estos casos: ¿cómo controlar el gasto de cada vehículo? ¿Cómo facturar por cada recarga?

En la Universidad de Cornell (Ithaca, Nueva York), el profesor Khurram Afridi dice haber encontrado la solución: disponer de pequeñas placas metálicas a lo largo de un «carril de carga». Estas placas estarían conectadas a una red coincidente que podrían crear campos eléctricos oscilantes. Así se generaría una onda electromagnética recibida por el vehículo para su carga. De esta manera, no es necesario instalar bobinas unidas a la corriente en todas las placas, lo que abarataría los costes de instalación.

Donde sí parece una buena idea la instalación de una red de recarga inalámbrica es en espacios acotados para el servicio público de transporte. En este caso, los autobuses eléctricos necesitarían menos tiempo para recargarse conectados a la red o podrían ir recibiendo pequeños impulsos de energía en cada parada y aumentar su autonomía.

Lo mismo sucede con el proyecto de Volvo. La instalación de puntos de recarga inalámbricas en las paradas de taxi permite dar pequeños suministros de energía eléctrica a los vehículos mientras esperan a nuevos clientes. En este caso, las posibilidades ante el uso de enchufes son mucho más interesantes, pues los vehículos pueden avanzar durante su espera sin necesidad de enchufar y desenchufar los cables.