Google Pixel 9 Pro análisis review con características precio y especificaciones
Google Pixel 9 Pro, análisis: este es el tamaño perfecto para un móvil de gama alta. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.
Me encantaría guardarme algo para el final de este análisis, pero este teléfono es tan bueno que no voy a tener miedo alguno a lanzar un spoiler de considerables dimensiones. El Google Pixel 9 Pro es el teléfono Android con el que llevo años soñando. Es, por puntos clave que detallaré en el análisis, la alternativa más directa al iPhone 16 Pro, y la prueba de que podemos tener un teléfono compacto con todo lo bueno de un teléfono de mayor tamaño. Esto es un Google Pixel 9 Pro XL, pero más pequeño.
Por supuesto, no es un teléfono perfecto. En esta review vamos a hablar de lo que sucede -y por qué sucede- con el Google Tensor, de si las cámaras están estancadas en una época en la que sí o sí era necesaria la computación para paliar las carencias de un sensor pequeño, y de si es recomendable o no apostar por el pequeño Pro de la casa Google.
Siendo un móvil idéntico a su hermano mayor, centraré este análisis en las bondades de su tamaño, ahondando en qué ganamos y que perdemos apostando por este teléfono.
Ficha técnica del Google Pixel 9 Pro
Diseño: el Android más bonito del mercado (aunque se parezca al iPhone)
Cuando mi compañero Iván Linares analizó el Google Pixel 9 Pro XL y comentó que se parecía al iPhone 15 Pro Max, no pude evitar mi sorpresa. No hay parecido alguno si vemos las fotografías, ni en el módulo de cámaras ni en el frontal. La clave aquí es que entre el mundo real y las fotografías, hay bastante distancia.
En cuanto tenemos el Pixel 9 Pro delante la sensación es clara: es el iPhone de Google. La sensación en mano, los biseles planos, las líneas de diseño… es clavado al iPhone. Tanto que el primer día que salí a la calle con este teléfono mis amigos me preguntaron si este era el nuevo iPhone 16. Sé que es algo especialmente difícil de transmitir si no has tenido teléfono delante, pero es algo innegable.
¿El algo negativo? En mi opinión, en absoluto. Google ha captado la esencia de uno de los mejores diseños del mercado y lo ha llevado a su terreno para crear un concepto con aún más personalidad. El nuevo módulo de cámaras, en forma de isla me parece espectacular, más aún en este color hazel.
La posición de los botones es muy correcta, y el salto a los cantos planos le da un aire mucho más premium del visto la generación pasada. La calidad percibida es altísima y, por fin, puedo afirmar que Google está a la altura de los mejores en calidad de construcción.
El cristal trasero, recubierto por Gorilla Glass Victus 2, tiene un tacto más agradable del que probamos en los Pixel 8 Pro, aunque tiene el mismo problema del año pasado: resbala muchísimo. Como contrapartida, es uno de los acabados que mejor repele las huellas.
Más allá de materiales y calidad de construcción, para mí la clave está en sus dimensiones. ¡Un teléfono de gama alta compacto, milagro! Los flagship de 15 centímetros -en qué momento hemos decidido que esto es un teléfono «pequeño»- son un rara avis, pero al Pixel 9 Pro no le da miedo subirse al carro.
Un teléfono muy agradable en mano, fácil de meter en el bolsillo, con un peso contenido. Es una absoluta alegría para los que estamos algo cansados de teléfonos con casi siete pulgadas y 230 gramos de peso.
Solo el tiempo dirá si este dispositivo es resistente y duradero con el nuevo acabado. Por lo pronto, cuenta con IP68 para protegerse de cristal y agua, un seguro de vida que se exige en todo gama alta que se precie.
Por qué es importante el tamaño del Google Pixel 9 Pro
Los móviles han dejado de ser móviles. Son ordenadores, asistentes –Gemini, ChatGPT-, cámaras de fotos de altísima calidad y centros multimedia. La clave aquí es que, salvando el último punto… no necesitamos un panel de 6,7 o 6,9 pulgadas para realizar las tareas cotidianas.
La gigantización de los teléfonos ha sido una clara victoria para los fabricantes. Móviles más fáciles de fabricar, más espacio para componentes y… precios más altos. El mercado ha dejado bastante claro que no queremos móviles diminutos como el difunto iPhone 13 Mini, pero las ventas de los iPhone 15 y 15 Pro evidencian una necesidad que siga viva: teléfonos de gama alta, pero de tamaño medio.
Los fabricantes Android han creado una barrera artificial entre los móviles más grandes y los pequeños. Si quieres el mejor Samsung, no te bastará con el S24. Las mejores specs las tiene el S24 Ultra. Si quieres el mejor Xiaomi, el Xiaomi 14 no lo tiene todo. Tienes que irte al Xiaomi 14 Ultra. Incluso Sony separa en nomenclatura su gama alta con el apellido ‘1’ para su móvil más grande y ‘5’ para un gama alta con specs recortadas.
El movimiento de Google es clave. Es la evidencia de que no solo Apple puede fabricar un gama alta compacto, y será un buen termómetro para el mercado cuando conozcamos algunos de sus datos de venta.
Pantalla: los pequeños paneles también pueden brillar (literalmente)
El año pasado alabé bastante la pantalla del Pixel 8 Pro. Algunos fabricantes anunciaban cifras absurdas de nits, sin llegar a superar los 2.000 nits reales del iPhone 16 Pro. Google ha subido una marcha más este año, ofreciendo un panel OLED LTPO de 6,34 pulgadas con un brillo pico de 3.000 nits (en un 5% del panel) y hasta 2.000 nits en HDR (400 nits más que el iPhone 16 Pro, que se queda en 1.600 nits HDR). La única diferencia con el Pixel 9 Pro XL es el tamaño, la tecnología es la misma punto por punto.
La tasa de refresco es adaptativa y se mueve entre 1 y 120 Hz gracias a la tecnología LTPO. Un dato curioso es que, por defecto, el teléfono viene configurado en 1008 x 2244 píxeles, con el fin de ahorrar un poco de energía. En mi opinión, dada la eficiencia del panel, conviene configurarlo en el modo máximo de resolución, que ofrece 1280 x 2856 píxeles (Quad HD+). Esta cifra nos proporciona 495ppi, muy cerca de los 505ppi del Samsung Galaxy S24 Ultra.
Otra vuelta de tuerca tiene que ver con la calibración. El panel es más cálido y más preciso respecto al Pixel 8 Pro y, de nuevo, me ha recordado a la calibración del iPhone. Por lo general, muchos OLED de gama alta llegan configurados bastante fríos, algo ligeramente molesto para la vista.
Desde los ajustes podemos escoger entre modo natural o adaptativo. Por defecto, llega en adaptativo, con un nivel de saturación algo elevado para mi gusto. Natural es la opción ideal para los que queremos una calibración perfecta.
El principal problema que he tenido con este teléfono tiene que ver con el brillo automático, algo que me ha sucedido tanto en el Pixel 9 Pro como en el Pixel 9 Pro XL. Si nos gusta tener el brillo bastante alto, malas noticias con este teléfono. En interiores, siempre tiende a dejar el brillo un par de pasos por debajo de lo que me gustaría. Por más que he hecho la corrección manualmente, el algoritmo no ha aprendido que quiero ese extra de brillo aunque consuma más energía.
No es un error muy relevante si somos de los que solemos tener el brillo de la mitad hacia abajo, pero si nos gusta darle brillo sin miseria, tenemos que hacernos a la idea de que tendremos que estar corrigiendo los niveles manualmente.
Pese a esto último el toque más cálido, el brillo máximo, la resolución… Este panel lo tiene todo para ser una de las máximas referencias en Android. Disfrutar de esta calidad en un teléfono compacto es una auténtica maravilla, y la prueba de que se puede tener un panel de categoría sin necesidad de que el teléfono sea gigantesco.
Biometría
Debajo de la pantalla de este teléfono se esconde un lector de huellas… ultrasónico. Este tipo de lector funcionan con un sistema de ultrasonidos. Cuando apoyamos el dedo, los ultrasonidos “mapean” nuestra huella teniendo en cuenta las minúsculas variaciones en la profundidad de los surcos de la yema. El micrófono recoge de vuelta los datos y esas señales o impulsos se cotejan con la que grabamos por primera vez en el sistema.
Es un lector mucho más rápido que los de tecnología óptica, por los cual Google llevaba años apostando. Además, este teléfono incluye un chip propio, el Titan M2, que procesa la información relativa a la seguridad biométrica: pagos con móvil, contraseñas, etc.
Además de contar con este lector de huellas, el Pixel 9 Pro tiene un sistema de reconocimiento facial 2D mediante cámara. Es rápido y preciso, aunque no tan seguro como un sistema 3D.
Sonido: una experiencia de nivel
El sonido es otro de los puntos en los que este teléfono mejora respecto a la generación pasada. Eso sí, aquí considero que no lucha por el podio. El sistema de altavoces duales emite sonido en estéreo, con buena pegada, aunque el volumen máximo es algo mejorable.
El trabajo con los bajos es bueno, pero queda lejos de las mejores propuestas del momento. El teléfono es compatible con tecnologías como sonido espacial, y hay funciones muy interesantes como la de «Llamadas nítidas», que aprovecha WiFi y red móvil para reducir ruidos de fondo en las llamadas.
Rendimiento: el problema no es la falta de potencia. Es el concepto
Google tiene un acuerdo con Samsung para fabricar procesadores con su tecnología. ¿El problema? Samsung está, actualmente, muy lejos de lo que logra TSMC con sus semiconductores. Por esta razón, los Google Tensor están bastante alejados de su competencia. Tanto, que son más comparables a chips de hace 2/3 años que a un procesador actual.
Tampoco es justificable el ahorro en memorias: este Pixel tiene una memoria interna de tipo UFS 3.1, la misma que montan los teléfonos de gama media. Toda la gama alta apuesta ya por el estándar 4, algo que se notará bastante en cuanto queramos mover archivos pesados.
A la pregunta de si vas a tener lag o problemas de rendimiento con el Pixel 9 Pro la respuesta es un tajante no. Es un móvil rápido, fluido y capaz de mover prácticamente cualquier juego en configuraciones altas de gráficos -‘Genshin Impact’ se le atraganta si pasamos un buen rato en 60fps-.
El punto clave aquí es que este teléfono tiene una pantalla de gama alta, un acabado de gama alta, una cámara de gama alta y un precio de gama alta. Contar con un procesador de escasa potencia, máxime teniendo en cuenta que el ciclo de vida de este teléfono es de siete años, no es una decisión justificable, por más que pensemos que no vamos a necesitar esa potencia. Spoiler: dentro de tres o cuatro años, es más que probable que eches de menos un Qualcomm de última generación.
Pese a ello, sigue siendo una de las pocas propuestas «potentes» en la gama alta compacta y, si tenemos previsto renovar cada tres o cuatro años, seguirá siendo una opción ganadora.
Software: Android es una maravilla. Los Pixel son la prueba
En el apartado del software no profundizaré en exceso, ya que en la review del Google Pixel 9 Pro XL encontrarás todo lo que hemos descubierto sobre el sistema de Google. Sí que es importante destacar que este teléfono llega con Android 14 y no con Android 15, por lo que los siete años de actualizaciones tienen algo de trampa. Google quiso adelantarse a Apple lanzando su móvil de gama alta, y esto le ha costado una versión de Android por el camino.
La capa de personalización sigue siendo la misma: limpia, minimalista y toda una lección sobre lo espectacular que puede llegar a ser Android a nivel de diseño. Temas automáticos en consonancia con el fondo de pantalla, la pantalla de bloqueo más aesthetic del mercado, y esas animaciones especialmente cuidadas que hacen de un Pixel un móvil especialmente agradable.
Hay algunas funciones de IA completamente nuevas, aunque pensadas de momento para ser usadas en inglés. La nueva app Screenshots, para ordenar nuestras colecciones de capturas de pantalla, el nuevo editor Reimagine, del cual hicimos un post en profundidad, o el año gratuito de Gemini Advanced que proporciona Google en los Pixel 9.
Eso sí, por más que Google nos quiera poner en la mesa que «son los móviles de la IA», salvando la integración de Gemini como asistente -el cual no deja de ser un Google Assistant con vitaminas- y las mejoras en el editor mágico, estos Pixel 9 no son tan distintos a sus antecesores.
Batería: un campeón de tamaño comedido
No, no hace falta que un móvil sea enorme para tener un buen consumo. Este Pixel cuenta con una batería de 4.700mah, más que suficiente para aguantar la jornada de uso con más de seis horas de pantalla. La carga es de 27W, una cifra que si bien no es especialmente alta, carga el dispositivo en aproximadamente una hora y media. Es también compatible con carga rápida de 21W inalámbrica mediante Pixel Stand, y 12W con cargadores Qi.
La autonomía me ha encantado. Es un dispositivo con el que es fácil superar las siete horas de pantalla, algo que no pueden demasiados teléfonos en este rango de precio. El consumo en reposo ha sido especialmente bueno, no superior a un 2% por noche. Es un gasto muy similar al del Pixel 9 Pro XL, una excelente noticia.
Cámara: es hora de dejar de romantizar la fotografía computacional
Antes de realizar el análisis fotográfico del Pixel 9 Pro, considero imprescindible aclarar un punto que no se suele abordar y cuya comprensión es necesaria para entender el análisis fotográfico de esta cámara. El Google Pixel 1 nació con un fin: ofrecer la mejor cámara del mercado. Lo logró de forma prácticamente irrebatible tanto con el Google Pixel 1 como con el Pixel 2, móviles que nacieron en 2017 y 2018, años en los que los sensores eran muy, muy pequeños.
Estos sensores -junto a lentes de menor calidad en aquellos años-, lo tenían difícil para ofrecer buen rango dinámico, la nitidez buscada por Google y un look espectacular, por lo que Marc Levoy, genio de la fotografía computacional, lo apostó todo por el software.
Fotografías con muchísimo contraste -de más-, una nitidez muy alta -de más-, y un HDR bastante forzado -de más-, llevaban a un «look Pixel» que logró a enamorarnos tanto a analistas como a usuarios. Era el momento de apostarlo todo al software, y de lograr una estética completamente propia.
El problema es que, ocho años después, Google sigue aplicando un procesado prácticamente idéntico, pese a los avances en software. ¿No me crees? Aquí tienes una fotografía tomada con un Google Pixel 1 y otra tomada con el Google Pixel 9 Pro. No voy a revelar cuál es cuál, de momento.
Se hacía necesaria esta aclaración para entender mejor que, si bien las cámaras de los Google Pixel siguen siendo excelentes, hace tiempo que dejaron de ser las mejores. Y no podrán volver a serlo hasta que no haya cierto cambio de filosofía. El resto de fabricantes está bajando marchas con el procesado, apostando más por sensores musculosos, y rebajando cierta carga para lograr resultados más naturales.
Sí, estas fotos siguen siendo espectaculares, muy vistosas y con un look que suele gustar -en lo particular, ver fotografías tan procesadas ya no me agrada-, pero la competencia aprieta cada vez más.
Dicho lo cual, repasemos rápidamente el hardware fotográfico de este teléfono.
- Cámara principal. Sensor de 50 megapíxeles con un tamaño de 1/1,31 pulgadas, anchura de 1,2 µm para cada píxel, apertura f/1.68 con distancia focal de 6,90 mm (equivalente a 25 mm), enfoque láser y PDAF Dual Pixel, estabilización de imagen OIS/EIS y ángulo de visión de 82º.
- Cámara gran angular. Sensor de 48 megapíxeles con un tamaño de 1/2,55 pulgadas, anchura de 1,25 µm para cada píxel, apertura f/1.7 con distancia focal de 2,02 mm (equivalente a 11 mm), ángulo de visión de 123º con corrección de lente y autoenfoque.
- Cámara telefoto. Sensor de 48 megapíxeles con un tamaño de 1/2,55 pulgadas, anchura de 1,25 µm para cada píxel, apertura f/2.8 con distancia focal de 17,91 mm (equivalente a 113 mm), enfoque PDAF Dual Pixel, estabilización de imagen OIS/EIS, ángulo de visión de 23º, zoom óptico 5x y zoom híbrido hasta 30x.
- Cámara frontal. Sensor de 42 megapíxeles, apertura f/2.2 con distancia focal de 2,713 mm (equivalente a 17 mm), ángulo de visión de 103º y autoenfoque.
La app de cámara es la de siempre, sencilla aunque muy configurable y repleta de opciones, nada que ver con lo que encontrábamos hace unos años.
Fotografías con la cámara principal
Las fotografías del Pixel son bastante similar a lo que encontramos el año pasado. Es una cámara muy pintona, con un contraste algo más elevado de lo habitual y un balance de blancos que siempre tiende al neutro. Sin ahondar en lo técnico, este tipo de fotografías gustará a prácticamente todos los usuarios. Son fotos perfectas para compartir directamente en redes sociales sin necesidad alguna de edición.
Si profundizamos más en lo técnico, es una cámara que sigue mostrando una gran cantidad de artefactos, independientemente de las condiciones de luz. Son elementos que a priori estaban ligados a los sensores pequeños pero, tras los avances en hardware, queda patente que es una problemática del procesado.
Este ejemplo es especialmente bueno ya que, a pesar de que este teléfono tiende a balancear de forma neutra, detecta perfectamente cuándo estamos ante un atardecer. En este caso, ha captado a la perfección los tonos anaranjados que teñían el cielo, ofreciendo una fotografía bastante espectacular.
Cuando cae la noche, el Pixel hace un poco de trampa. Incluso si no activamos el modo noche, el teléfono tiende a exponer durante algún que otro segundito. La ventaja de este truco es que las fotografías de noche siempre saldrán con bastante luminosidad. La noticia no tan buena es que lo tendremos muy difícil para crear imágenes realistas, siempre tendrán más luz de la que realmente hay.
Fotografía ultra gran angular y zoom
Contar con un teleobjetivo de cinco aumentos en un móvil de este tamaño es una auténtica fantasía. Tenemos un tiro muy largo, que podemos aumentar de forma digital hasta 30x con una pérdida aceptable. Eso sí, la calidad de este teleobjetivo es bastante mejorable. No tiene demasiado detalle natural y recurre bastante al sobreprocesado. Pese a ello, gran acierto apostar por una cámara de estas características en el móvil estrella compacto de Google.
El ultra gran angular suele ser la cámara más débil en todos los teléfonos, incluida la gama alta. No es una excepción para Google. Pese a ello, ese extra de procesado no le hace del todo mal a esta cámara, algo menos musculosa a nivel de hardware. Es un UGA llamativo, con un rango dinámico algo más limitado -se aprecia claramente en las zonas de sombra- pero perfecto para aportar versatilidad junto al x5.
Modo retrato
El modo retrato de Google, desde hace algunas generaciones, me deja bastante frío. Sucede lo mismo que con el resto de fotos: a ojos de una mirada no técnica los resultados parecen espectaculares. ¿El problema? Llevan estancados en la segmentación de imagen básica desde hace algunas generaciones.
El recorte es muy agresivo, tanto que acaba completamente con la división natural entre fondo y figura. El pelo sigue siendo un problema, y el look es llamativo, pero nada natural.
Esta imagen es perfecta para mostrar lo que vengo contando durante el análisis: sin ampliar las fotos son una pasada. Si ampliamos, tenemos esos artefactos que ningún otro fabricante sufre. Reitero que tengo claro que, para un usuario medio, esto no es problema. Nadie suele ampliar tanto las fotos.
El punto clave es que esto es un gama alta de más de 1.000 euros, y sale a competir contra sus rivales en este precio. El Pixel es el único que tiene estos defectos a día de hoy.
Selfie
El selfie es rico en detalle, aunque bastante forzado en cuanto a contraste y nitidez de forma artificial. El retrato no se lleva muy bien con esta cámara frontal, especialmente recortando pelo y orejas, donde suele dejarse bastante los bordes por el camino. Pese a ello, la calidad general es más que aceptable.
Vídeo
La grabación de vídeo es excelente, un punto en el que estoy bastante satisfecho pese a la carga de procesado. Hay bastante nitidez, podemos grabar en 4K de forma bastante estable, y subir hasta 8K siempre y cuando hagamos copia de seguridad en Google Fotos -es necesario que Video Boost procese el 8K, no se hace de forma local-.