Con bolígrafo en mano, muchos llegaron a votar en Samborondón; y sí se les pidió que mostraran su rostro
Faltando siete minutos para las 07:00, la Escuela de Educación Básica Fiscal Elías Yúnez Simón, en el cantón de Samborondón, abrió sus puertas para recibir a los sufragantes que ya esperaban en los exteriores. Aquí se instalaron 10 Juntas Receptoras del Voto (JRV) para mujeres y 12 para hombres.
Muchos de los votantes que llegaron incluso averiguaban recién su lugar de votación. Y otros querían saber si era obligación la recomendación que dio el CNE de acercarse a sufragar de acuerdo al último número de la cédula de ciudadanía.
La gran mayoría de sus mesas empezaron puntuales, excepto la junta 35, donde desempacaron todos los equipos con tres suplentes. Una de las integrantes de la JRV contó que no se había presentado el presidente, ni el secretario, por lo que las personas pudieron recién ejercer su derecho pasadas las 07:30.
La primera en hacerlo fue Elvia Sande Jiménez, de 75 años. A pesar de conocer que tiene opción al voto facultativo, dijo que acudió a sufragar por el certificado de votación y porque como ciudadana debe cumplir con este deber. «Hasta que pueda hacerlo, lo haré», afirmó.
En la Unidad Educativa Fiscal Samborondón se toman medidas de bioseguridad como el suministro de gel antibacterial y toma de temperatura. En este recinto se ingresa de 20 en 20. Vía @midisanc#EleccionesEcuador2021pic.twitter.com/M1Uy1BfoTL
— El Universo (@eluniversocom) February 7, 2021
Al lugar también llegaban personas con discapacidad, jóvenes y adultos, quienes en su mayoría preferían llevar su bolígrafo azul, su alcohol y su respectiva mascarilla.
También hubo otra mujer que se mostró preocupada por su abuela de 82 años. «¿Cómo hago con ella, está muy enferma? Y ese papel (certificado de votación) lo necesita para el bono», expresó la mujer, mientras esperaba su turno para votar.
En los interiores del colegio se cumplía con el debido distanciamiento, pero en los exteriores las personas que iban llegando armaban una fila larga. A las 09:30, la fila ya daba la vuelta a la cuadra.
En los exteriores de la Unidad Educativa Fiscal 31 de octubre, la fila ocupada todo el alrededor de la institución. Estaban separados hombres y mujeres.
El reducido equipo policial no abastecía para la cantidad de personas que estaban a la expectativa de que nadie se metiera en la fila.
En este lugar las personas de la tercera edad o adultos mayores podían ingresar directamente.
«Qué horrible está esto», exclamó una mujer que se mostraba dudosa de hacer la fila.
Había una malla que dividía la entrada de la salida. Según Víctor Rojas, coordinador del recinto, el ingreso era por cada diez personas, a quienes personal del Cuerpo de Bomberos le suministraban alcohol gel y les tomaban la temperatura.
Rojas mencionó que las mesas se habilitaron a las 07:30 por la ausencia de presidentes y secretarios. Especificó que se habilitaron 14 aulas y el patio para las juntas receptoras, con la finalidad de recibir a más de 10.000 sufragantes.
Aquí los votantes debían sacarse su mascarilla por unos segundos para verificar que eran las personas de la cédula.
En el recinto Unidad Educativa Samborondón, el ambiente se maneja de manera más ordenada. Se ingresaba por grupos de 20 personas y adentro se realizaba una fila para adultos mayores y personas con discapacidad.
Los militares ayudaban a los adultos mayores a encontrar su junta receptora de voto. «Póngase bien la mascarilla, madre», advertía uno de los miembros de los bomberos al ingreso del lugar. (I)