Perdió su casa mientras comían

Evelyn aún teme cuando escucha las gotas de lluvia caer sobre el techo. Se arropa de pies a cabeza y le pide a su mamá, Martha Cedeño Mite, que la abrace fuerte. Hace más de un mes su casa se desplomó por un fuerte aguacero.

Evelyn tiene catorce años y una condición física que no le permite moverse por sí sola. Presenta parálisis cerebral y requiere de atención constante para todo, desde comer hasta sentarse, asearse o ir al baño.

Pese a ello, la niña es capaz de interactuar con personas, sonreír y mantener una corta conversación.

Su mente mantiene fresco el recuerdo de aquella noche de aguacero en que su casa se cayó, por eso el temor cada vez que llueve.

“Quedó traumatizada desde que se cayó la casa. Tiembla. Se esconde debajo de la sábana”, dice su abuela MatildeMite.

El siniestro sucedió el pasado 16 de enero. Una intensa lluvia cayó en la ciudad. Cerca de las ocho de la noche, la tragedia: la casa en la que vivía Evelyn y su familia se desplomó, mientras merendaban. La vetustez de los puntales de madera que sostenían la estructura cedieron.

“La comida quedó regada. La casa se nos fue de lado. Gracias a Dios no hubo heridos. Solo unos cuantos golpes y el susto. Perdimos nuestro hogar”, expresa Martha, angustiada.

Cedeño Mite habita desde hace 20 años en la cooperativa 25 de Julio, en el cerro San Eduardo, en el oeste de la urbe porteña.

Con ahorro y esfuerzo, la mujer logró levantar una mediagua en la parte trasera del terreno familiar que comparte con sus hermanos y su madre.

En esa covacha, Martha atendía de sus hijos y a su abuela RosaDomínguez.