
Estas señales revelan si tu hijo tiene altas capacidades
Estas señales revelan si tu hijo tiene altas capacidades Por qué identificar en la infancia. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.
Es posible identificar talentos científicos, tecnológicos o creativos más allá de las notas escolares. Expertos explican cómo y por qué.
En Ecuador hay niños que avanzan más rápido de lo que el aula permite. Pero el sistema educativo aún no los ve. Son niños que leen antes de los cinco años, resuelven operaciones sin ayuda y hacen preguntas que desconciertan a los adultos. Sin embargo, en lugar de impulsarlos, las instituciones educativas los frenan. Esto ocurre por desconocimiento o simplemente no saben la importancia de adaptar el currículo a las necesidades particulares de estos niños con altas capacidades.
¿Por qué las altas capacidades importa?
Porque cuando la inteligencia no se reconoce, se apaga. Y detrás de cada niño con altas capacidades ignorado, hay una historia de frustración, desigualdad y talento perdido.
Mercedes y Thiago, un niño que no se detiene
Mercedes Pullaguari lo descubrió cuando su hijo Thiago tenía tres años. Ya sabía los números, las vocales, parte del abecedario. A los cuatro resolvía ejercicios del libro Nacho y construía barcos, carros y helicópteros con palitos de madera que encontraba en casa. “Nos dimos cuenta de que era muy capaz, más allá de lo que le correspondía para su edad”, cuenta su madre.
Thiago, de seis años, aprendió a leer solo. Escribe en manuscrita y cursiva, suma, resta y multiplica mentalmente. “Le ponen operaciones en una hoja y las resuelve sin problema”, dice Mercedes. En la Unidad Educativa Teniente Ortiz, en Loja, encontraron un espacio donde lo escucharon. “El director, el subdirector y el psicólogo se interesaron. Le hicieron preguntas y se sorprendieron de todo lo que sabía. Ellos mismos recomendaron hacerle un test neuropsicológico”.
La familia se sintió por primera vez comprendida. En otras instituciones, antes de matricularlo, ya le habían advertido que necesitaba otro tipo de educación. Mercedes lo resume con claridad: “Lo que falta en el sistema es que se capte más a este tipo de niños y se les ayude a avanzar en lo que necesitan. Thiago tiene un deseo de aprender que nadie lo va a frenar: “Me gusta aprender química, matemática y música. Me gustaría hacer experimentos, gorros de policía y canastas”.
Después de clases repasa las tablas de multiplicar, lee enciclopedias y hace manualidades. Ve claro su futuro: “Quiero ser presidente, militar e ingeniero químico. Quiero inventar y hacer cosas”.
¿Qué son las altas capacidades?
El Ministerio de Educación define las altas capacidades como una dotación intelectual, creativa o de aprendizaje significativamente superior a la media. No se trata solo de ‘niños genios’: destacan en áreas específicas, como matemáticas, arte, lenguaje o ciencia o muestran desarrollo global adelantado.
El proceso de detección comienza con la observación del docente tutor, apoyado por el Departamento de Consejería Estudiantil (DECE), y se confirma con una evaluación psicopedagógica realizada por la Unidad Distrital de Apoyo a la Inclusión (UDAI) o por un centro acreditado.
Esa evaluación debe analizar aspectos cognitivos, emocionales y sociales y generar recomendaciones educativas personalizadas, pero no siempre se cumple en las instituciones educativas.
Señales tempranas de altas capacidades
Las señales pueden aparecer antes de que el niño cumpla los seis años. Según el psicólogo infantil Iñaki Alvarado, las altas capacidades se notan desde el primer mes de vida, aunque muchas veces el entorno no sabe cómo actuar. Un listado práctico por edad:
- 👶 0 a 6 meses: control cefálico precoz, gateo desde los 4 meses.
- 🚼 1 año: caminan, dicen palabras sueltas, ejecutan movimientos complejos.
- 🧩 2 años: reconocen colores, dicen más de 50 palabras, muestran interés por cuentos.
- 🎨 3 años: conocen el abecedario, cuentan hasta 20 en varios idiomas, arman rompecabezas de más de 20 piezas.
- 📖 4 años: leen libros completos, hacen sumas y restas.
- ✏️ 5 años: escriben con fluidez, inventan juegos funcionales.
- 🚀 7 años en adelante: requieren rutinas motivacionales, talleres extracurriculares y acompañamiento emocional.
Cuando no se los reconoce, dice Alvarado, el impacto es profundo: “Se frustran, bajan su autoestima y el sistema los etiqueta como hiperactivos o problemáticos”. La clave está en la triangulación entre familia, escuela y profesionales. Si uno de los tres falla, el niño sufre, según el especialista.
El reto del sistema educativo: la historia de Andrea y Alexander
Andrea Vásquez lo descubrió cuando su hijo Alexander tenía cinco años. Las evaluaciones de lenguaje y coeficiente intelectual coincidían: el niño tenía altas capacidades, coeficiente intelectual de 140, cuando lo normal es hasta 110. Pero en la escuela fiscal, en donde empezó, no le creyeron. “Decían que los dibujos y las escrituras no los había hecho él”, recuerda Andrea. Pese a que Alexander también aprendió a leer solo y hacer operaciones, en el plantel minimizaron sus avances.
Cambiaron de institución. En la nueva, una docente que conocía sobre neuroestimulación entendió el caso y gestionó un salto de primero a tercero de básica. Sin embargo, el trámite fue anulado por errores administrativos. “Nos enteramos meses después de que el documento estaba mal hecho y el proceso se anuló”, cuenta su madre.
Cuando finalmente llegó a tercero, el acoso escolar empezó: Los compañeros le decían “chiquitín, no deberías estar aquí”. Su profesora lo usaba como ayudante, pero no le permitía participar en actividades académicas. Copiaba oraciones repetitivas, cuando él quería resolver problemas más complejos.
Salto del sistema pública al privado
Otro cambio de escuela. En el sistema privado, tampoco aplicaron las adaptaciones prometidas.
Tenía las mismas actividades que los otros niños, comprobó Andrea al revisar los cuadernos de su hijo y comparar con los de sus compañeros. En robótica fue excluido del grupo. Solo supervisaba, nunca armó ni una pieza”. Hoy, en su nueva escuela, Alexander tiene un entorno más flexible. Le interesan la tecnología, los idiomas y las matemáticas. “Ya no me ponen de ayudante. Los profesores me ayudan a avanzar. No me quiero cambiar”, dice con una sonrisa. Mientras su madre está expectante de qué tipo adaptaciones curriculares van a hacer para cubrir las necesidades de su niño.
Andrea es docente, acompaña su aprendizaje y ayuda a otros niños con altas capacidades. “Hay más casos, pero no han sido detectados”, asegura.
Su historia retrata un vacío estructural: normas existen, pero no se aplican. Pese a que el mismo ministerio, en su instructivo, advierte que ignorar estos procesos constituye una vulneración del derecho a la educación inclusiva. El manual ministerial obliga a las escuelas a ofrecer medidas curriculares personalizadas. Pero sin capacitación ni seguimiento, muchos planteles desconocen cómo hacerlo.
Niños brillantes con desafíos ocultos: la doble excepcionalidad
Carlos Zevallos, neuropsicólogo clínico, describe un fenómeno poco abordado: la doble excepcionalidad: Hay niños que tienen altas capacidades, pero también son neurodivergentes. Entre el 8% y el 15% de los niños con trastornos del neurodesarrollo también tienen altas capacidades. Pueden presentar TDAH, autismo o dificultades de aprendizaje, Esto suele confundir a padres, docentes y profesionales mal entrenados. En el aula, parecen distraídos o desafiantes. El sistema los etiqueta como vagos o problemáticos. Pero en realidad, ya dominan el contenido y necesitan más reto, explica Zevallos.
Estos niños hacen un esfuerzo enorme para compensar sus dificultades. Su inteligencia enmascara los síntomas, pero eso no significa que no sufran. El especialista propone tres acciones urgentes:
- Diagnóstico diferencial: distinguir entre talento y trastorno.
- Adaptaciones personalizadas: proyectos retadores, no tareas repetitivas.
- Formación docente: muchos profesores no saben cómo actuar.
- Verdadera inclusión: no basta con aceptar al niño, hay que adaptar el entorno.
Los padres deben abogar por sus hijos, exigir adaptaciones, buscar profesionales que orienten. Zevallos también reconoce que algunos colegios niegan matrícula alegando falta de cupo. Es una forma de discriminación encubierta hacia estos niños que demandan una enseñanza más personalizada.
La ruta para avanzar con estos niños
El Instructivo del Ministerio de Educación propone dos tipos de medidas:
1. Curriculares ordinarias
- Agrupamientos flexibles con compañeros de intereses afines.
- Compactación del currículo: eliminar repeticiones y avanzar en profundidad.
- Enriquecimiento con proyectos, arte o investigación.
2. Curriculares excepcionales
Aceleramiento de grado, siempre con evaluación emocional previa.
Para Martha Alquinga, docente de la Universidad Central, cree que los profesores, aunque no están capacitados, son los primeros en notar que “algo pasa” con estos niños. Mientras sus compañeros juegan, ellos quieren debatir con adultos. Sufren por comprender demasiado: el calentamiento global, la violencia, las injusticias. Y se sienten solos. El sistema escolar los frena. Se aburren, se frustran, se apagan. El currículo no les reta.
Alquinga recuerda proyectos pioneros en los años 2000. Diagnósticos, enriquecimiento curricular, talleres. Galápagos destacó por su entorno relajado: más niños con alta capacidad. Pero el proyecto murió. Hoy, el Ministerio de Educación tiene normas, pero pocos las conocen. Los test de inteligencia-advierte- no consideran la diversidad cultural. En el Oriente, por ejemplo, los resultados son bajos, pero no por falta de inteligencia, sino por pruebas mal adaptadas.
Alquinga también advierte sobre un nuevo riesgo: padres que fuerzan a sus hijos: Les imponen jornadas dobles, los sobreexigen. El resultado: niños estresados, sin infancia.
Detectar a tiempo para no perder futuros innovadores
Detectar las altas capacidades no es etiquetar, es acompañar. Cada niño que no es comprendido representa una pérdida para su comunidad. Ecuador tiene instructivos y normas, pero aún carece de capacitación y voluntad para aplicarlos. Reconocer a tiempo a estos estudiantes puede cerrar brechas y abrir caminos hacia la innovación.
Alquinga insiste en el desafío: estos niños necesitan atención especial, retos intelectuales y apoyo emocional. No son raros. Son diferentes. Y pueden ser clave para el desarrollo del país.