Familiares de pacientes del Hospital Abel Gilbert Pontón duermen en las afueras

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En este hospital no existe una sala de espera para que los familiares puedan pernoctar con más dignidad. Ahora es un espacio que se ha normalizado ante esa extraña realidad.

Punto Noticias.- La calle es el hogar temporal de familiares que se acomodan en refugios entre viejas llantas, plásticos y cobijas. Deben soportar esas condiciones, ya que en el Hospital Abel Gilbert Pontón, ubicado en el suburbio de Guayaquil, se encuentran sus familiares internados.

Algunas personas ya han pasado días enteros, otros horas, prácticamente duermen en la intemperie junto al portón principal del hospital del Ministerio de Salud, esperando tener alguna información de cómo siguen sus familiares que están internados.

Lamentablemente, estas personas deben vivir esas condiciones, ya que en el hospital requieren de manera urgente algún medicamento.

Luis tiene a su madre internada, dice que no va a su casa ya que ella los necesita, “aquí llaman a cada rato, porque necesitan pañales, aquí no hay medicación, no hay nada. Ni un catéter, ni un suero, ni medicina”, se lamenta.

Junto a su esposa deben vivir esas lamentables condiciones, con la esperanza de ver a su familiar recuperándose en esa casa de salud. “Como familia debemos mantenernos unidos en estas situaciones. Mi mamá está internada y nosotros nos amaneceremos aquí”, señala.

Las familias permanecen en condiciones deplorables, en las afueras del Hospital, unos se acuestan en el suelo encima de cartones, plásticos y cobijas vencidos por el cansancio, otros están sentados en las veredas.

Hacen amistades viviendo las mismas circunstancias de preocupación por sus familiares afectados por alguna enfermedad, a la espera del llamado del guardia del sanatorio, que les avisará de alguna necesidad, también buenas o malas noticias.

Estas personas coexisten en las afueras del hospital, entre abrazos o sonrisas que les reconforta ante alguna noticia de sus familiares. Allí también se hacen presentes las ventas ambulantes.

En este hospital no existe una sala de espera para que los familiares puedan pernoctar con más dignidad. Ahora es un espacio que se ha normalizado ante esa extraña realidad.

Fuente: Ecuavisa

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