Terremoto de Ibarra 1868

El Terremoto de Ibarra 1868 La Tragedia que lo cambió todo

Una de las tragedias que soportó nuestro país fue el terremoto de Ibarra ocurrido el 16 de agosto de 1868, un evento sísmico que cambió la historia. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.

 

Introducción

¿Te imaginas despertar en una tranquila madrugada y que, en cuestión de minutos, tu mundo se desplome por completo?

Eso fue exactamente lo que vivieron los habitantes del norte de Ecuador el 16 de agosto de 1868.

El terremoto de Ibarra de 1868 no solo devastó una ciudad, sino que marcó un antes y un después en la historia del país, convirtiéndose en uno de los eventos sísmicos más catastróficos que ha experimentado Ecuador.

 

Un País Vulnerable: El Contexto Geológico de Ecuador

Antes de adentrarnos en la tragedia del terremoto de Ibarra de 1868, debemos entender por qué Ecuador es tan propenso a estos fenómenos naturales.

Nuestro país se encuentra ubicado en una de las zonas más activas sísmicamente del mundo, donde la placa de Nazca se desliza bajo la placa Sudamericana en un proceso conocido como subducción.

Esta danza geológica constante convierte a Ecuador en un territorio donde la tierra nunca duerme completamente.

Los movimientos tectónicos son como una bomba de tiempo que, de vez en cuando, recuerda a sus habitantes la fuerza implacable de la naturaleza.

 

La Antesala del Desastre

El terremoto de Ibarra de 1868 no llegó sin previo aviso. El 15 de agosto, cerca de las 16:00, la tierra ya había comenzado a mostrar su furia.

Un sismo de magnitud 6.3 en la escala de Richter sacudió la zona de El Ángel, en la provincia de Carchi, causando ya docenas de víctimas y destrucción en las poblaciones de El Ángel y Mira.

Este primer evento, generado en una de las fallas del sistema El Ángel, fue apenas el preludio de lo que vendría.

Como si fuera una sinfonía trágica, la naturaleza estaba preparando su acto más devastador para las primeras horas del día siguiente.

 

La Madrugada que Cambió Todo

A las 01:30 de la madrugada del 16 de agosto de 1868, cuando la mayoría de los habitantes de Ibarra descansaban plácidamente, la tierra rugió con una fuerza descomunal.

El terremoto de Ibarra de 1868 alcanzó una magnitud estimada de 7.7 en la escala de Richter, con una intensidad de X grados en la escala de Mercalli.

 

¿Qué significa esto en términos humanos?

Imagínate que el suelo bajo tus pies se convierte en un océano embravecido durante aproximadamente un minuto.

Las casas de adobe y tapia, típicas de la época, no tuvieron oportunidad alguna contra semejante fuerza.

Era como si un gigante invisible hubiera decidido sacudir toda la región como si fuera una caja de cerillas.

El epicentro se localizó cerca de Ibarra, específicamente en la falla de Otavalo, a una profundidad de 20 kilómetros.

Dos sacudimientos sísmicos separados por apenas unos segundos fueron suficientes para borrar del mapa a varias ciudades prósperas.

El terremoto de Ibarra de 1868 | Imagen: Gestión de Riesgos

El Saldo Devastador: Cifras que Estremecen

Los números del terremoto de Ibarra de 1868 son simplemente abrumadores.

De los aproximadamente 7.200 habitantes que vivían en Ibarra, se calcula que entre 5.000 y 20.000 personas perdieron la vida en toda la región afectada.

En la propia Ibarra, aproximadamente el 70% de la población pereció, quedando apenas unos 550 sobrevivientes.

Pero las cifras no se limitaban a Ibarra. Según los registros históricos de Pedro Fermín Cevallos:

  • Otavalo perdió entre 2.500 y 3.000 habitantes
  • Cotacachi contabilizó 1.300 víctimas
  • Urcuquí y sus alrededores sufrieron 1.200 muertes
  • Atuntaqui, Salinas, Tumbabiro e Imantag sumaron más de 2.300 fallecidos

Como describió un testigo de la época: «Para un sacudimiento como el de entonces, no cabía escape para edificios ni para mortales».

Las construcciones de adobe, cal y canto cayeron como castillos de naipes, sepultando bajo sus escombros a miles de personas.

Más Allá de los Edificios: Los Efectos Ambientales

El terremoto de Ibarra de 1868 no solo destruyó infraestructura humana; también transformó completamente el paisaje natural.

Los cerros se desquiciaron y la tierra se comportó «como el agua», según testimonio de Teodoro Gómez de la Torre.

Los deslizamientos fueron monumentales. Las estribaciones de los volcanes Yanahurco, Cotacachi e Imbabura se desplomaron, taponando quebradas y generando aluviones que cubrieron extensas zonas como El Ejido de Caranqui, la Banda y la Calera en Cotacachi.

Los ríos se represaron con los derrumbes, y cuando finalmente se desbordaron, «hubo espantosos aluviones que barrieron los bosques».

La naturaleza había reescrito la geografía de la región en cuestión de minutos.

La Respuesta: Liderazgo en Tiempos de Crisis

Frente a semejante catástrofe, el presidente Gabriel García Moreno demostró un liderazgo excepcional.

No se conformó con enviar ayuda desde lejos; tomó la decisión sin precedentes de trasladar temporalmente la capital a Ibarra para supervisar personalmente las labores de rescate y reconstrucción.

García Moreno fue nombrado Jefe Civil y Militar de la provincia y organizó una respuesta integral que incluyó:

  • Establecimiento de comités de emergencia
  • Creación de un fondo específico para la reconstrucción
  • Envío de suministros de alimentos, medicinas y materiales de construcción
  • Rehabilitación de la infraestructura vial y agrícola

Sin embargo, la ayuda no llegó inmediatamente. Debido a la destrucción de los caminos, la comisión médica enviada desde Quito tardó siete días en llegar a la provincia de Imbabura.

Siete días que debieron parecer una eternidad para los sobrevivientes.

Solidaridad Internacional: El Mundo Abraza a Ibarra

La magnitud de la tragedia trascendió fronteras.

El terremoto de Ibarra de 1868 generó una ola de solidaridad internacional que demostró cómo los desastres naturales pueden unir a la humanidad.

Gobiernos de diferentes continentes extendieron su mano amiga:

  • Perú y Chile, países hermanos, fueron los primeros en enviar ayuda
  • Francia y Gran Bretaña, desde Europa, contribuyeron con recursos significativos
  • Otras provincias de Ecuador también aportaron generosamente

Esta respuesta internacional no solo proporcionó recursos materiales indispensables, sino que también envió un mensaje de esperanza a los sobrevivientes: no estaban solos en su dolor.

El Éxodo y la Esperanza: Santa María de la Esperanza

Los aproximadamente 550 sobrevivientes de Ibarra no podían permanecer en los escombros de su ciudad natal.

Se trasladaron a los llanos de Santa María de la Esperanza, un lugar que, como su nombre sugiere, se convirtió en el refugio donde mantuvieron viva la llama de la esperanza durante cuatro largos años.

Pero estos no fueron años de inactividad. Los ibarreños, lejos de rendirse, comenzaron a planificar su regreso.

Visitaban esporádicamente las ruinas de su ciudad, no para lamentarse, sino para soñar con su reconstrucción.

Durante este período, García Moreno ordenó el trazado de los planos de la nueva ciudad.

Según el cronista Tobar Subía, el punto de referencia fue una palmera de coco que había resistido milagrosamente la magnitud del terremoto, convirtiéndose en símbolo de resistencia y esperanza.

El Retorno: Un Renacimiento Histórico

El 28 de abril de 1872, exactamente tres años y ocho meses después de la tragedia, comenzó uno de los episodios más emotivos de la historia ecuatoriana: el retorno a Ibarra.

Los sobrevivientes regresaron en «entusiastas caravanas», principalmente a pie, cargando no solo sus pocas pertenencias, sino también la determinación inquebrantable de reconstruir su hogar.

Este regreso no fue solo físico; representó el renacimiento de una comunidad que se negó a ser vencida por la adversidad.

El retorno se inició con una ceremonia religiosa que bendijo la nueva Ibarra, dando paso a una ciudad que ahora luce «creciente y hospitalaria».

La Fiesta del Retorno: Una Tradición que Perdura

El terremoto de Ibarra de 1868 dejó una marca indeleble en la memoria colectiva de los ecuatorianos. Cada 28 de abril, Ibarra conmemora las «Fiestas de El Retorno», una celebración que trasciende la alegría para convertirse en un ejercicio de memoria histórica y resiliencia comunitaria.

Esta festividad incluye desfiles estudiantiles y militares, sesiones solemnes y diversas actividades culturales que mantienen viva la historia.

En 2025, la ciudad celebró 153 años de este retorno histórico, demostrando que algunas tradiciones tienen el poder de unir generaciones en torno a valores compartidos de superación y esperanza.

Lecciones para el Presente: Vigilancia Sísmica Moderna

La tragedia del terremoto de Ibarra de 1868 no fue en vano si logramos aprender de ella. Actualmente, el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional mantiene una vigilancia constante de la actividad sísmica en la provincia de Imbabura a través de una red moderna que incluye:

  • Seis estaciones sísmicas estratégicamente ubicadas
  • Cuatro estaciones en los alrededores de Cuicocha
  • Una estación en el flanco occidental del Imbabura, en Chachimbiro
  • Una estación de la Red Mundial
  • Cinco acelerógrafos instalados en las zonas urbanas de Ibarra, Otavalo, Atuntaqui y Cotacachi

Esta infraestructura tecnológica representa la evolución de nuestra capacidad para monitorear y, esperamos, predecir futuros eventos sísmicos.

Investigaciones Modernas: Desentrañando el Pasado

Los estudios contemporáneos han permitido entender mejor las características técnicas del terremoto de Ibarra de 1868.

Investigaciones recientes utilizando las escalas EMS-1998 y ESI-2007 han evaluado las intensidades sísmicas en 101 ubicaciones afectadas, proporcionando una visión más precisa del impacto del evento.

Estos estudios neotectónicos han conjeturado que el terremoto se originó en la falla tectónica de Otavalo o en el sistema de fallas de Billecocha, ubicado en los páramos de la cordillera occidental, entre el Cotacachi y el Yanahurco.

Sin embargo, identificar la fuente sísmica exacta sigue siendo complejo debido a la falta de información sismológica de la época, considerando que la primera estación sísmica del país se instaló 36 años después del evento.

Conclusión

El terremoto de Ibarra de 1868 representa mucho más que una tragedia natural en los anales de la historia ecuatoriana.

Es una lección de humildad ante la fuerza de la naturaleza, pero también un testimonio extraordinario de la capacidad humana para sobreponerse a las adversidades más extremas.

La historia de los 550 sobrevivientes que se negaron a rendirse, que mantuvieron viva la esperanza durante cuatro años de exilio y que regresaron para reconstruir su ciudad, nos enseña que la resiliencia no es solo una palabra bonita, sino una fuerza transformadora capaz de convertir las cenizas en cimientos para un futuro mejor.

Hoy, cuando Ibarra celebra cada año su Fiesta del Retorno, no solo conmemora un evento histórico, sino que reafirma un compromiso colectivo con la memoria, la solidaridad y la esperanza.

El terremoto de Ibarra de 1868 nos recuerda que, aunque no podemos evitar que la tierra tiemble, sí podemos elegir cómo respondemos cuando lo hace.

Preguntas Frecuentes

1. ¿Cuántas personas murieron en el terremoto de Ibarra de 1868?

Las cifras varían según las fuentes históricas, pero se estima que entre 5.000 y 20.000 personas perdieron la vida en toda la región afectada.

En Ibarra específicamente, de los 7.200 habitantes, aproximadamente 5.000 murieron, quedando solo unos 550 sobrevivientes.

 

2. ¿Por qué se celebra la Fiesta del Retorno el 28 de abril?

El 28 de abril se celebra porque fue la fecha en que, en 1872, los sobrevivientes del terremoto comenzaron a regresar a Ibarra después de haber permanecido cuatro años refugiados en Santa María de la Esperanza.

Este retorno marcó el inicio de la reconstrucción de la ciudad.

 

3. ¿Qué magnitud tuvo realmente el terremoto de Ibarra de 1868?

Según estudios modernos, el terremoto principal del 16 de agosto tuvo una magnitud estimada de 7.7 MW, mientras que el sismo precursor del 15 de agosto alcanzó 6.3 MW.

La intensidad se clasificó como X en la escala de Mercalli, indicando efectos catastróficos.

 

4. ¿En qué falla geológica se originó el terremoto?

Las investigaciones sugieren que el terremoto se originó en la falla tectónica de Otavalo o posiblemente en el sistema de fallas de Billecocha, ubicado en los páramos de la cordillera occidental, entre los volcanes Cotacachi y Yanahurco.

 

5. ¿Cómo ayudó el presidente García Moreno en la reconstrucción?

Gabriel García Moreno tomó la decisión extraordinaria de trasladar temporalmente la capital a Ibarra para supervisar personalmente los trabajos de rescate y reconstrucción.

Organizó comités de emergencia, creó fondos específicos para la reconstrucción y coordinó la ayuda nacional e internacional.

 

6. ¿Existe vigilancia sísmica actual en la región afectada?

Sí, el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional mantiene una red de vigilancia sísmica en Imbabura que incluye seis estaciones sísmicas y cinco acelerógrafos distribuidos estratégicamente en las principales ciudades de la región para monitorear la actividad sísmica.

Así hemos conocido parte de la historia en torno a este acontecimiento lamentable para el país en ese entonces, el terremoto de Ibarra de 1868.