El riesgo oculto de retrasar la jubilación un 38% más de mortalidad entre los 60 y los 69 años por jubilarse más tarde
La edad de jubilación en España se encuentra en pleno proceso de transformación, incrementándose progresivamente desde los 65 años, hasta alcanzar los 67 años en 2027. En este momento, la edad de jubilación ordinaria es de 66 años y seis meses o de 65 años para quienes hayan cotizado más de 38 años. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.
Sin embargo, un reciente estudio llevado a cabo por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) advierte que posponer la edad de jubilación estaría vinculado a un mayor riesgo de mortalidad temprana.
El impacto de retrasar la jubilación
La nueva investigación completa un análisis previo que los investigadores realizaron en 2022, en el que se destaca que retrasar un año la salida del mercado laboral incrementa «significativamente» el riesgo de fallecer entre los 60 y 69 años. El estudio apunta a que este incremento del riesgo se haría especialmente notable en aquellas profesiones con mayor exigencia física y con altos niveles de estrés.
Los investigadores sugieren que este riesgo es considerablemente menor para aquellos trabajadores que tienen la posibilidad de acogerse a la jubilación parcial, que les permite ir reduciendo sus horas laborales durante los años previos a su edad de jubilación ordinaria.
Base del estudio: la España de 1967. La investigación toma como punto de referencia la reforma de la jubilación que se llevó a cabo en 1967, que modificó la edad de jubilación anticipada en función de la fecha en que los trabajadores comenzaron a cotizar al sistema de Seguridad Social. Aquellos trabajadores que habían cotizado antes del 1 de enero de 1967 podían retirarse voluntariamente al cumplir los 60 años, mientras que el resto, debían esperar hasta haber cumplido los 65 años, salvo algunas excepciones por el tipo de profesión.
Los autores del informe, pertenecientes a las Universidades de Barcelona, Universidad Pompeu Fabra y Universidad de Mannheim, analizaron cómo afectó en esta reforma la edad de jubilación y el impacto en la mortalidad de quien se jubilaba. Los resultados indicaron que el riesgo de mortalidad es mayor en trabajos físicamente exigentes y mentalmente estresantes, pero disminuye cuando se tiene acceso a la jubilación parcial.
No somos los mismos en 2024. En sus cálculos, los investigadores también han tenido en cuenta la diferencia en la esperanza de vida, que se situaba en 71,25 años en 1967, y los 83,08 años que revelan los últimos datos del INE de 2022. La lógica nos lleva a pensar que una persona de 65 años de 1967 llegaba en peores condiciones físicas que su homónimo de 2024, justificando los 12 años de supervivencia entre ellos.
Por ese motivo, los investigadores aplicaron un factor de ajuste al cruzar los datos de la Muestra Continua de Vidas Laborales del Ministerio de Seguridad Social, con los resultados de mortalidad asociados por edades. El informe señala que “retrasar un año la salida del mercado laboral aumenta el riesgo de morir entre los 60 y los 69 años en 4,4 puntos porcentuales (38%). El aumento de la mortalidad se debe principalmente al efecto inmediato de la pérdida de acceso a los regímenes de jubilación anticipada”.
Retrasar la edad de jubilación no compensa. El estudio concluye que restringir o eliminar la jubilación anticipada tiene un coste social importante. El impacto negativo sobre la esperanza de vida entre aquellos que no pueden acceder a la jubilación anticipada o parcial, supera a los beneficios económicos que implica alargar la vida laboral de los trabajadores.
Por ello, el informe de Fedea propone un sistema de jubilación progresiva. “Permitir a los trabajadores reducir gradualmente su carga de trabajo puede incentivarles a permanecer más tiempo en la población activa sin afectar negativamente a su esperanza de vida”, apuntan los expertos.
Jubilado a tiempo parcial. Recientemente se ha modificado la modalidad de jubilación parcial a la que hacen referencia en el estudio, que como la edad de jubilación ordinaria también se encuentra en pleno proceso de transformación. En 2024, se podrán beneficiar de la jubilación parcial aquellas personas con 62 años y seis meses con 36 años cotizados o más, o con 64 años para aquellas que hayan cotizado al menos 33 años. En 2027, la edad para acceder a esta modalidad parcial será de 63 años con 36 años y seis meses cotizados, o 65 años si se tienen al menos 33 años cotizados.
La jubilación parcial contempla dos escenarios:
- La jubilación parcial con contrato de relevo, en la que el candidato firma un contrato a tiempo parcial que, como indica su nombre, la empresa usará para formar a un desempleado más joven o un empleado de la empresa a tiempo parcial que lo sustituirá en su puesto. Con esta modalidad, el salario a jornada parcial complementa el recorte en la pensión que se aplica al empleado en función de las horas del contrato y su reducción de jornada de la persona jubilada podrá variar entre el 25% y el 75% (incluso el 85% en casos excepcionales).
- La jubilación parcial sin contrato de relevo, que no contempla la formación de un sustituto, por lo que la reducción de la jornada se limitará a entre un 25% y un 50% de la jornada habitual.
Mayor esperanza de vida e incentivos para seguir trabajando. De la misma forma que el estudio de Fedea recomienda flexibilizar la jubilación parcial para mejorar la calidad de vida al final de la etapa laboral, la Administración puso sobre la mesa en una reforma en la que se incentiva fiscalmente a quien quiera retrasar su edad de jubilación.
La otra cara de la moneda es que, quienes quieran jubilarse anticipadamente sin haber cumplido los requisitos de cotización, han visto incrementados los factores de reducción de la pensión hasta en un 21% en función del tiempo cotizado, desincentivando el retiro prematuro.