El pasado 19 de abril, los reos del Centro de Rehabilitación Social de Ambato (CRSA) protagonizaron un amotinamiento con la finalidad de reclamar atención por los casos de COVID-19 que se habían registrado en el lugar.

Aunque en un inicio las autoridades lo negaron, luego se informó que hubo 420 privados de libertad que dieron positivo para coronavirus.

Joshua Culcay, director distrital de Salud Ambato sur, informó que el 100% de la población está asintomática, no solo de los que salieron infectados con el COVID-19 sino de todos los miembros del centro penitenciario.

El funcionario explicó que hay una tasa de letalidad del 0,3%, que fueron dos pacientes adultos mayores que tenían comorbilidad pre existentes como diabetes, enfermedades catastróficas.

Añadió que la intervención en el lugar se hizo a partir del 6 de marzo, incluso antes de que se declarara la emergencia sanitaria en el país.

“Hoy (lunes) que cursamos 66 días sin sintomatología respiratoria, sin transferencias (al hospital Ambato) nuestras PPL (personas privadas de libertad) están el 90% reintegrado a sus actividades de talleres, educación, deportivas, están sanos, obviamente muchos de ellos con sus enfermedades que ya traían de base, pero incluso están jugando fútbol”, aseveró Culcay.

Explicó que si bien se está considerando reestablecer las visitas al centro carcelario, se determinó esperar más tiempo hasta que se compruebe que en la ciudadanía, en la parte exterior del centro, los niveles de la pandemia hayan disminuido.

Asimismo, el director del CRSA, Carlos Manzano, indicó que el lugar tuvo un alto índice de positivos, pero que están controlados. Por esa razón, dijo, el Ministerio de Salud Pública (MSP) les entregó el alta médica de los pacientes del lugar, luego de generar algunos procesos técnicos.

Aseguró que, en la actualidad, los reos realizan tareas laborales, educativas, sociales y deportivas. Incluso mencionó que la semana pasada se inauguró un campeonato deportivo para motivar la actividad física de los privados de libertad, considerando que ya van casi cuatro meses que la población penitenciaria no recibe visitas, lo que ha generado malestar y aspectos sicológicos adversos. (I)