“¡He llorado lágrimas de sangre!”

El odontólogo colombiano, Josmar Armando Basante, nunca olvidará el jueves 6 de agosto de 2015: ese día le masacraron media familia integrantes del Frente 29 de las entonces autodenominadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), hoy Frente disidente Oliver Sinisterra.

Y es que a las 8 de la noche de la citada fecha, once integrantes del grupo encabezados por Walter Arizala Vernaza, alias Guacho, ingresaron a la farmacia y clínica Sonrían, de su propiedad, en el corregimiento de Llorente (Tumaco-sur de Colombia), mataron a su esposa, a su yerno y dejaron gravemente heridos a su hijo e hija.

“Entonces llegó Guacho y me dijo: Pero te di la orden de que cerrara la hijue…. droguería y tenías máximo 12 horas para largarte de aquí”, recuerda Zuhurín Senyapce Basante Santacruz, la envalentonada, pero atemorizada hija que se enfrentó al subversivo y a sus acompañantes.

“Cuando llegó le dije: venga, no nos mate, si es de irnos, nosotros nos vamos, pero déjenos vivos”, recuerda la joven que le suplicaba piedad por la vida de sus seres queridos.

Pero incumplir las órdenes del jefe guerrillero se convertía en una sentencia de muerte.

Contó Josmar que alias El Cholo, uno de los que integraban ese grupo, comenzó a disparar con el fusil a los allí presentes.

De inmediato quedaron tendidos en el piso la madre y el esposo de la muchacha.

Ella y su hermano recibieron 13 y 9 disparos, respectivamente. Pies, manos, estómago, cabeza y pulmones fueron algunos de los lugares donde se alojaron los proyectiles en los heridos.