Conmovedor adiós a Édison Fernando Cosíos

Quito –

El adiós a Édison Fernando Cosíos Naveda derrumbó hasta al más insensible. El exestudiante del colegio Nacional Mejía -fallecido después de siete años y siete meses de estar en estado vegetativo, debido a que fue impactado por una bomba lacrimógena durante unas protestas estudiantiles en el 2011- fue sepultado ayer en la tarde en Jardines de Santa Rosa, en el sur de Quito.

«Hijo, hoy me despido de ti, pero vivirás en mi corazón toda la vida», fue una de las últimas frases que pronunció entre sollozos Vilma Naveda, su abnegada madre, cuando el féretro estaba a punto de descender a la tumba, ubicada en la coordenada M-22, en el sector 1, de la plataforma 9 de ese camposanto.

Su padre, Manuel Cosíos, igual lleno de dolor, en medio de la fría tarde, sacó fortaleza para indicar que hará hasta lo imposible para que se haga justicia por la muerte de Édison Fernando.

Las frases de indignación de parte de los presentes, debido a que consideraron que el Estado no cumplió con la familia Cosíos-Naveda, igual resonaron, antes, durante y después del cortejo fúnebre, que fue acompañado por la banda marcial de los exegresados del Mejía.

Antes del sepelio, apenas terminó la misa de cuerpo presente, en la capilla del camposanto, Manuel Cosíos agradeció a múltiples personas e instituciones que le ayudaron en la ‘nueva vida’ que inició la familia, aquel fatídico 15 de septiembre de 2011, en que Édison Fernando fue abatido por una bomba lacrimógena.

«Nuestro agradecimiento de gratitud a todos los medios de comunicación, que desde el momento en que pasó este incidente se solidarizaron con nuestro dolor. Agradecemos su labor profesional e independiente con la trabajaron», pronunció.

«Junto a nosotros lucharon para informar de este crimen que se cometió con un ser humano, quien iniciaba su vida llena de aspiraciones como todo joven luchador, lleno de ideales, y que buscaba mejores días para la clase estudiantil», añadió, en un discurso emotivo, pero dicho con serenidad, y en el cual exclamó que su «querido atleta ha llegado al podio, adonde llegan los luchadores, los campeones».

Junto a sus padres, también sus hermanos Andrés y Andrea mostraban resignación. Su primo Jeremías Pineda arrancó varias lágrimas, tras interpretar las letras de las canciones No me digas adiós, de Samuel Fernández; y Hoy alzo mi voz, de Tercer Cielo y Tito El Bambino.

Édison Cosíos fue impactado por una bomba lacrimógena, durante las protestas del 15 de septiembre de 2011, en el régimen del expresidente Rafael Correa, cuando los estudiantes no aceptaban que se implemente el Bachillerato General Unificado. El brutal impacto afectó el 65% de su cerebro, de ese muchacho soñador de 17 años.

La muerte del exestudiante del Mejía se dio la madrugada del martes 16 de abril, a sus 24 años, tras tener severas complicaciones en su salud desde enero pasado.

Por este caso, la justicia sentenció al policía Patricio Hernán Salazar, quien aceptó haber disparado el proyectil. La condena consistía en cinco años de reclusión y el pago de $ 100.000 de indemnización. El oficial retirado salió en libertad a los dos años y además se declaró insolvente y no pagó lo ordenado por el juez.

En medio del dolor, Manuel Cosíos no descartó seguir acciones legales en contra del Estado. (I)