En medio de carencias por sismo surgió en Manabí una biblioteca galardonada

Jama –

Don Juan, una pequeña comunidad de unos 1.200 habitantes, generó en medio de sus casas, adosadas de necesidades y calles de polvo, una noticia inédita para Ecuador.

La biblioteca instalada ahí un mes después del terremoto de abril del 2016, y llamada A Mano Manaba, fue reconocida por el Congreso Nacional de Estados Unidos como uno de los 15 establecimientos de esta índole a nivel mundial en la categoría ‘Mejores prácticas reconocidas: Alfabetización multigeneracional’.

A más de Ecuador, en América Latina, estos reconocimientos también se dieron en Colombia y México.

Esta dignidad fue otorgada el mes pasado, pero Rut Román, titular de la fundación A Mano Manaba, indicó que la postulación a este programa surgió a finales del 2017, y para ello tuvo que enviar a más de un video, un ensayo literario (El efecto mariposa en pasar página), de 250 palabras, en el que se explicó al jurado en Estados Unidos los beneficios y alcances de esta fundación.

El idilio de Rut junto a su esposo, Esteban Ponce (ambos Ph.D. en Literatura), con la comunidad de Don Juan empezó a inicios del 2013. Ahí llegaron a escribir textos para la universidad norteamericana en un lugar en donde no había interrupciones. Conocieron a James Madden, un biólogo norteamericano, quien en esa época luego de su jornada en el mar dedicaba un par de horas diarias para leerles cuentos a los niños en la playa, y a su vez en su vivienda les impartía otros conocimientos por medio de juegos lúdicos.

Tras ese enamoramiento con la localidad, Esteban y Ruth decidieron volver en marzo del 2016. Madden ya había regresado a Estados Unidos y los dos catedráticos ecuatorianos coincidieron en que debía implementarse la práctica dejada por el “gringo”, como conocían en Don Juan a Madden.

El terremoto del 2016 casi deja abajo ese sueño. La casa de Madden, que servía como reducto para lecturas, quedó destrozada, así como el lugar donde vivían Rut y Esteban.

Tras los primeros días del sismo de 7,8, amigos de ellos y el propio Madden llegaron a Don Juan con ayuda, libros y juguetes didácticos. Esteban dijo que a los 10 días del terremoto nació la fundación A Mano Manaba, que buscaba proveer de resiliencia en una población que no se doblega ante nada. La manabita Alexandra Cuzme, reconocida amorfinera manabita, también colaboró.

Biblio burro

Rut recuerda que eran tantos los libros que tenían, que vieron que lo más óptimo sería regalarlos. Para ello compraron un burro en cuyo lomo sujetaron una alforja y ubicaron varios libros para regalarlos en la zona de la playa, en donde por las tardes las familias que se encontraban en refugios tras el sismo se reunían para dialogar.

Pero Rut y Esteban vieron un potencial el hecho de leerles cuentos e historias y decidieron ya no donarlos, sino pensar en una biblioteca donde reunirlos para seguir con esa tradición.

“Y con el burro Domingo Faustino Sarmiento (en honor al expresidente argentino que impulsó la alfabetización en su país), recorríamos la playa en medio de los destrozos que dejó el terremoto. El biblio burro nos permitió contar historias, gritarle al mundo que la educación es la mejor herramienta para no dejarnos ser utilizados”, declaró Rut.

Ante esa intención Madden donó el terreno donde hoy se levanta la biblioteca, y a través de fundaciones y organizaciones no gubernamentales obtuvieron recursos para la compra de caña guadúa y madera para construir el espacio que también tiene áreas de alojamiento para los voluntarios de www.workaway.org,. (I)

A Mano Manaba

Biblioteca

Libros

Tiene 5.000 textos. Por cada habitante de esta localidad de Jama están disponibles un poco más de cuatro libros, teniendo en cuenta que en Don Juan hay unas 1.200 personas.

Préstamos

Las madres, padres o jóvenes puedan acudir a la biblioteca y llevar los libros a sus casas, y luego devolverlos en busca de otro texto.

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