Detectan moléculas de agua en un exoplaneta
Un equipo de astrónomos internacional, compuesto por profesionales de la Universidad Católica, presentó durante este miércoles un importante descubrimiento científico, el hallazgo por primera vez de moléculas de agua en un pequeño exoplaneta del tamaño de Neptuno.
Utilizando los datos de los telescopios espaciales de la NASA —Hubble, Spitzer y Kepler— los investigadores detectaron un pequeño planeta, según revela el estudio en la revista Nature, exo-Neptuno HAT-P-11b ubicado a 120 años luz de distancia en la constelación de Cygnus y que tiene una atmósfera clara, lo que permitió que los tres equipos espaciales encontraran las tan preciadas moléculas.
«Esto es muy importante porque abre el camino a la posibilidad de encontrar moléculas de agua en planetas tipo Tierra», explica Andrés Jordán, académico del IA, investigador del Instituto Milenio de Astrofísica MAS, y parte del equipo. «Y dado que en nuestro planeta agua es sinónimo de vida, esto podría ser un paso hacia la eventual búsqueda de esta en otros sistemas solares», agrega.
No obstante, en el caso del HAT-P-11b no se encontraría vida ya que orbita demasiado cerca de su estrella —su año solo dura cinco días— por lo que es muy caliente. Aún así, el descubrimiento es importante ya que da más pistas de la composición de este tipo de mundos y de su historia.
«Creemos que los exo-Neptunos pueden tener varias composiciones, lo que sería consecuencia de sus respectivas historias de formación», dice Heather Knutson del Instituto de Tecnología de California y parte del estudio. «Ahora, con estos datos, podemos comenzar a establecer de a poco el origen de estos mundos distantes».
Esta serie de descubrimientos de cientos de planetas que orbitan a otras estrellas se ha llevado a cabo desde la década de los noventa, no obstante, todavía se sabe poco de ellos. Y no sólo porque no existen las tecnologías necesarias para realizar estos descubrimientos, sino que también por las atmósferas oscuras que poseen y que hacen difícil desentrañar sus detalles.
Así, es muy común que exoplanetas más grandes, o del tamaño de Júpiter, tengan nubes, lo que hace imposible detectar cualquier tipo de moléculas en su atmósfera. «Como si fuera esmog, ello no nos permite ver nada», explica Jordán.
«Cuando los astrónomos vamos a observar a los telescopios, se dice ‘cielos despejados’ para desear buena suerte», cuenta el líder del estudio Jonathan Fraine, de la Universidad de Maryland y quien además está realizando un doble posdoctorado con el Instituto de Astrofísica de la UC (IA). «En este caso, encontramos cielos despejados en un planeta distante. Tuvimos suerte porque eso significa que las nubes no nos impidieron detectar las moléculas de agua», comenta para finalizar.