Descubrimiento del Río Amazonas

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El río Amazonas fue descubierto en 1542 por el conquistador español Francisco de Orellana, segundo al mando de la expedición encabezada por Gonzalo Pizarro. Para localizar el país conocido como «Canela», se le encomendó la misión a Francisco Pizarro, hermano de Gonzalo Pizarro y teniente gobernador de Quito.

En la Navidad de 1540, la expedición partió del Cuzco. Para ello Orellana reclutó 53 nativos quiteños, con quienes iniciaría su aventura, sin embargo, la fuerte corriente del río Napo impidió que regresaran. Es así como continuaron su viaje, sin saber que finalmente se encontrarían con el Gran Río Mar la madrugada del 12 de febrero de 1542.

Antecedentes

Los indígenas del actual Ecuador expresaron su curiosidad por la existencia de «El Dorado y el País de la Canela», que creían que era el lugar donde los caciques tomaban baños de oro. Esta historia despertó el interés de los españoles de la época por encontrar estas riquezas.

Con el objetivo de asegurar el éxito de la expedición, Pizarro incluyó en su equipo a don Gonzalo Díaz de Pineda, quien había explorado anteriormente las regiones orientales y fundado las poblaciones de Sumaco, Quijos y Cosanga. También fueron llamados, el fray Gaspar de Carvajal, figura religiosa ilustrada, y el capitán Francisco de Orellana, gallardo conquistador.

Sin embargo, Pizarro no pudo contener su impaciencia y partió hacia las regiones orientales el 25 de febrero sin esperar a Orellana, quien había salido de Guayaquil el 4 de febrero, dejando instrucciones para que Orellana se le uniera cerca del volcán Sumaco, descubierto anteriormente por Díaz de Pineda.

La expedición estaba formada por unos 220 españoles, 4000 indios, 4000 llamas que llevaban provisiones y daban leche diaria, 2000 cerdos, más de 2000 perros de caza y y muchos caballos de repuesto, que ya habían sido adelantados con algunos oficiales e indios que sabían montar a caballo.

El encuentro de Pizarro y Orellana

Después de una marcha agotadora y varios encuentros con tribus hostiles, Orellana finalmente alcanzó a Pizarro a mediados de marzo en el destino. Juntos, superaron un terremoto que aterrorizó tanto a los nativos como a los valientes miembros de la expedición y continuaron a través de la jungla hostil, cruzando ríos turbulentos y siendo constantemente acosados ​​por tribus hostiles, bestias e insectos que mataron a una parte significativa de sus hombres.

Los expedicionarios estuvieron varados en las profundidades de la selva durante más de diez meses, y solo gracias a su valentía y empuje pudieron escapar de las enfermedades tropicales y fiebres que acabaron con la vida de casi todos los habitantes locales. A pesar de estar agotados, persistieron en su búsqueda de riquezas y avanzaron, usando sus espadas para cortar ramas y árboles y construir puentes endebles para cruzar ríos. Finalmente llegaron a las orillas del río Coca, un río grande con aguas agitadas.

La embarcación «San Pedro»

Los expedicionarios tomaron la decisión de construir una embarcación llamada «San Pedro» para continuar su viaje por el río debido a la escasez de alimentos y provisiones. Como carecían del equipo necesario, tuvieron que crear sus propios clavos para asegurar la estructura, lo que dificultó la construcción. El barco se terminó en honor al apóstol de los pescadores después de dos meses de construcción.

Orellana se separa del grupo

Los expedicionarios navegaron hasta el encuentro de los ríos Coca y Napo en el «San Pedro». Debido a la falta de alimentos, los españoles decidieron dividirse: Pizarro esperaría el regreso de Orellana en las orillas del Napo mientras continuaba la expedición río abajo en busca de suministros. La duración de la expedición de Orellana se fijó en un máximo de 12 días.

El 26 de diciembre, Orellana partió hacia el río Napo con fray Gaspar de Carvajal, unos 60 expedicionarios españoles e indígenas americanos y otros viajeros. Viajaron durante varios días antes de llegar al río Curaray sin comida. Sus compañeros se negaron a acompañarlo de regreso cuando lo intentó porque la corriente del río era demasiado fuerte y amenazaron con rebelarse y amotinarse. Esto llevó a Orellana a decidir continuar con la expedición.

El hallazgo del río Amazonas

Después de navegar por más de un mes a la deriva, los expedicionarios experimentaron algo increíble el 12 de febrero de 1542. El río Napo se encontró con un coloso apacible de agua dulce, rodeado por un hermoso paisaje de follaje verde y árboles florecidos, que les ofreció la riqueza de sus frutos.

Al principio, este lugar fue nombrado «Río San Francisco de Quito», pero unos meses después, mientras seguían navegando hacia el mar, fueron atacados por la tribu de las Icamiabas, un grupo de mujeres guerreras e intrépidas. Por esta razón, Orellana lo renombró como «Río de las Amazonas». Finalmente, después de 1 año, 6 meses y 21 días, los expedicionarios llegaron a la desembocadura del río en el Atlántico.

Juicio y regreso al río

Tras regresar de la expedición, Francisco de Orellana fue acusado de desertar y traicionar a su primo, que estaba al mando de la expedición, y fue enviado de vuelta a España para responder de sus actos. Aunque nunca más se encontró con Gonzalo Pizarro, el proceso legal demostró la inocencia de Orellana y que no pudo viajar al lugar donde estaba Pizarro.

A pesar de esto, Orellana logró mantener el favor de los gobernantes y se le permitió regresar al Nuevo Mundo. En ese lugar, organizó una segunda expedición para investigar el río que llevaba su nombre, comenzando en su desembocadura e intentando viajar hasta su nacimiento. Pero en 1546, a la edad de 35 años, la vida de Orellana se vio truncada por el abrasivo ambiente selvático y una enfermedad.