El mate de Almada

Del entrenador del Barcelona, GuillermoAlmada, se ha dicho todo futbolísticamente. Desde su forma de jugar, hasta su don de gentes, sin olvidar el carácter que maneja cuando está en el partido. Las únicas cosas que han pasado desapercibidas son su labor social, la cual realiza con discreción, unas pulseras que le regaló su mujer y su matecito.

Pocos saben que tiene un bolso que es su compañero todos los días, desde que sale de su casa en la vía Samborondón, hasta que regresa después de entrenar. Solo se despega de él a la hora de ingresar a la cancha, ya que el resto del tiempo lo tiene a su lado. Es donde lleva su mate, con bombilla, hierba y termo. Como buen uruguayo, este té no debe de faltar por nada.

la ruta del mate

EXTRA acompañó a Almada desde que se bajó del carro el pasado viernes, hasta dar la conferencia de prensa, para analizar sus gestos. Sale y comienza un ritual: coge el bolso, arregla el mate, ve que el termo está bien acomodado, ingiere un poco de mate y camina con unas cuatro libras de peso en su mano izquierda.

Llega a la sala de prensa del Monumental. Lo primero, buscarle lugar a su mate. Lo pone a un costado, y después de cada pregunta lo mira, si bien mientras habla con la prensa no bebe nada.

“El mate me acompaña desde que soy adolescente. No recuerdo de cuántos años, de eso no tengo estadísticas (risas). En Uruguay es una tradición, es algo que se traslada de los padres a los hijos y va de generación en generación. Ahora me tocará enseñarle a la beba y al que viene”, expresó Almada.

El entrenador hasta ofreció una clase de cómo preparar un buen , como si estuviera ante un pizarrón para indicar cómo va aplicar la presión alta en el próximo partido.

“La hierba la traigo desde Uruguay, aunque aquí también te la venden. Caliento el agua, pero a la hierba le echo agua fría para que no se queme. Luego se mezclan las dos aguas, porque tiene que estar algo tibia. Se deja que hinche la hierba, y vas tomando poco a poco. Hay que ir cebando (uniendo) el agua con la hierba, con cuidado de que el mate no se te lave (dañe) para que no pierda el gusto”, explica