Casi un año después de que abandonó Cuba de manera clandestina en una embarcación de fabricación casera, José Caballero se reunió la noche del jueves con su mujer, que sobrevivió a su propio viaje angustioso por mar el mes pasado.
Los dos se abrazaron en la estación de autobuses Greyhound en Austin, Texas, horas después de que Mailin Pérez cruzó la frontera desde México, aprovechando una política estadounidense que permite la entrada a los cubanos que llegan por tierra.
«En este momento estamos muy contentos, pero exhaustos por toda la tensión. Hubo muchos momentos de desesperación», dijo Caballero.
Pérez, de 30 años, formaba parte de un grupo de inmigrantes cubanos rescatados este mes por pescadores en la península mexicana de Yucatán con severas quemaduras por el sol y deshidratados después de estar tres semanas a la deriva.
Sólo 15 de los 32 pasajeros de su embarcación sobrevivieron al viaje desde Manzanillo, en el oriente de Cuba. Quince murieron en altamar y dos más fallecieron después de que fueron rescatados.
«Fue una batalla llegar aquí», dijo Pérez al sentarse a comer una cena tradicional cubana de pollo y «congrí» (arroz y frijoles) preparada por su marido. «Estoy feliz, pero triste por los que no lo lograron», agregó.
El grupo partió el 7 de agosto, y se vio obligado a diseñar una vela improvisada después de que el motor de la embarcación se descompuso al principio del viaje. Uno a uno los pasajeros fueron muriendo cuando se agotaron los suministros de alimentos y luego el agua. Sus cuerpos fueron arrojados por la borda.
Caballero, de 40 años, dijo que su esposa perdió ocho primos en el barco.
«Para ella va a ser duro. En este momento está feliz de haberlo logrado, pero imaginen el trauma que siente», declaró.
Caballero salió de Cuba por la misma ruta en diciembre en un barco que transportaba a 47 personas, y ahora es un trabajador de servicio en una empresa de camiones en Austin. «Estuvimos en el mar sólo por nueve días y aún tengo pesadillas acerca de ahogarme», dijo.
Funcionarios mexicanos detuvieron a los cubanos por dos semanas antes de liberarlos, diciendo que Cuba no los había reconocido como ciudadanos.
En el marco de la política «pie mojado, pie seco» de Estados Unidos, a los inmigrantes cubanos que llegan a suelo estadounidense se les permite quedarse mientras que los que son interceptados en el mar son devueltos.
Los cubanos que tratan de huir de la isla de Gobierno comunista se dirigen en número creciente a América Central o el sur de México y luego hacen un largo viaje por tierra para llegar a Estados Unidos.
Las autoridades estadounidenses dicen que 16.200 cubanos llegaron sin visas a la frontera con México en los últimos 11 meses, el número más alto en una década.
Caballero dijo que previamente su esposa trató de salir de Cuba en cuatro ocasiones, sin tener éxito, y que intentó convencerla de que no volviera a hacerlo. «No hubo manera de detenerla», dijo.
La pareja dejó dos hijos en Cuba con familiares, un niño de 11 años y una niña de cuatro.
«Esa es nuestra esperanza ahora, traerlos a Estados Unidos», dijo Caballero. «Pero no de la forma en que llegamos. No por mar», agregó.