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Consejos alargar la vida de las baterías en coches eléctricos

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Sin duda, el componente que puede terminar siendo más crítico dentro de los coches eléctricos son sus baterías, un aspecto del que es importante saber cómo podemos alargar su vida útil. Así, y aunque este tipo de acumuladores de energía tengan un efecto más importante de las que pueden ser los automóviles convencionales, sí podemos hacer porque tengan una extension mayor con cuidados y protecciones.

A pesar de que toda Europa se está dejando seducir por los encantos de los coches eléctricos, a muchos conductores les preocupa la fiabilidad de estos modelos de reciente creación, como pueden ser sus baterías. Sobre todo, si el debate se centra en la durabilidad de las mismas que incluyen. Aún con todo, y gracias a los continuos avances de la tecnología, también es posible hacer porque consigamos alargar la vida de estas baterías en los coches eléctricos.

Existen ciertos tips, consejos y trucos que pueden presentarse óptimos para cuidarlas. Claro que, aunque el nuestro se encuentre entre los mejores modelos eléctricos, nunca es recomendable llegar a descargarse por completo, ya que podría empeorar la resistencia de la batería. Ahora bien; ¿cuál es su duración en los coches de nueva generación? ¿En qué afecta?

¿Cuánto duran las baterías de los coches eléctricos?

Haciendo una analogía con los coches de combustión, las baterías equivaldrían al depósito de combustible, de las cuales, las más extendidas son las de ión-litio, puesto que producen y almacenan energía aprovechable a través de la combinación de iones contenidos en sus celdas electroquímicas. Por su parte, forman parte del mecanismo fundamental de estos vehículos. Es donde se almacena la electricidad que se transmite al motor eléctrico para el funcionamiento del automóvil.

Lo habitual en las marcas de coches es que la garantía de la batería sea de 8 años o 160.000 kilómetros, lo que suceda antes. Pasado ese período, los fabricantes garantizan que, al menos, la capacidad de la batería será del 70% del total. Todo dependerá del uso y el trato que se le dé. Un mantenimiento óptimo de nuestro vehículo puede alargar la vida de nuestros coches eléctricos y, por supuesto, de nuestras baterías también.

Así, cabe tener en cuenta que de media la mayoría de estas admiten, aproximadamente, hasta 3.000 ciclos de carga completos, lo que puede equivaler a más de ocho años de vida útil si se llega a gastar y recargar a diario. Por supuesto, esto no es lo habitual y que menos se aconseja, al igual que tampoco dejaríamos que los convencionales se quedasen totalmente sin combustible.

Qué afecta a su rendimiento

Y es que, al igual que sucede con las baterías de los dispositivos cotidianos, o como las propias de los automóviles convencionales, las de los coches eléctricos también terminan sufriendo bajones de rendimiento, de ahí que muchos medien para mejorarlas o alargar sus vidas. Así, y del mismo uso, es normal que hagan por perder su eficiencia con respecto al inicio.

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Es lo que se conoce como degradación tecnológica, puesto que este tipo de acumuladores de energía funcionan respondiendo a todas las tareas que concierne a estos coches eléctricos. No obstante, cabe mencionar y destacar que, a diferencia de las de los móviles, éstas no actúan las 24 horas del día, sino sólo en momentos concretos.

Por tanto, esa degradación llega durante el proceso de carga. Si se abusa de la carga rápida se castiga más la batería, porque se la está estresando por el calor que supone ese tipo de carga. Afortunadamente las nuevas generaciones de baterías combaten ese calentamiento con un sistema de refrigeración integrado. Pero lo cierto es que si cada día hacemos un par de cargas rápidas el impacto va a ser muy negativo. Lo más propio (si el coche se mueve regularmente) es recargar las baterías en su totalidad. Por el contrario, si llega a permanecer inactivo por periodos largos, es mejor dejarla entre el 50 y el 60%; la mayoría de modelos aguantan una media de 200 kilómetros con una sola carga.

Cuidados y mantenimiento

Una vez conocidos los parámetros que harían porque las baterías lleguen a sufrir importantes desniveles en su funcionamiento, alargar estos ciclos de carga en los coches eléctricos tiene también importantes características que harán, de una manera o de otra, que su rendimiento sea óptimo o, por el contrario, padezcan algunos contratiempos que pueden terminar siendo preocupantes.

Estas baterías, peculiares por estas características que señalamos, funcionan para que al final la conducción sea del todo eficiente. También es verdad que no todos los coches o marcas tienen una vida útil exacta (las de Tesla son las más avanzadas), pero en común sus ciclos se mueven en torno a los 3.000, cantidad considerable si tenemos en cuenta sus prestaciones.

  • Eficiencia. Es lo que tiene que ver con el rendimiento de la batería
  • Ciclo de vida. Lo más importante sobre la vida útil de la batería
  • Velocidad de carga. Factor que afecta de forma decisiva a la compra del vehículo
  • Potencia. Medida en Watios por kilogramo
  • Densidad. Cuanta más densidad tenga, mayor almacenaje de energía tendrá y mayor autonomía tendrá el vehículo.

Evita las descargas completas

¿Y cuál son los cuidados que debemos mantener a lo largo de la vida de nuestros coches eléctricos para conseguir alargar? El primero, sin duda, es el que hemos mencionado anteriormente: hay que evitar que se descarguen completamente. En este tipo de vehículos hay dos circuitos.

Uno de ellos es de baja tensión y es el que alimenta las luces, los elevalunas, la radio… y, sobre todo, los ordenadores que gestionan todo en el coche. El otro sistema eléctrico es el de alta tensión y es básicamente sólo para mover el coche, la climatización y la recarga a la red.

Esto es lo que hay que prestar atención. Evitar que se descarguen las baterías por completo, tanto las de baja tensión (que son de plomo igual que en cualquier coche que conocemos) como las de alta tensión. Es importante porque si se descarga la batería de 12 voltios ni siquiera podremos enchufar el coche a la red ya que no funcionará el ordenador que lleva el coche integrado y gestiona la recarga cuando lo enchufamos. Esto ha sido muy comentado durante los tiempos de confinamiento, donde al no usarlos, las cargas terminaron por vaciarse y luego dificultaron en exceso su puesta en marcha. Todas las baterías se van descargando lentamente aunque no las utilicemos.

Precaución con las temperaturas altas

Uno de los aspectos de los que tendremos que tener a más consideración. Todas las baterías, tanto las de los coches eléctricos como las de nuestros dispositivos de uso diario, son muy contrarias al calor, pero también al frío o relente. Y es que, las temperaturas extremas y la humedad afectan mucho a las baterías de iones de litio. Ambas pueden degradar los componentes y, además, en el caso del calor afectará también a la autonomía.

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Por ello, el mejor consejo al respecto es aparcar el coche siempre en garaje o en una zona resguardada de la meteorología adversa, algo muy factible también para los híbridos. Por supuesto, este tipo de vehículos de nueva generación han sido diseñados para disponer de sistemas de protección propios de sus componentes como el sistema de refrigeración líquida de las baterías, pero es siempre algo a tener en cuenta. Puede ser muy beneficio para alargar la vida útil de las baterías en los coches eléctricos.

La recarga, mejor con cargas lentas

En lo que tiene que ver con los modos de recarga, uno de los consejos que harán por mantener una vida útil mayor es utilizar cargas lentas. Esta, siendo de las más comunes que nos podemos encontrar, permite que las baterías de los vehículos mantengan un estado de conservación superior.

Por tanto, permitirá al conductor disfrutar de una autonomía y uso del vehículo óptimos durante mucho más tiempo. Por esa razón, fabricantes como BMW, Volkswagen, Nissan o Hyundai recomiendan a sus clientes el uso de la carga lenta. Al mismo tiempo, si esta práctica se hace nada más aparcarlo, los sistemas de refrigeración de la batería ayudarán a esa mejor conservación.

En el caso de los cargadores rápidos, lo ideal es que se haga sólo en casos cuando se necesite. O lo que es lo mismo: cuando nos veamos obligados a recurrir a ellos por circunstancias que no son habituales en nosotros. Lo mejor para ello es la utilización de cargadores lentos o semirrápidos para las cargas rutinarias; las baterías, a pesar de estar preparadas, aceptan mejor las cargas no tan rápidas.

Controla su tiempo

Dejar el coche enchufado más tiempo del necesario puede ‘viciar’ la pila. Las recargas óptimas, por motivos de tiempo e incluso de ahorro, se realizan por la noche, pero siempre han de efectuarse con un temporizador programado. Es por esto que las baterías no sufrirán ningún contratiempo de la misma carga. Así, cuando esté preparada, su eficiencia también será mayor.

Conduce de manera suave

Este es, probablemente, el aspecto que más tiende a generar problemas en este tipo de baterías en los vehículos más modernos. Son muchos los que buscan siempre encontrar los límites de su coche, pero, aunque su práctica pueda ser conveniente para ponernos a prueba, hacer un uso extremo o mayor de lo que acostumbran terminará por sobrepasar los niveles de estos acumuladores de energía.

Por tanto, lo que más y mejor se sugiere, es que, a la hora de ponernos sobre el volante, nos anticipemos a las circunstancias conduciendo de manera suave y eficiente evitando acelerones bruscos. El motivo no es otro que haciendo esto se le exige mucha potencia a tu eléctrico, lo que penalizarás la autonomía. Para ello, pisa el acelerador de manera suave y aprovecha las inercias y retenciones con el freno para recargar la batería, transformando energía cinética en energía eléctrica.