Así resisten los venezolanos a una criminalidad desbordada
Acompañados por Pana
Aún está en la memoria de los venezolanos el crimen de la exMissVenezuelaMónica Spear y su esposo, baleados por delincuentes en 2014 en una carretera donde se había averiado el vehículo en el que iban de vacaciones. Su pequeña hija quedó herida.
En Caracas surgió una iniciativa para acompañar a quienes sufren problemas en la vía. Con chalecos fosforescentes, cascos, gafas oscuras y radioteléfonos, seis hombres viajan raudos en sus motos para rescatar a Carmen García, estudiante de medicina que se quedó varada en una autopista.
Tardaron sólo ocho minutos en llegar desde que Carmen, temiendo un atraco o secuestro, activó en el celular la aplicación Pana. Los llamados “operadores de acompañamiento” la escoltaron hasta un sitio seguro.
“Damos seguridad, pero también atendemos la ansiedad cuidando, asistiendo. Tranquilizamos al cliente por teléfono y cara a cara. El servicio es rápido, confiable, simple. No todos pueden tener escoltas o blindar un carro”, comentó a la AFP Domingo Coronil, gerente de Pana.
El servicio anual de “acompañamiento” cuesta unos seis dólares, pero las labores de asistencia tienen un valoradicional.
Vidrios “antivandálicos”
En Blindacars Express, en un centro comercial del este de Caracas, su gerente Julio César Pérez entrega a un cliente dos enormes camionetasnegras a las que acaban de instalar en los vidrios el “laminado antivandálico” de mayor grosor.
“Cada vez más la gente requiere este servicio. Los delincuentes no discriminan clasessociales. Aquí vienen vehículos de baja, media y alta gama”, comentó Pérez.
El dueño de las camionetas explica que en una se trasladan su esposa e hijos y en la otra él viaja a menudo fuera de Caracas, donde los hampones suelen tirar piedras, palos o botellas para obligar a los viajeros a detenerse y así robarlos o secuestrarlos.
“Pasan cosas horribles. La inseguridad está muchísimo peor, antes solo los diplomáticos blindaban los carros, pero en Venezuela los ciudadanos comunes sufrimos el mismo problema”, declaró bajo anonimato este comerciante agrónomo, de 44 años.
En las calles venezolanas es raro ver un carro sin vidrios oscuros.