La población de América Latina vive un cambio silencioso, pero profundo. Las señales son una caída en la tasa de nacidos y un aumento de la esperanza de vida, lo que plantea serios desafíos para la salud, la seguridad social y el empleo en países que antes se caracterizaban por su población joven.
Un estudio realizado por la Red de Institutos Universitarios Latinoamericanos de la Familia y la Universidad Austral, con la participación de ILFAM de la Universidad Técnica Particular de Loja, concluye que solo Paraguay y Bolivia mantienen tasas de fecundidad por encima del umbral de reemplazo generacional de 2,1 hijos por mujer. Ecuador, con 2 hijos por mujer, está cerca pero ya por debajo de este nivel, lo que indica que la población se moverá hacia más adultos mayores y menos jóvenes.
La tasa de natalidad disminuye de manera sostenida en casi toda la región. Ecuador se encuentra en un rango medio, con 12 nacimientos por cada 1.000 habitantes, mientras Chile y Argentina registran los niveles más bajos.
La edad mediana en Ecuador es de 32,5 años, superior al promedio regional de 31,2, lo que evidencia una transición hacia una sociedad con más adultos mayores. El porcentaje de personas mayores en el país aumentó del 7,75% en 2022 al 9,9% en 2023.
El estudio señala que estos cambios plantean grandes desafíos en salud, seguridad social y empleo. En Ecuador, el IESS enfrenta un fuerte impacto financiero debido al envejecimiento poblacional. Para 2025, destinará USD 6.785 millones al pago de pensiones, el mayor gasto de su presupuesto, con un aumento de USD 410 millones respecto a 2024.
Sin embargo, los ingresos por aportes de afiliados activos cubren menos de la mitad del gasto en pensiones, por lo que el IESS depende en gran medida de la contribución estatal, que ha sido insuficiente. Para cubrir el déficit, la institución deberá recurrir a la desinversión de fondos, lo que compromete su capacidad de inversión y la sostenibilidad futura del sistema.
El crecimiento del número de jubilados y la insuficiente contribución estatal aumentan la presión sobre las finanzas del IESS, reflejándose en la acumulación de deudas del Estado con el instituto tanto para pensiones como para la atención médica de los pensionistas.