Mataje pide agilidad para arreglar vías y otras obras

Esmeraldas –

Alirio vive un suplicio diario para trasladarse a su trabajo desde la comunidad El Pan. Debe levantarse muy temprano para tratar de conseguir quién lo lleve hasta la empresa palmicultora para la que trabaja y que está en la vía a Mataje.

No es el único que tiene ese problema. Movilizarse por los caminos vecinales de la parroquia Santander de Mataje, en San Lorenzo, frontera con Colombia, es un sacrificio para otros pobladores que residen en los recintos lejanos al centro poblado de Nuevo Mataje.

Después de los incidentes en el lado colombiano y el atentado al cuartel del Distrito Policial de San Lorenzo, a inicios de este año, el transporte es restringido por el temor de los conductores que tratan de ser más cautelosos al circular, dice Rodrigo, quien hace fletes particulares en una camioneta.

En la zona faltan 54 km de caminos vecinales que el Gobierno Provincial de Esmeraldas aún no construye para enlazar a los recintos La Cadena, Labores Agrícolas, Guadualito, El Pan y Mataje Alto, dice Jairo Canticus, presidente del gobierno parroquial de Mataje.

Esas obras, según pobladores, son necesarias. En mayo pasado, un deslizamiento bloqueó el acceso a Pueblo Viejo, La Delicia y Campanita, por las lluvias en esta zona selvática y de difícil acceso.

Víctor Chiripúa, dirigente de la nacionalidad awá, señala que sobreviven en medio de las dificultades que implica el acceso a sus territorios y la amenaza constante de perder sus tierras, en esta zona fronteriza que es parte de la Reserva Ecológica Manglares Cayapas-Mataje (Remacam).

El ingreso a Mataje continúa restringido por parte de las Fuerzas Armadas para las personas que no son de la zona. “Quienes ingresen a Mataje deben pedir autorización o protección militar”, indica un oficial a cargo del retén naval de ingreso a Mataje.

Las 90 familias que residen en Nuevo Mataje se abstienen de conversar con desconocidos y lo hacen a medias si ha ingresado con familiares o autoridades de la parroquia.

Las actividades educativas, siembra de cacao, trabajo en las palmicultoras y comercio se realizan con normalidad, pero sin bajar la guardia.

Con la carretera binacional y el puente internacional sobre el río Mataje se ejecutaron obras como alcantarillado, planta de tratamiento de desechos sólidos, construcción de cuatro ductos cajón, mejoramiento, aceras y bordillos de las siete calles que tiene la cabecera parroquial.

Pero se espera la reactivación económica, ayuda para la producción agrícola, servicio eléctrico para 60 familias, legalización de tierras de fincas. Estos pedidos ya han sido transmitidos a las autoridades.

Además quieren la terminación de las viviendas en San Lorenzo para las 150 familias de El Pan y Mataje Viejo, que se desplazaron por el incidente fronterizo. Ellos regresaron a sus hogares y algunos perdieron sus enseres, cultivos y animales de corral, por la delincuencia común, pese al estado de excepción que estuvo vigente en San Lorenzo y Eloy Alfaro, manifiesta Berenice, propietaria de una finca en la comunidad Caraño.

Convenio

En Mataje se espera que en estos días se firme un convenio con el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) para la atención de 30 niños, con el programa Centros de Desarrollo Infantil. La dirigencia señala que otros pedidos, como los 54 kilómetros de caminos vecinales, incluso fueron solicitados antes de que se declarara la excepción en la zona. (I)