Autopista a la costa se deteriora entre prórrogas para su arreglo

A diario viaja desde el puerto de Santa Rosa, en Santa Elena, para traer pescado a Guayaquil. Desde que comenzó el invierno, Víctor Tigrero toma más precaución por esa vía que une a ambas provincias, pues hay tramos con huecos, desniveles y fisuras.

La vía ya tenía sus deterioros, pero las lluvias han comenzado a afectarla más. “Ya hasta hay tramos que se forman pozas, alguien que va descuidado se da un golpe fuerte y eso afecta al carro”, señala el comerciante.

Conductores de las cooperativas CICA y CLP, que van de Guayaquil a Salinas, hasta tienen identificados los tramos que requieren arreglos. David García, chofer de CICA, menciona que en zonas de Río Verde, Zapotal, Progreso y Cerecita no solo hay huecos, sino desniveles riesgosos.

Un equipo de este Diario recorrió el miércoles esa vía de más de 100 km y constató más de una veintena de tramos, en ambos sentidos, donde el asfalto está deteriorado, con huecos, baches y fisuras.

“Se viene escuchando desde el año pasado que la van a arreglar y nada”, señala el conductor de una volqueta mientras arregla una llanta en una vulcanizadora de Villingota.

Allí, Pablo Chancay, uno de los vulcanizadores, cuenta que a diario escucha quejas de conductores por el mal estado de la vía y que generan problemas en los cauchos y amortiguación.

Hay días en los que atienden cinco carros con cauchos afectados. “A veces se le revientan los cauchos por los huecos, los aros se parten”, dice Chancay.

En mayo pasado el gobierno de Lenín Moreno adjudicó el proceso para rehabilitar la vía a través de una alianza público-privada entre el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) y la compañía Verdú.

En ese momento se anunció que el proyecto vial incluía 162 km, 30 km adicionales a lo proyectado. A más del corredor E-40 se incluyó el trayecto Progreso-Villamil y otros dos tramos (ver gráfico).

La propuesta de Verdú establecía una inversión de $ 231 millones, durante el periodo de concesión de 20 años, de los cuales $ 72 millones corresponderían a rehabilitación.

Para recuperar la inversión se habló de fijar peajes. Durante la presentación se indicó que el peaje sería de $ 1. Preliminarmente se pretendía $ 1,50.

Nueve meses después de la adjudicación, la rehabilitación no ha iniciado. Desde que se adjudicó el proceso se han registrado modificaciones al cronograma para firmar el contrato.

En la administración del ministro Boris Palacios hubo tres modificaciones: para el 23 de julio, 27 de agosto y 27 de septiembre de 2018. En este periodo de Jorge Hidalgo se planteó firmar el contrato el 27 de noviembre, luego el 27 de enero y la última fecha está para el 28 de febrero.

La prefecta de Santa Elena, Magaly Chasiguasín, señala que desde que se anunció la adjudicación no han sabido más detalles del proceso. “Vemos que la vía está más deteriorada desde el tiempo que se anunció la adjudicación”, advierte la funcionaria, que estaba por enviar una comunicación para pedir detalles del proceso.

Consultado sobre las modificaciones al cronograma, el MTOP indicó que “está obteniendo mejoras en las condiciones iniciales adjudicadas en favor del Estado”. Y agregó que de los resultados que se obtengan en los diálogos con el adjudicatario se suscribirá el contrato.

A corto plazo, el MTOP señala que tiene planificado intervenir con el bacheo menor, limpieza de alcantarillas cunetas, roza a mano, reparación de bordillos y mantenimiento preventivo, mientras que se hace cargo la concesionaria. Además, está contratado el mantenimiento integral de la ciclovía segregada en el tramo Guayaquil-Chongón-Progreso de 85,5 km. (I)

Las inquietudes que surgen por costos, peajes y técnica

El anuncio de la rehabilitación de la vía Guayaquil-Salinas le genera expectativa, pero a la vez preocupación a Jorge Borbor, conductor de un bus de la cooperativa Río Verde, que da servicio a comunidades de Olmedo, Buenos Aires, Zapotal, Río Verde y San Rafael, para conectarlas con Santa Elena.

Una de sus inquietudes es el peaje que ha escuchado que se pretende instalar a la altura de Buenos Aires. Sostiene que en determinadas horas salen de las comunidades con uno o dos pasajeros y teme que ese peaje merme sus ganancias.

Ángel Solís, presidente de la Cooperativa Libertad Peninsular, que recorre la vía, dice que ellos aún no saben en cuánto mismo quedará el valor del peaje ni otros detalles que ya se debió haber divulgado con los usuarios frecuentes.

No es la única preocupación que ha surgido. Hay quienes consideran que se debió promover una ampliación con por lo menos tres carriles por lado de toda la vía, empezando con círculos de tráfico, pasos a desnivel, retornos en la vía a la costa y la construcción de un tercer carril para tráfico extrapesado, que vaya hasta el puerto de aguas de Posorja.

El Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) señala que entre los aspectos que se están analizando con el adjudicatario se considera la actualización del tráfico promedio diario anual al 2019 en todo el corredor vial, incluso el flujo de vehículos pesados en el tramo Progreso-Playas.

Con la actualización del flujo de tráfico en todo ese corredor, según esta cartera de Estado, “se obtendrían excedentes a favor del Estado ecuatoriano y podrían ser invertidos en el mismo proyecto, en función de los estudios definitivos que deben ser presentados por el adjudicatario y aprobados por MTOP”. (I)