Vino hervido y miel turca: delicias de la Navidad en Praga

Vino hervido, licor de miel, patatas de mazapán, chocolate de Praga, trdelník o miel turca son algunas de las delicias típicas de las fechas navideñas que se encuentran a cada paso entre los kioscos de la Plaza Vieja de Praga. Son productos de alto contenido energético ideales para entonarse en medio de las bajas temperaturas, que pueden llegar por debajo de los cero grados en esta época del año.

Quizás el artículo más autóctono sea el trdelník, especialidad original de Bohemia que tiene forma de tubo y puede irse van mordisqueando mientras se camina. «Es una masa fermentada, una especie de bollo dulce a base de azúcar, vainilla y almendras que se reboza y se acaramela, y se termina de componer con una mezcla de vainilla. Luego se enrolla. Lo mejor es comerlo caliente», asegura la dependienta de uno de los establecimientos, quien reconoce que no es dietético ni bueno para diabéticos. Eso sí –agrega– gusta a todos, de todas las edades.

Para combatir las bajas temperaturas hay quien prefiere tomarse un vaso de vino hervido, que aquí se llama svarák, o un licor de miel caliente, junto con castañas asadas. Hay también quien prefiere algo más sólido y de alto contenido proteínico, como un plato de jamón ahumado con mostaza y una rebanada de pan negro.

Los quioscos de dulces atraen a los turistas. En uno de ellos destacan, por su tamaño, las papas de mazapán y, por su color meloso, la miel turca, conocida como turecky med y, según apunta la tendera, despierta la nostalgia entre los más veteranos. «Nuestras abuelas lo compraban en las ferias. En un producto que se masca. No sé por qué se llama así, tal vez por su aspecto oriental», dice la vendedora. Explica que la receta incluye clara de huevo, azúcar y almendras y que, al cocinarse, se endurece: «Tiene que ser muy duro. Ahora también se venden sucedáneos blandos, pero no es lo mismo». La joven también llama la atención sobre las papas de mazapán, una verdadera bomba de calorías, y las grageas de chocolate rellenas de alcohol.

En el puesto del Chocolate de Praga uno puede familiarizarse con la historia de este producto, si bien lo de Praga obedece a una razón de tipo comercial y no de denominación de origen, pues la producción tiene lugar en la región de Moravia. En esta empresa hacen chocolates amargos, nougat de huevo o miel y chocolates blancos y, además, utilizan ingredientes como ciruelas secas y arándanos rojos. «Nuestro producto estrella son las almendras en chocolate, pero aquí no existe el ingrediente, que traemos de California», explica, mientras ofrece un vasito de chocolate líquido capaz de devolver el color a la cara pese a las temperaturas gélidas. «El chocolate de Praga es de calidad y se dice que, cuanto más amargo, más saludable», asegura el vendedor de este mercado navideño, localizado en la Plaza Vieja, uno de los más típicos de la capital checa y objeto de una gran afluencia de visitantes.