Viajar solo en Navidad también es una opción
Irse solo de vacaciones ya no hace sentir a la gente como un rara avis, incluso carga a los viajeros solitarios de una especie de halo de persona valiente, arriesgada.
Pese a lo que se pueda pensar, los llamados singles, o viajeros solitarios, eligen hacer turismo en soledad en Navidad, no solo por las razones que lo harían en cualquier época del año, sino porque en estos días son muchos los que quieren huir de convencionalismos, gorros de San Nicolás y renos de nariz roja por doquier.
Como cuenta Hellen Faus, directora de la agencia www.viajarsolo.com, en Navidad, época fuerte en el mundo del turismo, mucha gente viaja sola para escapar de las fiestas o por los mismos motivos que en verano: estar soltero, separado o no coincidir por fechas con los amigos o la familia.
“Se busca esos días tener las excusa para salir fuera y, en concreto, a sitios que tienen muy poco que ver con lo que vivimos en los países cristianos católicos. Lugares donde la religión es totalmente distinta o simplemente cambiar de hemisferio para buscar el verano y pasar Navidad en chancletas y sin demasiadas luces festivas”, puntualiza.
En tierras lejanas. ¿Qué puede tener de malo pasar la Navidad en las islas Maldivas con un grupo de gente que uno no conoce y con la única compañía de una maleta? Desde 2011 esta web, presente en Latinoamérica, propone durante todo el año viajes a destinos tan dispares como “Argentina al completo” o “China a fondo”, pero esta Navidad lo que los solteros están demandando más son lugares como el océano Índico, en concreto Maldivas, comenta Faus.
“Pese a ser un destino típico de lunas de miel y parejitas, hay mucho más”, exclama la experta. “Ofrecemos un yate de 30 metros para pasar una semana navegando por los atolones, nadando, viendo arrecifes, playas desiertas, vida en el barco con fiestas. Es otra historia”.
Otro de los grandes clásicos, Egipto, vuelve Navidad tras Navidad pese a los momentos políticos que vive el país. Pero en este caso, los viajeros solitarios tienen en este tipo de viajes la diversión y la animación garantizada.
Para escaparse en diciembre, estos turistas solitarios y más mujeres que hombres (alrededor de 70% son damas) también pueden optar por otros destinos en los que no se huele a Navidad ni por asomo, bueno, o sí pero de manera más suavizada que en Europa o Latinoamérica.
Jordania, Estambul y Capadocia (en Turquía), Islandia, así como Bali, Armenia, Dubai o India, son algunos de los países que esperan a estos viajeros para convertirse en sus aliados en esta época de alegría por doquier.
Mercado en auge. “En Latinoamérica están como en Europa hace 10 años, empezando a hacer las cosas como nosotros y otros países”, dice Faus en referencia a los usuarios latinos que, cada vez más, abogan por tomar la maleta y dejar atrás a amigos, familia o mascotas en estas fiestas.
“Tanto en Navidad como el resto de meses, el viajero single latinoamericano adora Europa”, comenta, no sin puntualizar que se trata de un cliente que combina viajes de ocio y cultura. “España es de las primeras opciones para los latinoamericanos e intentan hacer un poco de todo, les gusta las visitas de grandes ciudades, como Madrid o Barcelona y, luego, hacer rutas por la naturaleza como el Camino de Santiago o visitar los Pirineos”, destaca la experta.
Para dormir
Ante la pregunta ¿con quién dormiré? desde www.viajarsolo.com indican que existe la posibilidad de pasar la noche del 24 de diciembre de una forma “particular”, ya que se puede tomar la decisión de dormir con alguien desconocido… sin más intención que la de dormir.
“Algunas veces sí que surgen relaciones, pero no es lo frecuente. La gente que utiliza nuestros servicios es viajera y no lo hace por buscar pareja, porque lo que quiere es salir y encontrar a gente que viaja del mismo modo. Siempre decimos que el 80% de un viaje es la gente con quien lo compartes”, agrega Hellen Faus, fundadora de esta web.
“Y es que otro de los motivos por el que los clientes eligen este tipo de turismo es, precisamente, no encontrarse en la situación de estar en una cena rodeado de grupos de amigos o familias que los hagan sentir fuera de lugar”, concluye Faus.