¿Una ley resolverá el éxodo juvenil?
Se ha hecho costumbre desde la tribuna presidencial, en la última década, anunciar faraónicos planes para atender el desempleo, la promoción de misiones, el otorgamiento de cientos de millones de bolívares para crear fuentes de trabajo, siendo la más reciente la propuesta en 2012, la Misión Trabajo, en el contexto de la promesa electoral de los comicios adelantados de octubre de ese año. En esa oportunidad el candidato presidente Hugo Chávez prometió crear 3.000.000 de empleos entre 2012 y 2015 en el contexto de la revolución económica y en el impulso del Plan de la Patria 2013-2019.
La respuesta en cifras a esa oferta electoral incumplida no puede ser más contundente, con la inmensa diáspora de venezolanos en el mundo entero citada en diversos estudios “cerca de millón y medio de venezolanos se han ido del país a hacer vida en otras naciones, llevando consigo su conocimiento, capacidades y experiencias en las distintas carreras en que se formaron y en diferentes niveles académicos. Se calcula que más de 90% tiene grado universitario y, de ellos, 40% tiene maestrías y 12% doctorados y posdoctorados”. Otras investigaciones indican que la cantidad es mayor, hasta de 2.000.000 repartidos en todos los continentes.
Observamos otro reportaje titulado: “Venezuela se queda sin jóvenes” ante una realidad dramática, 80% del éxodo nacional está compuesto por jóvenes entre 18 y 30 años, quienes manifiestan: “Estamos en un país donde desapareció 40% del parque industrial junto a 12% del parque empresarial, lo que implica menos fuentes de empleo privado y la imposibilidad para el venezolano de percibir un salario que le permita acceder a un vehículo o a una casa. Vivimos con uno de los índices de inseguridad más altos del mundo, con una fuerte escasez de productos básicos y desabastecimiento que empeora cuando se espanta a los inversionistas”.
Por tanto, creer que con una ley habilitante se decreta el empleo por arte de magia es ignorar la economía; si no, vayamos a los fracasados planes quinquenales de la URSS donde se establecía el pleno empleo mediante diktats del politburó del PCUS, o los decretos del PC cubano estableciendo el anuncio de desempleo cero, para hoy preparar el despido de 1.000.000 de funcionarios públicos ante la ineficiencia del Estado en prestar servicios públicos decentes.
Cuando el presidente Maduro firma la Ley del Primer Empleo vía habilitante para atender la oferta de trabajo de 358.000 jóvenes, juega con la ilusión de cientos de miles de muchachos, formados precariamente en universidades donde prevalece la alienante ideología gobernante, mal preparados para aspirar en un cada vez más reducido mercado de trabajo privado y en un escenario de empleo precario del sector público.
En realidad, nuestro país se ha convertido en un cementerio del empleo decente, donde los jóvenes no ven futuro alguno, justificadas razones por las cuales se han ido con su música a otra parte.
*Movimiento Laborista