Las miradas vuelven a las motos
Un solo disparo acabó con la vida de Bernardo Adolfo Avecillas Pozo. El impacto de bala se realizó desde una motocicleta, en la que se transportaban dossujetos que instantes antes asaltaron el local de comidas Ranchos, del empresario cuencano. Sucedió el 2 de octubre de 2017, en el sector de Urdesa, al norte de Guayaquil.
Poco más de un mes después, el 17 de noviembre, en la urbe se restringió la circulación de dos hombres en este tipo de vehículo entre las 19:00 y las 04:00, en cumplimiento de la ordenanzamunicipal aprobada el 26 de octubre de ese año para regular el uso de la motocicleta en el espaciopúblico cantonal.
La medida se implementó para reducir el índicedelictivo. La muerte de Avecillas fue la gota que derramó el vaso, como suele decirse. Catorce meses después, ¿qué resultados existen de esa estrategia?
Según la Policía, hubo 1.012 delitos menos cometidos con el uso de motos en 2018 en relación a 2017 (ver infografía). La Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) registra un aumento de motos retenidas desde el inicio de estos controles.
Las percepciones sobre la medida son variadas. Lo cierto es que el empleo de este medio de transporte vuelve a la discusión. Una multitud de motociclistas obstaculizando el túnel del cerro SantaAna y la agresión a un conductor en días anteriores, en la avenida Plaza Dañín, alertaron a las autoridades y el pasado jueves la ATM, en conjunto con Policía y FuerzasArmadas, realizó un operativo.
En las calles Víctor Emilio Estrada y Jiguas, donde sucedió el crimen de Avecillas, sus vecinos todavía sienten temor cuando ven circular por el sitio a motorizados.
La propietaria de una casa aledaña al local comenta que por precaución, cuando está en su domicilio, se encierra. Sin embargo, nota una mejoría en la inseguridad de la zona.
“Sí hay un poco menos de delincuencia, pero todavía existe miedo. Aquí sí ha disminuido la presencia de dos en moto, solamente anda una persona o andan un hombre y una mujer”, dice la señora, quien prefiere no identificarse.
La lugareña refiere que la medida ha sido positiva, aunque considera que para una mejor efectividad deben aumentar las rondas policiales.
El dueño de un negocio, también cercano a Ranchos, tiene otra percepción del asunto. “Eso no tiene que ver. Sea que anden uno o dos en moto, igual ocurren los asaltos”, opina.
Para él, la solución pasa por otra alternativa. Considera que, para reducir la delincuencia, deben endurecerse las penas “y entonces el ‘pillo’ pensará dos veces antes de hacer de las suyas”.