Tres poemas de Gabriel Armand (1942-2014)
El balcón
Si hubiera un balcón en donde respirar ese silencio
que rodea al mundo
allí estaría en hileras la flor de té
sosegada y triste
como escuchando un algo detrás de las cortinas del cielo,
y creo que si pudiera abrir la puerta del susurro
llamar al corazón la flor violácea y pálida
oiría una conversación que nombra ríos y peces
tan tenuemente
como rozando un cristal que no vemos,
y si mis ojos cayeran de súbito a lo imperceptible
queriendo conjugarse al aire
encontraría lo fugaz detenido entre las nubes
y entonces amaría la silenciosa corriente del retorno
como he amado a la frágil naturaleza de las piedras
y amado también
para mi pesar
las fronteras que separan a las espigas del viento
La otra isla
A la otra isla
(que a veces cerca y otras remotísima
vive al lado de ésta donde mis huesos aúllan)
me dirijo por debajo del agua
al borde de submarinos y absolutos vacíos
para lograr ver cómo son mis ojos
sentir desde afuera mi cuerpo
oír mi voz ajena
sentarme a contemplar a través de la
bruma que separa los mundos y el hilo de
plata que
los une: la chispa, la fatal
iridiscencia que se produce al paso del
infinito por el instante
Renacimientos
Todas las cosas se produjeron
a sí mismas, no de noche
como algunos creen,
sino en una especie
de tarde originada en algún
otro universo…
Las cosas al nacer tenían
un vago recuerdo
sabían algo de sí mismas
como si ya hubieran vivido
una grave experiencia: las
arrugas de lo recién nacido
fueron lavadas antes,
todo para confundir el drama
*Gabriel Armand nació en Cumaná, en 1942. Además de poeta, ejerció el periodismo y la diplomacia. Fue fundador de la revista “Caballito del diablo”. Su obra poética suma no menos de 8 títulos. Los poemas aquí seleccionados pertenecen a su libro “Alonisos”, publicado por Monte Ávila Editores en 1992.