Tras su lanzamiento en 2020, en plena pandemia, el Toyota GR Yaris fue un éxito gracias a su desempeño. Fue catalogado como el “pequeño” misil japonés, por sus prestaciones, similares a las de un auto de rally. Cuatro años más tarde, el hot-hatch tuvo importantes actualizaciones, principalmente en el apartado mecánico. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.

Su estética permanece casi igual; sin embargo, incorpora nuevos elementos como su nuevo paragolpes delantero, con una nueva parrilla inferior con nuevas entradas y salidas de aire en las esquinas. El paragolpes trasero también tuvo modificaciones, con luces antiniebla y marcha atrás reubicadas, y ahora en el spoiler se encuentra la tercera luz de freno. También estrena nuevos colores, como el Precious Metal, de esta nota, que recuerda a la de su hermano mayor el Toyota GR Corolla.

En el interior también hay novedades: el puesto de conducción adoptó un estilo de marco bastante cuadrado. Este rediseño provocó que todos los elementos estén más orientados al piloto. La marca dice que se consultaron a sus pilotos de cómo debían ser ubicados los mandos, sobre todo los analógicos.
A nivel tecnológico, ahora encontramos una nueva pantalla central de 12,5 pulgadas y un cuadro de instrumentos digital de 12,3 pulgadas, con una presentación y gráficos minimalistas, enfocados a una conducción deportiva.

Otros mandos y botones como la gestión del control de estabilidad o las luces de emergencia fueron reubicados, pensando en la ergonomía y en facilitar su control al conductor. El asiento también fue rebajado en 25 mm, además del volante, para que posición la conducción sea más cómoda y con mejor visibilidad.

Sin embargo, la evolución más notable está en su desempeño. El Toyota GR Yaris mantiene su motor de tres cilindros de 1.6 litros, pero ahora recibió mejoras para alcanzar los 280 caballos de fuerza y 390 Nm de torque. Para conseguirlo, la marca aumentó la presión de inyección directa de gasolina (D-4ST), además incluyó un nuevo sensor de presión de aire de admisión, tren de válvulas reforzado, nuevo material para las válvulas de escape y nuevos pistones ligeros.

Pero la estrella es un nueva transmisión de ocho velocidades llamada Gazoo Racing Direct, que complementa a la manual de 6 cambios. Esta nueva transmisión, debido a su mayor número de marchas, ofrece relaciones más cerradas y sobre todo unas velocidades de cambio más rápidas. El conjunto se completa con un nuevo sistema de control de torque, y un reforzado selector de modos de conducción (Sport, Normal y Eco). Además, cuenta con un nuevo diferencial tipo Torsen y un sistema de tracción total GR-Four con control electrónico.

También, Toyota trabajó para que el chasis tenga mayor rigidez, con hasta 13% más de soldaduras por puntos en la carrocería y un 24% más de adhesivo estructural. La suspensión también tuvo una nueva puesta a punto, que es más firme con más tornillos de sujeción en los amortiguadores y resortes reajustados.