La violencia les pega doble golpe a venezolanos y, dolidos, vuelven a huir de ella
Temor a ataques racistas luego de que un ciudadano de Venezuela asesinara a una ecuatoriana en Ibarra motivó el retorno de 250 venezolanos a su país, en tres vuelos el miércoles 23 de enero. De allá huían de la violencia y de acá lo mismo. De Guayaquil partió un avión con 61 personas.
Dejó a su novia y el trabajo para volver con su familia
“Vas a ver que sí vas a regresar a Ecuador o yo veré la manera de ir a Venezuela lo más pronto”, le dijo Cynthia Solano a su novio, Leonardo Yaonis, mientras se abrazaban y contaban los minutos la noche del martes para que un bus lo recogiera y lo llevara a Quito para el viaje de retorno a su país, después de vivir dos años en Ecuador.
El joven de 26 años, un profesional en administración, llegó a Ibarra para trabajar en lo que pudiera y junto con un grupo de sus compatriotas hicieron amistad con ibarreños.
Así conoció a Cynthia. “Yo tengo mi familia en Venezuela, una tía mía murió hace poco con cáncer y no quiero estar lejos si pierdo a otro miembro de mi familia. Pero también siento mucha tristeza porque aquí en Ecuador también hice mi familia, ahora me tengo que despedir de la familia que hice acá, no llevamos la misma sangre, pero sí compartimos momentos felices”, dijo Leonardo.
El extranjero dijo que pese a tener un contrato de trabajo en Ecuador, prefería irse: “No me importa, porque quiero volver a ver a mi familia con vida”.
Embarazada retornó por miedo a nuevas agresiones
A la venezolana Melisa (nombre protegido) no le importó que en dos semanas tendrá a su tercer hijo. El miedo a ser agredida en Ecuador la empujó a tomar la decisión de marcharse de Ibarra, donde el domingo se desataron disturbios en contra de venezolanos tras la muerte de una joven en esa ciudad.
Empacó sus cosas y junto con sus dos hijos, de 4 y 2 años, partieron a Quito para tomar el vuelo ofrecido por el Gobierno venezolano para sus conciudadanos que quieran retornar a su territorio.
“No importa que en Venezuela no haya medicinas, sabemos que allá la situación es dura, pero yo no quiero que mi hijo nazca aquí en Ecuador, tengo miedo”, dijo Melisa.
La mujer había decidido quedarse en Ecuador pensando que aquí iba a darles un mejor futuro a sus hijos.
“Después de lo que pasó el fin de semana, no queremos seguir en este país. Fuimos agredidos, nuestros hijos no paraban de llorar, rompieron las puertas y sentimos que nos querían matar. Es mejor que empecemos desde cero, pero en Venezuela”, sostuvo la inmigrante que regresó con cierta desazón a su natal Venezuela.
Padres se quedaron solos al despedir a sus familiares
Leonel Marabai levantó su mano derecha al cielo al ver el despegue del avión Boeing 737-200 de uso presidencial que partió con su esposa y su hijo desde la Base Aérea Simón Bolívar, en Guayaquil, al mediodía de ayer.
Ellos retornaron a Caracas como parte de un grupo de 61 pasajeros que accedieron al plan de retorno gubernamental. En su caso, ellos se motivaron a viajar por asuntos laborales y con incertidumbre por los episodios de xenofobia suscitados en Ibarra. Pese a ello, él aclaró que no ha vivido estos hechos en Guayaquil y Durán.
“Horrible, porque sabemos la situación que está viviendo Venezuela. Siento que pudimos haber aguantado un poco más acá, pero como ves mi hijo es un bebé y no queríamos poner en riesgo de que nos tocara la calle porque es difícil pagar una habitación”, dijo Leonel.
Estos meses, el venezolano ha laborado en varias barberías sin lograr estabilidad laboral.
Con él, Axel Pozo junto a Lorennis Morán cayeron en un llanto incontenible al ver la partida de sus suegros, cuñadas y su hija. Ellos esperan reunir dinero con su trabajo en un restaurante para reencontrarse con su familia en su país.
‘No dormíamos tranquilos, ni salíamos por el miedo’
Fueron de las primeras personas en llenar los formularios en el consulado venezolano en Guayaquil. Berqui Méndez y su hijo Vladimir Lupares bajaron del edificio Professional Center, en la av. Juan Tanca Marengo, con el rostro entristecido.
Llegaron al país a fines de diciembre pasado, provenientes de Perú. “Caminamos seis días para llegar a Ecuador, fue duro porque primero estuvimos en Colombia, de ahí pasamos a Perú y estuvimos una semana”, contó la mujer antes de abordar el bus que los trasladó hasta la Base Aérea Simón Bolívar, para de allí regresar a Venezuela en un vuelo humanitario.
Méndez refirió que en el poco tiempo de su estadía en Guayaquil se dedicó a vender caramelos en buses urbanos y aquello le representaba ganancias de $ 5 diarios. “Cuando estaba bueno me hacía hasta diez dólares, igual mi hijo”, agregó.
No obstante, dijo que a raíz del asesinato de una ecuatoriana a manos de un venezolano, en Ibarra, ella y su hijo se llenaron de pánico ante la reacción que hubo en esa ciudad.
“En verdad eso es lo que hace que nos vayamos. A raíz de eso no hemos podido ni dormir tranquilos, ni salíamos por miedo”, sostuvo la mujer. (I)