Cristina Fernández acusa a los jueces y desafía a los candidatos

Fernández, que finaliza el año próximo su segundo mandato consecutivo sin posibilidad de reelección, interpeló además a los precandidatos presidenciales de su partido y de la oposición a presentar sus proyectos de gobierno con vistas a las elecciones de 2015.

«No basta con una foto conmigo, una campaña o un color, queremos saber cuáles son los proyectos», dijo.

La mandataria negó que piense postularse al Parlamento del Mercosur para mantener fueros y escapar a eventuales acusaciones ante la Justicia. «Me andan nominando para no sé qué cosas. No me nominen a nada. Nunca me sentí predestinada», dijo.

Fernández aseguró que en el Poder Judicial hay «secuaces» y que existe una «persecución» contra miembros del Poder Ejecutivo.

«Ahora a los sicarios mediáticos se le unen algunos secuaces judiciales», expresó la mandataria en su discurso por cadena nacional, que se hizo en un salón de la Casa Rosada, al suspenderse el acto en la Plaza de Mayo debido a la lluvia.

La celebración había sido programada en un principio para el miércoles, en coincidencia con el aniversario de la asunción de Raúl Alfonsín, primer mandatario del período democrático elegido tras la peor dictadura que sufrió el país (1976-1983) y por el Día Internacional de los Derechos Humanos. Pero finalmente se resolvió trasladarlo al sábado, cuando se cumplían siete años de la asunción de la presidenta Fernández.

Cuestionamiento

La decisión de la Justicia de sentar en el banquillo al vicepresidente Boudou amenaza con amargar la Navidad al Gobierno y muy especialmente a la presidenta, su principal valedora, en la recta final de su mandato.

Boudou pasó de ser un funcionario exitoso con una carrera meteórica a la sombra del kirchnerismo a convertirse en el primer vicepresidente argentino en activo en llegar a juicio.

El juez Claudio Bonadio, que también investigó presuntas irregularidades en una de las empresas de la presidenta argentina, lo procesó por falsificación de documentos en la compra de un auto, el más leve de los presuntos delitos que se le imputan en otras causas por corrupción en su contra.

Cuando comenzaron a conocerse las causas contra Boudou, la mandataria llegó a decir que se trataba en realidad de una ofensiva contra ella, pero después relegó a un discreto segundo plano a su vicepresidente y ha optado ahora por un llamativo silencio.

Mientras la oposición pide que el vicepresidente sea apartado de inmediato de sus funciones, el Gobierno trata de limitar el alcance del escándalo.

El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, marcó la reacción oficial y afirmó que Boudou tiene «estabilidad» en el cargo porque el juicio político en su contra fue rechazado en el Congreso, donde el oficialismo tiene mayoría.

La ofensiva de la Justicia contra el poder no se limita a Boudou. Además de investigar presuntas irregularidades en las empresas de la presidenta, los jueces han citado a declarar al ministro de Justicia, Julio Alak, y están tras la pista de las actividades de varios empresarios ligados estrechamente al kirchnerismo, beneficiarios de contrataciones públicas.