Más de un centenar de parejas renovaron hoy sus promesas conyugales en el marco del Día Mundial del Matrimonio durante un oficio celebrado en la Catedral de Los ngeles (California), en donde, arropados por hijos, nietos y bisnietos, las parejas demostraron que el matrimonio católico no es algo pasado de moda.
Entre las varias parejas participantes destacó la conformada por los mexicanos Norma y Eduardo Pozo, que con 66 años de casados, 4 hijos, 3 nietos y 2 bisnietas afirma haber descubierto la clave para conseguir un matrimonio sólido.
«Cuando no hay respeto no hay amor, y cuando no hay amor no hay casa, no hay matrimonio», dijo a EFE Eduardo Pozo.
La celebración mundial del matrimonio se realiza cada segundo domingo de febrero y en todo el mundo millones de parejas renuevan sus votos de amor.
Este año el arzobispo de Los ngeles, José Gómez, se concentró en alentar a los casados a que se conviertan en ejemplo para los jóvenes.
«A pesar de que nuestra sociedad nos dice que todo ahora es inmediato hay que enseñar, y aprender, unos a otros que las cosas que duran son lo que nos da más paz y más satisfacción», explicó el arzobispo.
Las palabras del religioso llegan en medio de una aparente apatía frente al matrimonio. Según datos que maneja el Centro de Control de Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, de cada 1.000 personas, un promedio de 6.8 personas deciden casarse y a la vez 3.6 optan por el divorcio.
No obstante, el divorcio entre matrimonios católicos es menor que entre parejas de otras creencias o ateos, según cifras del Centro de Investigación Aplicada al Apostolado (CARA).
Según este organismo, en 2012 la tasa de divorcio se situó en un 36%, y de este total, el 28% eran parejas católicas contra el 42% sin ninguna afiliación religiosa.
Para la pareja peruana Nelly y Lou León el compromiso adquirido con el matrimonio católico los ha hecho fuertes para poder cumplir 50 años de estar juntos.
«Un matrimonio es una unión de almas más que de cuerpos, y que año a año va uno aprendiendo mucho, es una enseñanza completa», explicó Nelly de León, oriunda de Lima.
Al igual que los Pozo, el amor para la pareja de peruanos ha sido de toda una vida. Se conocieron cuando eran niños y aunque él viajó primero a Estados Unidos, ella decidió ir detrás del hombre que iba a ser para toda su vida.
El arzobispo Gómez destacó que las parejas inmigrantes enfrentan un doble reto para mantener el amor a través de la distancia y los problemas migratorios.
Fue justo la promesa de mantenerse juntos a pesar de todos los obstáculos lo que ha permitido a José y Rosa Margarita Rodríguez cumplir 25 años de casados y si bien, con miras a un futuro mejor él tuvo que estar muchos años alejado de ella, el amor y la decisión de seguir juntos los ha traído hasta el punto de renovar hoy sus votos.
«Ha sido difícil estar retirados y no tener a quien tu amas, pero también es muy bonito cuando tu ya lo tienes por 25 años que nos dio Dios, y ojalá nos dé otros 25 años», aseguró Rodríguez. (I)
El pasado lunes, Margarita amaneció triste. Los titulares de sus periódicos eran un solo lamento, sus páginas parecían impresas con lágrimas en vez de tinta y no había espacio para los peros y sin embargo, porque lo males que la aquejan no admiten salvedades; los pañitos calientes a los que, muy de vez en cuando, recurre el Ejecutivo regional hace tiempo que perdieron todo poder curativo y se podría decir que ni siquiera son placebos, sino estimulantes del crónico padecimiento que resulta de practicar la improvisación como método para gestionar una provisionalidad con vocación de permanencia. Promesas que no habrán de cumplirse y medidas tan transitorias que, cuando se toman, si es que se toman, pierden vigencia y efectividad, entre otras cosas porque, de acuerdo con lo denunciado por el alcalde del Municipio Santiago Mariño, al gobernador Mata nadie le para en Caracas y tal parece que tampoco le hacen mucho caso que se diga caso en el ámbito insular.
Entre las noticias que amargaron a la colectividad de la isla destaca el elevado número de homicidios ocurridos durante el año que recién finalizó; 212, de acuerdo con El Caribazo, cifra alarmante si se tiene en cuenta que en todo el estado hay menos habitantes que en barriadas caraqueñas como Catia o Petare, lo que hace de la inseguridad, nuevamente, no sólo un problema grave y recurrente y una muestra patente de la incompetencia del general al mando del estado, sino un contundente argumento para ahuyentar a los visitantes porque, además, muchos de los asesinatos reportados oficialmente fueron perpetrados en pleno día y en lugares de masiva concurrencia, como el Centro Comercial Sambil o la avenida 4 de Mayo.
El diario Sol de Margarita despliega información relevante (y deprimente) relacionada con lo que debería ser la principal actividad isleña: la industria turística; así, el matutino se refiere a declaraciones emitidas por el presidente de la cámara hotelera (Cahotel), Juan Francisco Lourerio, quien, entre otros señalamientos, precisó que “las dificultades para que el turista llegue a la isla, la desaparición en la práctica del puerto libre, avenidas y calles a oscuras, restaurantes y otros negocios obligados a cerrar temprano, son condiciones que frenan el potencial turístico neoespartano” Especial énfasis puso el portavoz de los hoteleros en la significativa reducción de la oferta de transporte aéreo y marítimo que, para la temporada navideña 2014, se tabuló en 60% menos que en 2013; también criticó la forma alegre y desproporcionada cómo se decreta y aplica la ley seca que obliga a reducir considerablemente los horarios de expendio de licor y, lógicamente, de apertura y cierre de los establecimientos dedicados a la restauración y el esparcimiento.
Fue deplorable el balance de la recién finalizada temporada navideña. Sin mercancía en las tiendas, la melancolía se ha enseñoreado de las vidrieras y escaparates; las tradicionales ofertas de año nuevo son un remoto recuerdo y las perspectivas de mejoría no son alentadoras, pues son las mismas que esperan al país en su globalidad. No, no sólo Margarita despertó afligida al 2015, Venezuela entera está sumida en la tristura.